AMÉRICAS

Embarazo adolescente: el círculo vicioso de la desigualdad

Según la ONU, hay un vínculo directo entre el embarazo temprano y la incapacidad para salir de la pobreza

 

Embarazo adolescente

 

Así lo expresa la ONU en su Informe del Estado de la Población Mundial de este año: el embarazo de niñas y adolescentes crea un verdadero “círculo vicioso” que impide a las mujeres y sus familias salir de situaciones de pobreza. Según este informe, la región tiene una gran falencia respecto a la educación e información para hacer frente al embarazo de niñas y adolescentes.

 

Durante este año en Guatemala se han registrado más de 18 mil nacimientos de niñas de entre 10 y 19 años, mientras que durante el 2016 la cifra llegó a casi 80 mil. Los países con menos embarazos adolescentes son Puerto Rico, Chile y Cuba En contraste, Bolivia y Honduras tienen el mayor número de madres que son niñas y adolescentes.

 

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en su reporte analiza este delicado tema y, el lado positivo es que: “cada vez es más frecuente que haya servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, incluidos los de planificación familiar, a disposición de las personas acomodadas y educadas de las zonas urbanas”.

 

Lea También: Venezuela: 1 de cada 4 embarazos es de madres adolescentes

 

Según cifras de ONU Mujeres, se estima que diariamente 20 mil menores de 18 años dan a luz en la región, esto quiere decir que anualmente son más de 7 millones de nacimientos considerados riesgosos, porque las madres son menores de edad. El riesgo es 4 veces mayor para las niñas menores, quienes tienen más complicaciones y probabilidades de morir al dar a luz.

 

También las cifras delatan un serio problema: “suelen ser producto de violencia sexual, dado que las jóvenes están expuestas a condiciones de alta vulnerabilidad”, según el Observatorio de Salud Reproductiva (Osar). El problema del embarazo adolescente radica en el círculo vicioso que impide a este segmento salir de la pobreza, ya que cuando las niñas quedan embarazadas a temprana edad tienden a dejar los estudios, lo que en un futuro significa menos oportunidades laborales y de crecimiento y mejoras en la calidad de vida familiar. Las niñas embarazadas muchas veces quedan excluidas social y económicamente.

 

Según el informe de la ONU, existe en los gobiernos de Latinoamérica una deuda con las mujeres, adolescentes y niñas, con respecto al reconocimiento de sus derechos sexuales y reproductivos.

 

Existen falencias en cuanto a falta de programas para las mujeres. Federico Tobar, asesor regional de Aseguramiento de Insumos de Salud Reproductiva para América Latina y el Caribe (de la UNFPA) asegura que no existe un acceso a anticonceptivos para ellas, ni información a su alcance.

 

Por otro lado, se estima que casi 4 de cada 10 embarazos adolescentes (que corresponde a cerca de 1,2 millones durante el 2016) terminan en abortos que son clandestinos, inseguros, lo que representa, según expertos, un gran problema de salud pública.

 

Considera además que existe una estrecha relación entre las desigualdades. Los países que tienen menor número de embarazos de niñas y adolescentes son Chile, Uruguay y Cuba. Mientras tanto, los que poseen mayor número de embarazos están Bolivia, Perú, Argentina, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Colombia, así como también mayor inequidad social.

 

En América Latina existe una población de 140 millones de jóvenes que necesitan de programas de educación, información y acceso a anticonceptivos. La región tiene la segunda taza más alta de embarazos a corta edad: el 18% de todos los nacimientos corresponden a este grupo. Cabe destacar también que la mortalidad materna es una de las primeras causas de muerte en las niñas y adolescentes latinoamericanas.

 

La ONU dice que los gobiernos deben aplicar de forma urgente medidas eficaces de prevención, ya sea educación sexual, información veraz, métodos anticonceptivos, apoyo social, u otras medidas que les permitan controlar su vida sexual. El embarazo adolescente es uno de los grandes desafíos más grandes de la región, la deuda está en asegurar condiciones que favorezcan el libre ejercicio de los derechos de las niñas y adolescentes en esta materia.

 

Evelyn es una madre salvadoreña que tuvo su primer hijo a los 13 años (de su pareja de 17 años): “Pude haber muerto el día que nació mi hijo”. Su embarazo fue sumamente complicado y pasó la mayor parte del tiempo en reposo. “Los doctores me advirtieron que iba a ser un embarazo complicado, debido a que, por mi edad, mis huesos no estaban bien formados aún. Dejé de estudiar. Siempre me sentía cansada. Me costaba respirar”.

 

En países europeos la situación es diferente, pero en algunos casos no menos compleja. En países como Francia, Alemania o Inglaterra, existen buenos canales de información, además el tema es tratado con más normalidad en los colegios y en instituciones. No obstante, hay una gran taza de natalidad en niñas y adolescentes en países en donde culturalmente se casan muy jóvenes, tal es el caso de Etiopía, en donde es común ver a niñas de 10 años casadas con hombres mayores.

 

Existen campañas de organizaciones internacionales para retrasar la edad en que las mujeres son madres, con el objetivo de que finalicen sus estudios y no exista este problema de superación de la pobreza, que la alienta a terminar al menos la educación secundaria elemental para hacer frente y tener mayores oportunidades en el mundo laboral. Por ejemplo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) establece un listado de recomendaciones para prevenir el embarazo adolescente entre los que destacan:

  • Servicios integrales: atención y actividades de prevención y promoción de la salud.
  • Mejorar acceso a la información y orientación en espacios en donde se desenvuelven.
  • Promover estilos de vida saludables.

 

Latin American Post | Daniella Páez Otey

Copy edited by Laura Rocha Rueda

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