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¿Qué pasó con la copa que un argentino supuestamente robó a la Selección de Brasil hace 35 años?

"Mi intuición es que la Jules Rimet está enterita y bien lejos de Brasil, tal vez en Europa” dijo el cineasta Jota Eme luego de sacar un documental sobre este icónico robo

¿Qué pasó con la copa que un argentino supuestamente robó a la Selección de Brasil hace 35 años?

El Mundial de Rusia 2018 es el duodécimo en el que el trofeo al campeón es la conocida Copa Mundial de la FIFA, pero en las primeras nueve ediciones del evento el premio era la Copa Jules Rimet, en honor al tercer presidente de la FIFA. Rimet fue un dirigente deportivo francés que dio la orden de que aquella copa se entregara de forma definitiva al primer país que la ganara por tercera vez en su historia (Fifa.com), y el honor se lo llevó Brasil tras adjudicarse la edición de México 1870.

Leja em português: O que aconteceu com a copa que um argentino supostamente roubou da Seleção Brasileira há 35 anos?

BBC Mundo recordó que aquel trofeo sufrió de infortunio desde el principio, pues poco antes del Mundial de Inglaterra en 1966, desapareció de una bóveda de un banco de Londres donde estaba resguardado. Fue un escándalo que motivó a Scotland Yard a desplegar un operativo sin precedentes para encontrar el trofeo de 1,8 kilogramos de oro, antes de que los ladrones tuvieran oportunidad de convertirlo en lingotes para luego venderlos. Por insólito que parezca, fue un perro, Pickles, el que recuperó el ansiado trofeo.

La segunda vez en la que fue robado, no corrió con la misma suerte. Juan Hernández, un joyero de origen argentino y residente en Río de Janeiro, encabezó el segundo y definitivo robo a la antigua Copa del Mundo, 13 años después que le había sido adjudicada a Brasil. Desde entonces, la Copa se queda en poder de la FIFA, y al campeón de cada certamen se le entrega una réplica poco después de ganarla.

"Eso en Brasil nunca hubiera ocurrido. Incluso los ladrones (de su país) consideran la Copa sagrada y robársela hubiera sido un sacrilegio", dijo Abrain Tebel, un directivo de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), según informó BBC Mundo, y poco después sus palabras se las llevó el viento, porque sí, sí ocurrió.

¿Cómo fue la profanación?

Ya se entregaba la Copa Mundial de la FIFA y el monarca vigente era Italia, cuando el 19 de diciembre de 1983, una cuadrilla de ladrones brasileños no dio mucha importancia al “sagrado” trofeo, y lo sacaron de su cofre blindado en la sede de la Confederación en Río de Janeiro.

La Prensa de Nicaragua aseguró que, de acuerdo con los investigadores, el robo fue planeado a mediados de 1983 en el bar Santo Cristo, de la zona portuaria de Río de Janeiro, por el gerente de banco Antonio Pereira Alves y Antonio Setta, un experto ladrón de cajas fuertes. Dicha teoría fue reforzada por el diario Página 12, que agregó que Setta rechazó el ‘trabajo’, pero sí lo aceptaron José Luiz Vieira, alias “Bigote”, y Francisco Rocha “El Barba”.

Al parecer, los dos personajes ingresaron en la vieja sede de la CBF aquella noche decembrina y maniataron al único guardia, para luego, con una palanca de hierro, forzar la caja de madera y hacerse en una hora con la esfinge de 49 centímetros de altura, según la descripción de los vigilantes a la policía. Miguel Murilo, ex investigador de aquel caso confesó a BBC Mundo que en principio no tenían muchas pistas, hasta que apareció un experto ladrón de cajas fuertes que era conocido en Río como Antonio Setta.

Murilo revivió el caso 35 años después a través de BBC Mundo, y con 84 a cuestas. El ex investigador privado aún labora, pero ahora como asesor legal en el sector de Angra dos Reis, cerca de Río de Janeiro. Murillo recordó: “los funcionarios de la CBF habían hecho una vitrina con un vidrio blindado para proteger el trofeo, pero la parte posterior de esa vitrina, hecha de madera, la habían pegado con cinta contra la pared".

