Demencia: el enemigo de los deportistas
Estudios científicos aseguran que existe una relación entre cabecear balones de fútbol y la enfermedad
Read in English: Dementia: the #1 enemy of athletes
Varios boxeadores se preparan para enfrentar a sus oponentes. Practican por días, meses e, incluso, años para pelear contra los demás boxeadores. Sin embargo, su mayor enemigo es el deporte por sí mismo.
Es bien conocido que algunos boxeadores desarrollan demencia o Parkinson cuando envejecen. Los repetitivos golpes en la cabeza pueden desarrollar severas patologías en el futuro. De acuerdo con varios doctores, este tipo de demencia es llamada “demencia pugilística”.
Varios ex boxeadores como Meldrick Taylor, Thomas Herns, Jimmy Elis, Billy Conn, Joe Frazier Floyd Patterson y Mike Quarry, entre otros, han desarrollado síntomas asociados a esta enfermedad. Incluso el gran Muhammad Ali se le asoció con demencia; su médico personal aseguró que fue un caso de Alzheimer que se produjo por golpes en la cabeza.
Demencia pugilística
La Demencia Pugilística (DP), también conocida como “síndrome del borracho”, es un tipo de demencia causada por golpes repetitivos en la cabeza que los boxeadores reciben a lo largo de sus carreras profesionales.
De acuerdo con la organización ProtectTheBrain.org, esta enfermedad fue originalmente descubierta en los años 20. Este sitio que asegura que “esta enfermedad se manifiesta comúnmente en demencia, o en un declive en la habilidad mental, junto con problemas de memoria y Parkinson”.
Las personas que sufren esta enfermedad, normalmente, sufren de temblores, movimientos lentos, problemas en el habla y confusión. Además, es difícil de diagnosticar debido a que se asocia con la edad y con el Alzheimer.
Otros deportes
A pesar de que esta demencia es asociada con el boxeo, hay varios estudios que demuestran que esta enfermedad es más común de lo antes pensado. Por ejemplo, el año pasado, una investigación de la Universidad de Stirling en Escocia aseguró que los golpes que se le da al balón de fútbol con la cabeza pueden producir una inminente pérdida de la función cerebral.
De acuerdo con el documental de la BBC “Dementia, football, and me”, jugadores de fútbol profesionales y retirados fueron diagnosticados con demencia. Ellos aseguran que debe haber una relación entre los golpes al balón con la cabeza y la salud cerebral.
En marzo de 2017, una comisión de la Asociación de Fútbol (FA) y la Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA) del Reino Unido reveló en una investigación que los jugadores profesionales son más propensos a desarrollar una enfermedad neurocognitiva degenerativa que el resto de la población.
Por otro lado, en el otro “football”, el que se juega en Estados Unidos, existe una panorama similar. De acuerdo con una investigación publicada en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), 177 de 202 cerebros donados de jugadores de la NFL tenían evidencia de Encefalopatía Traumática Crónicas (CTE). Lo que significa que el 87% de los jugadores, no solo los profesionales, tenían lesiones cerebrales.
La investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston explica que “jugar fútbol americano (ya se primaria, secundaria, universidad, semiprofesionales o jugadores de la NFL) puede generar CTE”.
De acuerdo con el estudio, la cantidad de tiempo que se juegue fútbol influye en la severidad de la lesión. Los jugadores de secundaria fueron diagnosticados con una patología leve. Sin embargo, el 56% de los semiprofesionales y universitarios, y el 86% de los profesionales tenían patología severa. La mayoría de las personas analizadas tenían señales de demencia. El estudio utilizó personas que jugaron fútbol americano durante un promedio de 15 años y murieron en una media de 66 años.
Los investigadores son conscientes de la falta de estudios que puedan determinar, de una manera confiable, la relación entre los deportes y esta enfermedad. Sin embargo, la comunidad médica está más informada y deseosa de indagar en el tema para poder determinar las implicaciones y métodos de prevención.
Latin American Post | Santiago Gómez Hernández
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