No es Venezuela, es Honduras
A pesar de la grave crisis política y social desatada en Honduras tras las elecciones del 26 de noviembre, la cobertura mediática no ha sido igual a la de Venezuela
Aunque la situación de la nación centroamericana tiene los mismos efectos que la de Venezuela, en medio de las circunstancias y características de cada país, el silencio mediático se ha impuesto en el caso hondureño. La democracia en Latinoamérica está en crisis, a los escándalos de corrupción que han indignado a los ciudadanos de varios países de la región se suman los intentos de Golpe de Estado, imposición de dictaduras y reelecciones ilegítimas que aparecen con alevosía en algunas naciones del continente. Sólo para mencionar algunos ejemplos recientes, se puede hablar del gobierno de facto de Michel Temer en Brasil y la reelección que intentó instaurar Horacio Cartes en Paraguay, a principios de este año.
Volviendo a Honduras, vale la pena recordar el Golpe de Estado de 2009, cuando el entonces Presidente Manuel Zelaya fue derrocado por las fuerzas armadas y se instauró un gobierno de facto en cabeza de Roberto Micheletti. Aunque en ese momento la comunidad internacional latinoamericana manifestó su rechazo y desconoció dicho gobierno, en la situación que vive actualmente Honduras no ha pasado lo mismo. Por el contrario, de alguna manera se ha minimizado la gravedad de los acontecimientos.
A pesar de las irregularidades y las denuncias de fraude en las elecciones presidenciales de Honduras, los medios de comunicación y la mayoría de gobiernos latinoamericanos, e incluso organizaciones como la OEA y el mismo gobierno de los Estados Unidos, no han reaccionado de la misma forma como sí lo hicieron, por ejemplo, con todo lo que ha ocurrido en Venezuela durante 2017, incluyendo las protestas contra el gobierno chavista en las calles y los tres procesos electorales que se han celebrado allí. Con excepción de las ONG, como Human Rights Watch, y las personas que en toda Latinoamérica se ha expresado rechazando lo sucedido en Honduras, ha sido poco lo que gobiernos, medios de comunicación y otras instituciones han manifestado sobre la situación del país centroamericano.
¿Por qué? ¿Acaso la situación de Honduras no es tan grave como la de Venezuela?, ¿existen diferencias en el tratamiento de la información y la cobertura mediática entre un país y otro? En otras circunstancias, los grandes medios de comunicación, los gobiernos y la misma OEA, hubieran tenido una reacción generalizada, e incidido para despertar la indignación de la ciudadanía latinoamericana. Sin embargo, parece que para ellos es legítimo cuestionar, llamar la atención y rechazar lo que pasa en Venezuela con el gobierno de Nicolás Maduro, pero les resulta indiferente hacer lo mismo con la crisis de Honduras y el gobierno de Juan Orlando Hernández.
Ante el silencio mediático e institucional, las redes sociales han sido el escenario en el que los hondureños, sin depender de los grandes medios de comunicación, han informado todo lo sucedido luego las elecciones, con las violentas represiones a las protestas, los cacerolazos y las maniobras irregulares del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Gracias a las redes sociales, los hondureños le están mostrando al mundo la gravedad de lo que pasa en su país, diciéndole a la comunidad internacional que no es Venezuela, es Honduras y es Latinoamérica.
Latin American Post | Samuel Augusto Gallego Suárez