ANÁLISIS

¿Estudiantes sin potencial?

Tan solo estamos representados por unas cuantas mentes prodigiosas y asuntos denigrantes que nos hacen la mejor opción para algunos turistas

¿Estudiantes sin potencial?

Ya comenzaron las clases en nuestras instituciones. Los niños, niñas y jóvenes están iniciando o retomando su proceso educativo, sus relaciones interpersonales y sus ideales profesionales. Cada día nuestros estudiantes se preparan en las mañanas con su uniforme, sus libros y algunos con una esperanza de llegar a su colegio para aprender y otros con la actitud pesimista pensando si algo por fin los va a sorprender.

No podemos negar que en nuestras aulas diariamente lidiamos con la resistencia, la pereza absoluta, los problemas silenciosos de casa, la frustración temprana, las actitudes contrarias a los sentimientos verdaderos, la falta de sueños y aspiraciones por realidades de su entorno, y qué decir del mismo ambiente escolar. Es aquí donde surge la pregunta: ¿Cómo instituciones y como docentes, estamos buscando creativamente TRANSFORMAR la vida de los estudiantes o nos limitamos a la tarea de dar la cátedra y calificar?

Es el tiempo perfecto para repensar la metodología en las aulas con un esquema interactivo para la formación de seres integrales. No se trata de atender una cantidad de “clientes” sentados con cuadernos a la espera de una charla, sino personas, que sin decirlo, necesitan tener referentes que los inspiren, que los reten y que les amplíen la visión, la forma de enfrentar la vida, los problemas, los fracasos. No es posible que sigamos teniendo estudiantes sin pasión por el estudio, o riñas de adolescentes por desacuerdos irracionales. Si bien es cierto lo que viene de familia afecta notoriamente el desarrollo significativo de los niños y jóvenes, como educadores no podemos ser espectadores de una generación que poco a poco se desintegra más. Si la conducta adquirida en casa no funciona del todo de manera positiva, lo del colegio debería ser más contundente y efectivo.

Cuando tenemos la posibilidad de influir en la vida de otros, debemos buscar las estrategias para lograr que las personas tengan más perspectiva. Es complicado y hasta inaudito pedirle a un jovencito que se comporte según el bosquejo social, si no le doy el “cómo”. Podemos estar cayendo en un error al creer que los estudiantes no se quieren dejar enseñar, cuando estamos viviendo una realidad en Colombia en la que las voces de los alumnos no tienen el suficiente peso para que, por lo menos, su lugar de estudio cambie y pueda ser diferente.

Dentro del salón de clase pueden encontrarse verdaderos potenciales, y no podemos ignorar que tenemos gente con increíbles características. Si recurrimos a los diferentes recursos que ya existen para descubrirlos, como instituciones y docentes estaremos sobrepasando la tarea de INFORMAR a FORMAR, desarrollando en cada estudiante esas habilidades diversas que no crecerán, a menos que alguien les abra la puerta para entrar a un proceso de formación y de aprendizaje significativo.

Colombia debería dejar de ser uno de los principales países de turismo sexual o como referente de violencia, a ser uno de los países más educados.

 

Latin American Post | Yuly Castillo

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