AMÉRICAS

Era de Trump: ¿sueño americano?

43 millones de inmigrantes, el 15% de la población de Estados Unidos, viven con temor de ser deportados debido a las medidas del presidente 

El sueño americano parece estar a punto de ser aplastado por Trump y sus nuevas reformas migratorias que muchos consideran extremistas. Además de su ya evidente satanización de los extranjeros, el presidente Trump ha venido implementando medidas que restringen la entrada a nuevos migrantes y afectan a los residentes en Estados Unidos que no sean ciudadanos americanos, incluyendo aquellos que antes no corrían ningún peligro de ser deportados.

La legislación estadounidense, que desde 1965 favorece la reunificación familiar, es a los ojos de Trump un peligro para la “seguridad nacional”, pues en poco tiempo los miembros familiares se convierten en un ciudadano con derecho a voto, acceso a beneficios sociales y se vuelve parte del sistema federal de bienestar, convirtiéndose en una carga pública. “Según cifras de la Casa Blanca, en la actualidad 65% de los permisos de residencia que se otorgan cada año en Estados Unidos obedecen a la existencia de vínculos familiares. Lo que en la última década ha significado el ingreso de 9,3 millones de personas por esta vía”, indica un reporte de BBC Mundo.

Para Trump, la migración por vínculo familiar “es una política en la cual se deja entrar a nuestro país a la gente equivocada y se rechaza a la gente correcta”, indicó en un comunicado de la NSS.  Este cambio de discurso de uno enteramente racista a otro que alega nuevas oportunidades para extranjeros con estudios levanta sospechas en la comunidad de migrantes, pues sus acciones no concuerdan con sus palabras. En menos de un año, Trump ha tomado estrictas medidas que incluyen:

  • Restricción de Visas: 226 mil inmigrantes se beneficiaban de la “lotería de visas” que otorgaba el gobierno a los familiares directos de los residentes en América. Estos 226 mil beneficiarios podrían eventualmente solicitar la visa de su núcleo familiar bajo el mismo proceso, lo que se conoce como “inmigración en cadena”. Trump restringió estas visas a solo cónyugues e hijos menores de edad. También redujo la cifra de visas para refugiados de 110.000 a 45.000 al año.
  • Suspensión de DACA: Trump abolió el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), que protegía a los hijos de padres indocumentados que ingresaron a Estados Unidos durante infancia. Más de 750.000 inmigrantes, llamados Dreamers, se encontraban amparados bajo este programa creado por Obama. Ahora estos jóvenes, quienes antes no corrían riesgo de ser deportados, están a la espera de nuevas medidas legales que regularicen su situación.
  • Reducción de Green Cards: El presidente Trump autorizó un plan legislativo para recortar de un millón a medio millón la concesión anual de Green Cards, que es el documento de residencia permanente para inmigrantes. Estarán limitadas por un “sistema de méritos”, que exigirá como requisitos el manejo del idioma inglés y tener un título universitario.

Más allá de las nuevas medidas de restricción, Trump ha priorizado las deportaciones a través de la inversión en nuevas infraestructuras de detención en la frontera con México y ha contratado a 15 mil agentes de inmigración. Un reportaje realizado por New York Times (2017), puntualiza que “bajo la administración de Obama, las deportaciones expeditas solo fueron utilizadas dentro de un límite de 160 kilómetros de la frontera para gente que había estado en el país por un periodo no mayor a los 14 días. Ahora incluirá a quienes han residido en el país hasta por dos años, y podrán ser detenidos en cualquier estado del país”.

“El presidente Trump y los republicanos pueden usar una retórica más calmada y aparentar moderación, pero sabemos que las palabras se las lleva el viento, son las acciones las que importan”, expresó Astrid Silva, inmigrante dreamer y activista demócrata, quien se pronunció en contra del discurso de Trump en el Congreso. De la misma forma, la senadora hispana de Nevada, Catherine Cortez-Masto, manifestó que “deportar y separar a familias no es la manera de reparar nuestro roto sistema migratorio”.

 

Latin American Post | María de los Ángeles Rubio

Copy edited by Laura Rocha Rueda

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