Aquí aparece Juan Hernández, el argentino considerado la mente maestra del robo. De acuerdo con el registro de los medios brasileños de la época, como O Globo, Hernández era un reconocido joyero que había llegado de Argentina en la década del 70.

Según el relato que hizo Miguel Murilo a Página 12, “Juan Carlos Hernández era un tipo muy astuto, muy astuto, fingía no saber nada, pero cuando le dije que para los brasileños era una bofetada que un argentino haya convertido a la copa en lingotes de oro me miró con una sonrisa que todavía recuerdo, para mí fue como una confesión”.

"Él habló con la policía. Aclaró en primer lugar que no había tenido alguna participación en el robo y dio una explicación que parecía razonable y que después se la confirmó a la prensa: el mismo día que Brasil ganó por tercera vez el Mundial, en 1970, triunfo que le otorgó el derecho de quedarse con el trofeo, su hermano había muerto de un infarto", explicó. Por ese motivo, Murillo, entregó un detalle que reveló una pista inesperada porque tenía "una conexión sentimental" con el trofeo.

Una de las declaraciones más recordadas de aquella época fue la que dio Murilo, y que fueron difundidas por el diario local Página 12: “Nosotros tuvimos que ganar tres campeonatos para quedarnos con la copa y viene un argentino y la derrite en lingotes para vender el oro”.

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Aunque Hernández fue condenado y sentenciado a prisión en febrero de 1984 por la desaparición del trofeo, siempre negó su relación con el robo, y poco o nada se supo de él, excepto que apenas terminó su condena se fue a vivir a Francia, en donde presuntamente terminó de nuevo en la cárcel por un delito vinculado a drogas.

BBC Mundo aclaró que años después surgieron detalles que pusieron en tela de juicio la veracidad de las acusaciones de las autoridades brasileñas sobre el ex joyero sobre todo porque la Confederación Brasileña de Fútbol se vio obligada a hacer una réplica que costó US$300 mil tras el sorpresivo robo.

Nuevas vertientes sobre el caso

El diario Página 12 reveló las nuevas versiones que surgieron sobre el caso. La primera de ellas es que el tiempo que transcurrió entre que se conoció el robo de la copa y el momento en que fue capturado Hernández fue muy poco para poder fundir un trofeo de 1,8 kilogramos y convertirlo en lingotes, sobre todo porque no era de oro puro sino aleado con otros metales, de acuerdo con periodista británico Simon Kuper, quien hizo una extensa investigación sobre el trofeo.

El mencionado diario agregó que TV Globo abordó el tema en un programa especial y el cineasta Jota Eme estrenó el film El argentino que derritió la Jules Rimet. “El argentino Hernández debe ser el único con vida de los cuatro condenados por el robo. Todos terminaron sus días pobres, perseguidos y eso hizo que la gente crea que hay una maldición. A mi ver eso es mito y tal vez haya habido quema de archivo con alguno de ellos”, especuló Eme.

El cineasta no ocultó sus discrepancias con el investigador Murilo en varios puntos, pues considera que muchas de las confesiones que permitieron al juez condenar a los cuatro acusados en 1998 fueron logradas bajo tortura y que la versión final de los hechos ofrecida por las autoridades pudo ser un montaje para calmar a la opinión pública.

“Nunca terminé de convencerme de esa historia oficial, siempre me queda la sospecha de que algún coleccionista la compró pagando una fortuna y se la llevó lejos de aquí. Yo no investigué el asunto, pero mi intuición es que la Jules Rimet está enterita y bien lejos de Brasil, tal vez en Europa”, sentenció Jota Eme en el artículo publicado por Página 12.

 

LatinAmerican Post | Onofre Zambrano

Copy edited by Laura Rocha Rueda

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