Papa Francisco: Latinoamérica como esperanza
La región ha tomado relevancia no solo por el número de adeptos a la iglesia sino por lo que constituye y demuestra al mundo
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Latinoamérica históricamente ha sido un bastión de la Iglesia católica, donde viven cerca de un 40% de los fieles católicos del mundo. Pero así mismo la fe católica se ha visto reducida en las últimas décadas a consecuencia del incremento de ateos, agnósticos o pentecostales. Aunque durante la mayor parte del siglo XX un 90% de los latinoamericanos eran católicos, ese porcentaje llega ahora difícilmente al 70% y se prevé que siga bajando.
La Iglesia católica siempre ha buscado estar presente en la resolución de conflictos, que, debido a diferentes motivaciones, afectan la vida social y aún más allá afectan los valores que esta institución proclama, la ayuda al vecino y la búsqueda del bien común. Pero la figura reformista de la iglesia se ha visto reforzada con la llegada del Papa Francisco, quien le ha dado un nuevo aire a su mediación en el orden internacional, especialmente en Latinoamérica, con su certera diplomacia en casos como Cuba y EE.UU. y el proceso de paz en Colombia.
“La política es una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común”, dijo Francisco meses después de haber sido nombrado Papa en 2013, frase que de alguna manera viene marcando su pontificado, y que sin duda se ha convertido en su musculo más fuerte. Francisco ha podido dejar de lado esa esfera religiosa que se creía era necesaria en el actuar de un pontífice de la iglesia católica, involucrándose en infinidad de temas. Con su agenda política ha logrado llegarle a más personas y no sólo a los católicos.
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El Papa reviste una gran importancia porque ha denunciado con mucha fuerza los horrores de la miseria, de la desigualdad y el canibalismo de los modelos económicos. Para Latinoamérica, representa la oportunidad de poder tener una presencia más relevante en el sistema internacional. Andrew Chesnut, experto en Religión de América Latina y profesor de la Universidad de Virginia Commonwealth asegura que: “El Papa Francisco a parte de los cambios que ha estado impulsando desde la adentro de la iglesia, ha traído a los marginados a ser el centro de atención. Ya no es solo Europa y Norteamérica quienes rigen el mundo, ha hecho que el mundo gire sus ojos a los que siempre han estado ahí y padecen de muchos agobiantes, pero han sido ignorados”.
Desde que asumió como máximo jerarca católico, Francisco ha insistido en que la Iglesia debe retomar su misión evangelizadora y trabajar en función de la justicia y de la dignidad del ser humano, para lo cual ve en los jóvenes la oportunidad de dar un nuevo aire a la iglesia. Latinoamérica ha sido su cuna para esta misión. Primero lo hizo en la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil, y luego en sus diferentes visitas a Latinoamérica, en la cual no ha agendado a su país natal, Argentina, por motivos personales como lo es el tener que volver a abandonar su lugar de origen al hacer una visita oficial.
Brasil, México, Colombia y Argentina suman un número significativo de adeptos a la Iglesia católica y solo con la excepción de Argentina, ya recibieron la visita del sumo pontífice. Ecuador, Bolivia, Paraguay y próximamente Chile y Perú también han sido parte de la agenda del Papa, quien ve en el subcontinente latinoamericano una nueva esperanza. Centroamérica también ha sido incluida en sus viajes papales, incluso Cuba y los Estados Unidos, pero más allá de a donde ha ido el papa, Latinoamérica siente que finalmente un jerarca católico ha traído de nuevo la Iglesia al continente.
Para Francisco, su mensaje ha calado muy bien en una audiencia que, aunque demográficamente muy diversa, sigue siendo sumisa ante los valores que representa, asegura Chesnut. Los presidentes latinoamericanos anuncian a grito la visita del sumo pontífice, y los fieles católicos reciben esta noticia de igual forma, “pareciese cuando hay un rencuentro familiar” afirma Chesnut. El continente americano ha sido una prioridad en el pontificado de Francisco, y no lo ha sido por ser su cuna y lugar de origen, sino que –y como lo hace en cada oportunidad que puede- le ve el potencial que tiene como región tanto en términos religiosos, como en términos sociales.
Latinoamérica ha recibido de manera adecuada esa tarea, pues ha logrado cautivar con fervor la mirada no solo del Papa, sino de la Iglesia católica mundial. El porcentaje de católicos en Latinoamérica es relevante – incluso en la decadencia que presenta-, pero para Francisco es de mayor relevancia aun la capacidad que tiene el continente de recibir el mensaje y la disposición del mismo de aplicarlo en la cotidianeidad. En el 2018, Francisco vuelve a Latinoamérica y seguramente el mundo volverá a seguir su visita, y de nuevo el mensaje será profundo y llegara a cada rincón del planeta, puesto que la religión ya no importa, lo que realmente prevalece hoy es la búsqueda del bien común para el Papa Francisco.
Latin American Post | Carlos Eduardo Gómez Avella
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