ANÁLISIS

La suprema estupidez

La falta de una gran alianza entre las fuerzas opositoras del uribismo y el vargasllerismo, les podria costar las elecciones presidenciales

La suprema estupidez

El próximo 27 de mayo Colombia definirá en las urnas quien es su próximo presidente. Después de las elecciones parlamentarias y las consultas interpartidistas, podemos vislumbrar las altas probabilidades que tienen las castas tradicionales de hacerse nuevamente al poder.

Aunque Gustavo Petro es un fenómeno innegable y ha logrado movilizar a un sector vulnerable que en el país es mayoría, es claro que en segunda vuelta puede ser aplastado por las alianzas de derecha que se van cocinando y la maquinaria política que en Colombia compra votos, aunque sea con billetes falsos, como fue denunciado en días anteriores.

Mientras que Colombia Humana,  el Liberalismo y los miembros de Coalición Colombia, demoran  y dilatan una gran alianza  que les de la presidencia; fortalecen las cosas que tienen en común, con el fin de preservar los acuerdos de paz, traer nuevas políticas económicas  y educativas pero sobre todo sacarnos del miedo  bajo el que excusamos la guerra y la corrupción  en medio de una asonada de egos y razones  que los puede dejar afuera de la contienda, la derecha hace alianzas  sin mayores miramientos

La lógica es simple:  el mapa político del país nos muestra que en poco menos de 200 años, quienes han tenido el poder, se lo han turnado con sus aliados y se han protegido para robar, legislar en favor de unos pocos y mantener estancados cientos de investigaciones, ante la mirada impávida de un país que entre el miedo y la indiferencia, parece estar abandonado a su suerte.

Por eso es necesaria una rápida coalición. Colombia lo sabe y por eso los jóvenes se han unido en activismo digital, además se han programado movilizaciones y se le han dado a los candidatos trozos de la bandera presionando una unidad que le pueda hacer contrapeso al Uribismo y la clara apuesta del santísimo: German Vargas Lleras.

En estas elecciones hay en juego mucho más que el hecho de saber cuál es el nombre del próximo presidente: la aceleración de la explotación minera y puntualmente el Fraking, la implementación exitosa de los acuerdos de paz, el juzgamiento de todos los actores de la guerra en la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz), son temas que definirían el futuro del país por varias décadas. ES claro que el país perdería muchas conquistas que ha logrado con personajes como Vargas lleras o Duque en la cabeza de la nación.

A pesar de que Fajardo se siente confiado pensando que puede ganar las elecciones en primera vuelta, las encuestas muestran otra cosa; si bien él es la representación del centro, sus posturas a veces exageradamente neutras y un poco insípidas no lo hacen un contrincante con la suficiente fuerza, para vencer la figura política que representa el senador más votado del país: Álvaro Uribe Vélez.

Además, a estas alturas de la campaña presidencial, ya es claro que no habrá otra ola verde, de hecho, Gustavo Petro tendría más posibilidades de movilizar no solo a los jóvenes sino a la alta tasa de ciudadanos que se abstienen de votar y que son un objetivo de conquista para tener un triunfo, aunque no sea aplastante.

Frente a los resultados no hay discurso que valga; o se unen en una gran coalición, o se van a quemar todos en el mar sus ideas inmaterializadles sin ser mayoría en el congreso y una cabeza en el cargo político más importante del país: la Presidencia de la República.

 

Latin American Post | Yarley García

Copy edited by Carlos Eduardo Gómez Avella

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