AMÉRICAS

Córcega: el Nacionalismo del que nadie habla

La pequeña isla amenaza al Estado francés

Córcega: el Nacionalismo del que nadie habla

Con la atención internacional puesta en las ansias secesionistas de Cataluña, los nacionalistas corsos avanzan silenciosamente hacia una deriva independentista.

La coalición Pè a Córsica arrasó en la segunda vuelta de las elecciones regionales celebradas el domingo 10 de diciembre. Si en la primera consiguieron el 45,36% de los votos, ahora alcanzaron el 56,9%. Sus líderes, Gilles Simeoni y Jean-Guy Talamoni, cumplieron su promesa de “hacer temblar las estructuras” el Estado Francés.

Si bien ellos afirman que no declararán la independencia de la isla, sí que tienen la intención de exigir de forma inmediata un régimen autonómico, que la lengua corsa se declare cooficial y la liberación de sus ‘presos políticos’, que en su mayoría son antiguos terroristas del FNLC (Frente Nacional por la Liberación de Córcega). La coalición regionalista acusa al estado Francés de “pasar del silencio a la hostilidad” desde la elección de Emmanuel Macron como presidente.

El nacionalismo corso siempre fue una corriente con adeptos pero su número era marginal. Sin embargo, cuando en 2014 el FNLC decidió dejar las armas y salir progresivamente de la clandestinidad para llevar su lucha al terreno democrático, los apoyos a su causa se multiplicaron. Fue entonces cuando Jean Guy Talamoni, vinculado al grupo terrorista, y Gilles Simeoni, que siempre optó por la vía no violenta, decidieron unirse para fortalecer la causa nacionalista.

La caída de los partidos tradicionales, azotados por el clientelismo y la corrupción, es otra de las causas que explican el auge de Pè a Córsica, y ya hacia 1990 el electorado empezó a ver en el movimiento regionalista la solución a estos problemas que se habían enquistado en la isla.

En 2016, la justicia gala asestó varios golpes a las formaciones que llevaban gobernando Córcega durante décadas, como a los radicales de izquierda de la Francia Continental, defensores a ultranza del centralismo y que vieron como uno de sus líderes, Paul Giacobbi, era procesado por malversación de fondos. Otros dirigentes corrieron la misma suerte. La iniciativa del entonces ministro de Interior, Manuel Valls, de ‘limpiar’ de corrupción la isla hizo que la clase política tradicional fuera desmantelada por los jueces.

La economía, por su parte, es otra de las razones. Córcega es la región más pobre de Francia, con uno de cada cinco corsos viviendo por debajo del umbral de la pobreza, con los salarios más bajos del país y donde un 25% de la población no tienen estudios básicos. Solo el turismo beneficiaba claramente a esta región, pero desde la crisis de 2008 la construcción de apartamentos y hoteles vinculada a este sector se redujo drásticamente. Pè a Córsica dio continuidad a la vieja lucha del FNLC para evitar la urbanización descontrolada de la isla, buscando la imposición de un “estatuto de residente” que dificulte las operaciones inmobiliarias de los no residentes. Esta política ha reducido a corto plazo los ingresos por turismo, pero ha ayudado a mantener las costas libres de hormigón, preservando el mayor atractivo de Córcega.

Los nacionalistas han prometido no plantear una ruptura con Francia al menos en los próximos diez años, pero a cambio exige que París acepte un Estatuto de Autonomía que se negocie, se redacte y se apruebe antes de 2020. Este camino parece será largo y difícil, pues la mayoría de las pretensiones corsas chocan con la sagrada constitución francesa.

 

Latin American Post | José María González Alonso

Copy edited by Laura Rocha Rueda

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