ANÁLISIS

La corrupción colombiana: ¿Problema cultural?

A lo largo de 2017 la nación Suramericana ha enfrentado mediáticos casos de corrupción

La corrupción colombiana: ¿Problema cultural?

La Organización Transparencia por Colombia reveló en su informe de índices de Transparencia Nacional (IDT) para los años 2013-2014 un alto riesgo de corrupción de 14,5 % y para los años 2015-2016 este riesgo subió a 18,7%. Al hablar en términos de la situación política actual de Colombia en 2017, a pesar de que no hay cifras exactas, el panorama de la corrupción está plagado de escándalos mediáticos. A lo largo del año, la prensa registró detalladamente los diferentes hechos de corrupción como los carteles de la toga, la contratación, la hemofilia, el papel higiénico, los cuadernos, el cemento, etc. Adicionalmente, se encuentra el caso Odebrecht, que afectó la política y la economía Latinoamericana.

Sin embargo, la cantidad de registros de corrupción no son hechos fortuitos. Más bien los hechos obedecen a una mentalidad que hace parte de una estructura sociológica que afecta a Colombia en sus espacios más evidentes; por ejemplo, desde no respetar la fila en un lugar público, hasta que legalmente esté permitido que los estudiantes de colegio sean promovidos de grado con materias sin aprobar. Si bien esto sucede en espacios cotidianos y reflejan competencia insana, facilismo y  deshonestidad, en el caso del plano estatal y gubernamental la falta de planeación y control hacia los recursos asignados, por ejemplo, a la salud y la alimentación han generado una suerte de ambición y poder cada vez más peligrosa. Es en estos sucesos dónde los mismos encargados de velar por el respeto y la trasparencia terminan salpicados por la corrupcción.

Incluso, el lenguaje se presta para describir situaciones de menor o mayor grado de corrupción; a saber, en el español colombiano es usual escuchar refranes como “ser abeja”, “ser vivo” y “tener malicia indígena”. Estas expresiones se traducen en referencias propias de una sociedad que busca obtener recursos, bienes y servicios de forma fáci y ágil. Lo anterior es producto de la presión económica de quienes subsisten con un salario minimo o de aquellos que deben mantener un estatus social. Bajo esta lógica, es evidente que algunos personajes de la vida pública saltaron al poder gracias a estrategias corruptas. En este sentido, ¿es la corrupción producto de la formación cultural de Colombia?

Uno de los casos más sonados es el del ex Fiscal Anticorrupción Luis Gustavo Moreno. Hoy el ex-funcionario se encuentra preso y es solicitado en extradición por Estados Unidos. Moreno conquistó la académia, las altas cortes y un círculo muy sofisticado de juristas así como a la opinión pública; no obstante, su accionar desconcertó a todo el país pues quien debía velar por los recursos públicos terminó siendo el líder del desfalco de grandes sumas de dinero que afecta el destino y ejecución de algunos proyectos sociales y políticas públicas.

LatinAmerican Post | Laura Andrea Molano

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