ANÁLISIS

Brasil: ¿fin de la recesión?

Es común que después de una profunda recesión cualquier dato positivo sea bien recibido, pero antes de hablar de crecimiento es necesario contemplar una etapa de recuperación

Brasil: ¿fin de la recesión?

Recientemente, el gobierno brasileño anunció el aumento del PIB de Brasil de 1% en el 2017 vaticinando el fin de una recesión económica considerada una de las peores de la historia. Sin embargo, al analizar el crecimiento de los diferentes sectores que componen la economía brasileña, además de factores importantes que reflejan de forma directa o indirecta el crecimiento económico, tales como el desempleo, trabajo informal y consumo, existen una serie de preguntas con relación al verdadero impacto de ese crecimiento y si es posible, o no, hablar de un futuro crecimiento económico.

La reforma laboral implementada por Brasil no tuvo efectos a corto plazo.

Foto: La reforma laboral no tuvo de momento efectos en la creación de puestos de empleo. 

El ritmo del crecimiento del PIB como forma de medir el aumento de una economía ha sido criticado por autores como Amartya Sen y Thomas Pikkety, ya que la suma del producto interno bruto de los diferentes países es incapaz de reflejar dinámicas internas de cada región, produciendo una distorsión, que puede ser menor o más elevada, conforme la propia composición de la economía, y los factores endógenos y externos, además de la calidad de las información e índices que circulan.

Es común que después de una profunda recesión cualquier dato positivo sea bien recibido, pero antes de hablar de crecimiento es necesario contemplar una etapa de recuperación y falta bastante para que Brasil pueda, de hecho, recuperar sus índices anteriores a la crisis.

De acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística – IBGE, el agronegocio aumentó 13%, servicios 0,3% y la industria permanece estancada. Es fundamental saber analizar esas informaciones, ya que el crecimiento del agronegocio en un escenario positivo para las exportaciones, con una moneda local desvalorizada, produce un efecto positivo en el PIB y el aumento de la oferta en el mercado interno reduce la inflación e impacta en el consumo de las familias.

Ese pequeño aumento del consumo (menos de 1%) ayudó a mantener el flujo económico, y las renegociaciones debido a la reducción de las tasas de interés en el país han ayudado a aumentar la oferta de crédito.

La paralización del gobierno, debido a la crisis política, y la suspensión de las inversiones públicas, redujo los gastos del Estado. Sin embargo, eso puede suponer una caja de pandora para el futuro, ya que el país tiene un déficit de más de 100 mil millones de dólares en infraestructura. Además, la calificación de riesgo del país fue reducida en las principales agencias internacionales recientemente, lo cual hace que Brasil sea menos atractivo para los inversionistas.

El desempleo es otro factor importante a la hora de interpretar el significado de esa supuesta recuperación económica. Brasil posee un elevado grado de informalidad laboral y no existe un control o índice capaz de cuantificar esa realidad e indicar de forma precisa cuántas personas viven de ese modo, tampoco existe un control del perfil de los trabajadores que son duales (trabajan y realizan alguna actividad informal en las horas libres), ni tampoco del número de trabajadores que integran los nuevos modelos de contratación. También es importante recordar que el empleo no necesariamente significa una mejora real en los rendimientos, ya que existe un abismo entre el sueldo real y el coste de la vida en las ciudades brasileñas, el cual aumentó más del 12% en 2017.

Por ello, el crecimiento de Brasil está más relacionado con factores internacionales como el aumento de demanda, el proteccionismo americano y la recuperación del precio de las materias primas que con una real recuperación interna. La reforma laboral no logró reducir el desempleo, las inversiones están paralizadas, el consumo está bajo y salvo la producción agrícola, los demás sectores permanecen estancados, de modo que el aumento del 1% del PIB se debe más al resultado de las ventas del sector agrícola que a tendencias generales de la economía.

Producción agricola

Foto: La producción agricola fue la principal responsable del aumento del PIB brasileño. 

Quizás Brasil haya dejado la crisis, pero necesitará un buen tiempo antes de registrar un aumento real de su riqueza y que la población reciba los beneficios de la reactivación económica.  

 

Latin American Post | Wesley Guerra

Copy edited by Laura Rocha Rueda

 

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