ANÁLISIS

Café: perspectivas de una bebida que activa la economía

El hecho de consumir esta bebida no solo se ha convertido en un hábito, sino también en un campo de acción de la industria cafetera

Café: perspectivas de una bebida que activa la economía

Que usted se levante todas las mañanas y se tome un tIGNORE INTO, que después de almorzar decida tomar otra taza, y que en la tarde opte por compartirla con sus amigos dice mucho de una sociedad en donde se produce uno de los mejores cafés del mundo. Por eso, un reciente estudio afirma que tres es el promedio de tazas que consumen a diario los colombianos y que del bolsillo de los que mejor devengan salen unos $144.800 pesos colombianos al mes destinados a la compra del producto, una cifra equivalente a 48 dólares.

Pero aunque la cifra parece elevada, lo cierto es que día a día son más los que adquieren una cultura cafetera y quienes, curiosamente, consumen la bebida fuera de la casa y en las tardes. Al respecto, Álvaro Bohórquez, Country manager de Ofertia, explicó que estos cambios permiten entender la relación entre consumidores y los establecimientos de consumo. “Parte de nuestra labor consiste en entender cómo se esta relacionando el consumidor colombiano a partir de la nueva llegada y de la incursión de franquicias que venden café en el país. Hoy, solo en cadenas, estamos hablando de unos 770 establecimientos entre Starbucks, Café Quindío, Juan Valdéz y Tostao. Queríamos entender cómo eso esta relacionado con el consumo de café en el país y hoy podemos decir que sí hay unos hábitos de consumo que se están ajustando a estas nuevas dinámicas”, afirma Bohórquez.

Al grano

Molido o instantáneo. Así se toman la mayoría de colombianos el café. La escena es la siguiente: usted quiere un tIGNORE INTO pero tiene afán. En realidad las opciones son numerosas. Tiene posibilidad de calentar agua en el microondas y diluir un poco de café instantáneo, poner a preparar un poco en la cafetera mientras se baña o hacer una parada técnica en algún establecimiento y pedirlo para llevar. Pero si la dinámica en realidad es así ¿en dónde quedan el café en grano y el que viene en cápsulas?

Para Bohórquez estos son aspectos que faltan por descubrir, nichos en donde es posible abrir un mercado.

“El consumidor es una persona con menos tiempo, al que le gusta hacer las cosas más fáciles porque no está dispuesto a realizar un proceso muy elaborado de café. Eso es natural en las dinámicas de los centros urbanos, en donde realizamos la encuesta. Cuando los encuestados afirman que no consumen café en grano ni en cápsulas, te das cuenta de que hay un potencial de crecimiento enorme en esos dos tipos de presentación. Eso va vinculado a la cultura cafetera y el café en cápsulas tiene un potencial de crecimiento en el mercado que es enorme”.

Sin embargo, aunque esta parece ser una teoría asertiva, la realidad es diferente, pues un estudio realizado por Euromonitor Internacional afirma que este crecimiento ya ha comenzado y Café Quindío es el ejemplo. La cadena se enfocó en el café premium, como el que viene en cápsulas y que se adapta a las máquinas de Nespresso, y la estrategia hoy le ha servido para expandirse y llegar a ofrecer servicios de comidas.

Al pan, pan; al café, café

Si bien desde el 2010 al 2017 el aumento en la producción del grano en el país pasó de ser de 8.9 millones a 14 millones de sacos, la cultura de café no solo ha crecido en cifras, pues se ha hecho con el tiempo entre la población.  Parte de las causales radican en el hecho de que los jóvenes hoy consumen más café que antes y que la bebida no solo es versátil en cuanto a sus innumerables preparaciones, sino que también tiene posibilidades de venir acompañada con determinados alimentos, convirtiéndose en un ritual gastronómico radican saraciones, sino que tambigde que ahora esta bebida ha sido vista .  El mejor ejemplo de ello es Tostao que ofrece pastelería fresca a un precio moderado, o Juan Valdéz, que en aras de llegar a un mercado más elitista, se ha aliado con los Hermanos Rausch para lograr el objetivo.

Así las cosas, valdría la pena preguntarse si es la hora del café pues, al fin y al cabo, ya la cafeína ronda por nuestras venas.

 

Latin American Post | María Alejandra Gómez 

Copy edited by Susana Cicchetto

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