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La crisis de deforestación en Brasil vinculada a la producción de carne de res

La producción de carne res por parte de los principales frigoríficos ha impulsado la deforestación ilegal en el Cerrado de Brasil, amenazando un punto crítico de biodiversidad global y exacerbando el cambio climático a pesar de las inminentes regulaciones de la UE para frenar la destrucción ambiental.

Revelando la crisis ambiental del Cerrado

En la inmensidad de Brasil, más allá de las verdes extensiones de la selva amazónica, se encuentra el Cerrado, una extensa sabana que ha recibido menos atención pero que enfrenta una crisis ambiental igualmente terrible. Investigaciones recientes han arrojado luz sobre un vínculo preocupante entre la producción de carne de res por parte de tres de los principales procesadores de carne del mundo (JBS, Minerva y Marfrig) y la deforestación ilegal dentro de este ecosistema crucial, hogar del 5% de la biodiversidad de la Tierra y que actúa como un sumidero de carbono vital en la lucha contra el calentamiento global.

El Cerrado, presentado en la serie documental de la BBC “Planeta Tierra III”, narrada por Sir David Attenborough, como un “paraíso de pastizales”, cubre casi una quinta parte de Brasil y es esencial para el equilibrio ecológico global. A pesar de su importancia, carece del estatus protector otorgado a la Amazonía, lo que la deja vulnerable a una expansión agrícola y minera desenfrenada.

Este artículo de investigación profundiza en las complejidades que rodean la deforestación del Cerrado, el papel de la industria procesadora de carne y las implicaciones más amplias para las políticas ambientales y económicas de América Latina. También examina la inminente ley de la Unión Europea diseñada para mitigar la importación de productos relacionados con la deforestación y los desafíos que enfrenta para proteger adecuadamente ecosistemas como el Cerrado.

Las nefastas consecuencias de la deforestación ilegal

La investigación de Global Witness apunta a un escenario preocupante en el que casi la mitad de las granjas que suministran carne vacuna a JBS, Minerva y Marfrig en partes del Cerrado han participado en la tala de árboles. Esta deforestación, en gran medida ilegal, pone de relieve un incumplimiento sistémico de las regulaciones ambientales, poniendo en peligro la rica biodiversidad del hábitat y su papel en el almacenamiento de carbono. Se estima que en el Cerrado se secuestran 13.700 millones de toneladas de dióxido de carbono (más que las emisiones anuales de China), lo que subraya los riesgos globales de preservar este ecosistema.

Centrándose en Mato Grosso, un estado con el rebaño de ganado más grande de Brasil que se extiende tanto por el Cerrado como por el Amazonas, la investigación reveló que un área mayor que Chicago fue deforestada dentro de los ranchos que abastecen a estas empresas cárnicas entre 2008 y 2019. Los hallazgos sugieren que la mayor parte de esta la deforestación era ilegal y sólo una fracción estaba permitida por las autoridades estatales. Esta revelación ha provocado un debate sobre la eficacia de la gobernanza ambiental descentralizada de Brasil y la responsabilidad de las corporaciones multinacionales en sus cadenas de suministro.

Responsabilidad corporativa en medio de preocupaciones ambientales

A pesar de las afirmaciones de las empresas implicadas sobre el cumplimiento de las leyes brasileñas y los esfuerzos por excluir a las granjas que no las cumplen, los datos cuentan una historia diferente. La actual destrucción del Cerrado plantea dudas sobre la gestión ambiental de la industria cárnica y la solidez de los marcos regulatorios para garantizar prácticas sostenibles.

La próxima legislación de la UE tiene como objetivo abordar este problema prohibiendo la importación de productos agrícolas relacionados con la deforestación. Sin embargo, bajo la definición actual, gran parte del Cerrado está excluido debido a su clasificación no como bosque sino como sabana, dejando en riesgo sus vastas extensiones y millones de árboles. Los críticos argumentan que esta laguna legislativa socava los esfuerzos para proteger el Cerrado y ecosistemas similares, y exigen reevaluar lo que constituye deforestación según la ley.

Mientras los países latinoamericanos enfrentan el doble desafío de la conservación ambiental y el desarrollo económico, la situación en el Cerrado ejemplifica la necesidad de enfoques holísticos que reconcilien la productividad agrícola con la preservación de la biodiversidad. Si bien son un paso en la dirección correcta, los esfuerzos regulatorios de la UE resaltan las complejidades de implementar políticas que aborden de manera efectiva los matices de ecosistemas como el Cerrado.

Implicaciones para las comunidades indígenas y las economías locales

La crisis de deforestación del Cerrado tiene implicaciones ambientales, sociales y económicas, que afectan a las comunidades indígenas y las economías locales que dependen de los recursos de la sabana. Subraya la interconexión de los países latinoamericanos para abordar la degradación ambiental y la importancia de la cooperación internacional para fomentar prácticas de desarrollo sostenible.

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A medida que el mundo reconoce cada vez más la importancia de ecosistemas como el Cerrado para mantener la biodiversidad global y combatir el cambio climático, las acciones de Brasil, la comunidad internacional y las entidades corporativas serán fundamentales para determinar el futuro de estos paisajes irremplazables. La difícil situación del Cerrado sirve como recordatorio de la urgente necesidad de estrategias integrales de protección ambiental que vayan más allá de la conservación forestal tradicional para incluir todos los ecosistemas amenazados.

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