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Así se derrumba el legado de Pablo Escobar

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La implosión del que fuera hogar de Pablo Escobar se llevó consigo una larga historia de terror en Medellín, una ciudad que intenta promover nuevas visiones

Edificio Mónaco: ¿el último gran símbolo del narcotráfico?

En menos de 10 segundos se esfumaron varias décadas de historia. Los ocho pisos del edificio Mónaco, antigua residencia de Pablo Escobar y su familia, fue derribado con el objetivo de dejar atrás una parte de la historia y comenzar a contar otra, diferente y más cercana a las víctimas. Una suerte de un antes y un después.

Read in english: Monaco Building: the last great symbol of drug trafficking?

La demolición de este símbolo del narcotráfico se interpretó como un homenaje a las víctimas de la violencia del narcotráfico. De hecho, desde el cercano Club Campestre de Medellín, unas 1600 personas observaron el derrumbe del emblemático edificio, el cual se produjo gracias a las casi 3 mil perforaciones para la inyección de Indugel, un material explosivo utilizado por la empresa Atila Demoliciones, encargada también de las implosiones en el pasado reciente de los edificios Space y Bernavento.

De acuerdo a El Colombiano, el presidente de Colombia, Iván Duque, afirmó luego de los hechos que “Este es un día en el que cerramos un oscuro capítulo que marcó nuestra sociedad. Este edificio, símbolo de esa época aciaga y llena de terror, hoy cae para dar paso a un lugar donde se rinde homenaje a la memoria de las víctimas, de los héroes que dieron su vida por combatir la criminalidad y, sobre todo, para hacer frente al terrible flagelo del narcotráfico. Hoy el edificio cae y empieza una esperanza”.

A su vez, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, aportó al mismo medio: “Bajo este cielo hemos tenido noches tristes, noches oscuras, pero también hemos sido solidarios y resilientes. Bajo este cielo que hoy nos mira hemos comprendido que el viento del olvido no puede llevarse la memoria de nuestros seres queridos (…) Volver la mirada sobre lo que muchos preferían no nombrar no es fácil, hay dolor en las palabras y también en los silencios (…) Es importante saldar esa deuda narrativa, social e institucional que tenemos con las nuevas generaciones”.

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Una historia que no puede repetirse

La FM recordó también que el Mónaco fue referente en relación al primer carro bomba detonado en Colombia. En 1988, el cartel de Cali atacó la estructura, con Escobar y su familia adentro. Aquella explosión afectó el oído de la hija del narcotraficante, así como sus valiosas colecciones de carros y arte. Resultado: una sangrienta guerra entre cárteles.

A su vez, El Tiempo agrega que el edificio Mónaco se conformaba por ocho pisos, que estuvo avaluado en 5 mil millones de pesos, y que incluía 34 parqueaderos, 12 apartamentos, 2 piscinas y una cancha.

El alcalde Gutiérrez se mantiene firme en su posición de aprovechar el lugar y la historia, pero en favor de las víctimas. A su vez, el exalcalde, Alonso Salazar, señaló: "La demolición es un paso, pero quizás la reivindicación y la voz de las víctimas sea lo que más puede espantar ese fantasma".

Aun así, queda claro que la implosión del Mónaco no puede ser el único paso para dejar atrás la huella de Escobar. Por ejemplo, este mismo año fue retirada de la Hacienda Nápoles la avioneta con la que transportó su primer cargamento de cocaína a Estados Unidos. Dicha hacienda es ahora un parque recreativo.

Todavía queda trabajo por hacer según La FM. Uno de esos trabajos son las 443 casas que construyó Escobar para familias muy humildes que residían en basureros de Medellín, lo que le valió para que lo apodaran el "Robin Hood colombiano”, sobre todo porque en ese entonces muchos desconocían las fuentes de sus recursos.

BBC Mundo también interviene en el tema con otro enfoque, pues asegura que la desaparición del emblemático edificio es también un golpe al llamado "narcoturismo", que es todo un negocio en la capital del departamento de Antioquia y que ha motivado a la ciudad a acabar definitivamente con cualquier símbolo que quede de Escobar.

Mauricio Builes Gil, profesor de la Universidad Eafit de Medellín, asegura que la extinción del Mónaco es una evolución, y que así el narcoterrorismo ya no será solo contado desde las excentricidades y barbarie de los capos, sino desde la parte de la población que padeció con ellos. Actualmente, Builes Gil encabeza el proyecto “Narcotour: el lado B del narcotráfico”

El catedrático agrega un detalle importantísimo para BBC Mundo: "El solo hecho de comenzar a escuchar a las víctimas es un logro de la ciudad. Tuvo que pasar toda la fiebre de las telenovelas, Netflix y que uno de los sicarios del cartel se vuelva youtuber para que esto cambie".

¿Qué viene ahora?

Tras la implosión del mencionado edificio Mónaco, la Administración de la ciudad espera que el lugar siga siendo visitado, pero ya no dentro de los denominados ‘Narcotours’. Se pretende más que lo visiten como una representación de resiliencia, a través de una nueva edificación que llevará por nombre Inflexión. Esta tendrá como propósito presentar como protagonistas a las víctimas de todo el terror que se vivió desde tres puntos de vista: esencia, inflexión y resiliencia, informó El Tiempo.

El mismo artículo de El Tiempo da una cifra muy importante para entender el derrumbe del Mónaco. Durante los años de supremacía de Escobar, se contabilizan 46 mil 200 víctimas entre 1983 y 1994. Por eso, la reflexión que cabe en este contexto es: ¿cómo comenzó esto y que hacemos para que no se repita? 

Respecto a esto, César Augusto Zapata, asesor colaborativo de la Alcaldía para la creación del monumento conmemorativo, explicó que varios artistas colombianos utilizarán los escombros para plasmar diferentes expresiones artísticas.Es importante dejar las ruinas porque les muestran a las nuevas generaciones que allí pasó algo, que allí hubo algo. Y esa fue la propuesta de los diseñadores”, aseguró el experto, quien trabajó en la concepción del memorial de Nueva York en Estados Unidos, una construcción en honor a las víctimas del 11 de septiembre, expuso El Tiempo.

 

LatinAmerican Post | Onofre Zambrano

Copy edited by Juan Gabriel Bocanegra

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