Medio ambiente

‘Minería’ de BitCoins, jaque al medio ambiente

La moneda virtual más popular del planeta sin duda es el BitCoin, cuya creación se remonta al año 2009 y su creador, bajo el seudónimo de “Satoshi Nakamoto”, cubre su verdadera identidad, lo que le da un halo de misterio a esta criptomoneda que ha incrementado su valor en más de un 2.200% sólo en el último año.

 

Recientemente se han conocido críticas sobre el excesivo gasto energético y el impacto ambiental como consecuencia de la búsqueda de BitCoins en el ciberespacio. Se estima que el consumo mundial de energía para la fabricación de BitCoins es de 32.5 teravatios por hora (TWh), más que el consumo de Irlanda o Dinamarca y mucho más de lo que 13 países de Latinoamérica consumen anualmente según los datos de la Agencia Internacional de Energía, por ejemplo Bolivia consume (7,71 TWh), Ecuador (23,02), Paraguay (11,03).

 

Existen dos maneras para obtener criptomonedas, afirma el experto en tecnología Samir Estefan, experto en tecnología CEO de Softimiza y editor de Techcetera “hay dos maneras para obtener BitCoin, la primera es cambiar dinero convencional para obtener un BitCoin, la segunda es crear un BitCoin mediante una fórmula matemática a través de un programa que empieza a trabajar en nuestros computadores, a esto se le conoce como minería de BitCoins”.

 

“Cuando los BitCoins contaban 20 centavos de dólar, las fórmulas eran relativamente fáciles, la capacidad de procesamiento no era muy grande, pero además había muy pocos computadores haciéndolo, pero cuando el BitCoin incrementa exponencialmente su valor, llegando a cifras aproximadas a 17 mil dólares a finales del 2017, se popularizó y miles de personas alrededor del mundo quieren minar BitCoins”, añade Estefan.

 

Al popularizarse la minería de BitCoins, el consumo energético requerido para poner en funcionamiento miles de computadores, conocidos como ‘granjas de computadores’, es inmenso, pues cada uno de los procesadores de datos va requiriendo cada día más complejidad y más tiempo de trabajo, como consecuencia de ello, el consumo de energía se incrementa de manera exponencial.

 

Para Samir Estefan el gasto de energía es un problema digno de atención, “hay lugares en el planeta en donde la producción de energía es relativamente barata y en donde además, el impacto al ambiente es menor en proporción con otros lugares del planeta, depende de qué fuente de generación de energía se esté usando, hidroeléctrica, termoeléctrica, solar, eólica, etc., por tanto el costo beneficio de obtener un BitCoin, puede fluctuar, pero sin embargo, aún es muy rentable”.

 

Se extiende la minería y se incrementa el consumo energético de manera inmediata. Es el punto en el que se evalúa costo-beneficio sumado a los impactos ambientales que la búsqueda de dinero implica.

 

“Ya no es rentable hacerlo en California en verano, por ejemplo, porque la energía es supremamente costosa, entonces lo que empezamos a ver es que quienes están dedicados al negocio de la minería de BitCoins, se llevan las granjas de computadores a lugares en el planeta donde la energía es más barata, por ejemplo en China vemos compañías que consumen 35 a 40 mil dólares mensuales, que es una cifra exorbitante”, explica Estefan.

 

Es delicada la situación si tomamos en cuenta que el BitCoin en un solo año ha incrementado su cotización en 2.200% ubicándose alrededor de los US$ 17.000, y si la tendencia continúa, en pocos meses podría ubicarse cerca de los US$ 50.000, en dado caso, el incentivo para la minería sería mucho mayor, por tanto en el año 2020 el planeta requeriría el doble de la energía que hoy se consume, sólo para satisfacer la minería de BitCoins.

 

Lo anterior no sólo implica los impactos ambientales asociados a la demanda desmedida de energía, también requiere fijar la atención en un fenómeno conocido como “obsolescencia programada” que se refiere a la disposición final de todos los residuos eléctricos y electrónicos generados por el hombre en su búsqueda de mejoramiento tecnológico.

 

Estefan advierte que la lógica que muchas personas alrededor del mundo tendrían en ese momentos sería “si cada BitCoin me significa US$ 50.000 o más, pues no importa cuánto me cueste renovar mi granja de computadores, desecho los viejos y me compro unos nuevos y más potentes que impliquen la posibilidad de generar más utilidades”.

 

Sin embargo, también se ha planteado la hipótesis de la disminución en el consumo de energía y recursos para minar los BitCoins, pues “ellas se obtienen a través de descifrar una fórmula matemática y al complejizarse cada día, es más y más difícil ‘minarlas’, lo que resulta en una disminución potencial de las utilidades, lo que incentiva a la estabilización de los esfuerzos de la minería”, puntualiza el experto en tecnología.

 

En la actualidad, el precio de la moneda impide que sea utilizada para el pago de bienes de bajo costo, pero para transacciones de multinacionales o interestatales la moneda tiene un buen recibo.

 

Sin embargo, Samir Estefan considera que “esta es una moneda que está siendo adquirida bajo un modelo especulativo, no como un activo que se pueda usar para pagar cualquier necesidad básica” y siguiendo esa idea, el incremento potencial en la demanda de energía para mover las granjas de computadores que se dedican a obtener BitCoins puede llegar a ser muy peligroso por los impactos ambientales que esto genera, más aún, cuando está demostrada la ambición del hombre por conseguir cada día más de lo necesario.

 

Alberto Castaño Camacho

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