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¿Se puede entrenar el cerebro para evitar la dislexia?

Científicos creen que este órgano se puede “entrenar” para evitar esta condición

¿Se puede entrenar el cerebro para evitar la dislexia?

La dislexia es una condición cerebral que dificulta la lectura, la ortografía, la escritura y en algunos casos el habla. Esta condición es mucho más común en los niños que en las personas adultas y se presenta con más frecuencia en los hombres que en las mujeres.

Para las personas que padecen dislexia, el apoyo emocional es fundamental, pues requieren de un mayor esfuerzo para realizar ciertas tareas y es importante que la familia y los amigos los motiven y valoren sus esfuerzos. 

A través de los años, se han realizado diversos estudios neurocientíficos que han demostrado que el cerebro es capaz de adecuar de forma natural la frecuencia de sus ondas cerebrales con las oscilaciones o el ritmo de lo que escucha en cada momento. Sin embargo, no se sabía mucho sobre las consecuencias que tenía el efecto de la sincronización cerebral (brain-entrainment) en las regiones del cerebro que se relacionan directamente con el procesamiento del lenguaje.

En una investigación que realizó el Baque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL, por sus siglas en inglés), con la ayuda de la magnetoencefalografía, una técnica no invasiva que registra la actividad neuronal mientras los participantes escuchan hablar, se estudió este aspecto.

El estudio analizó a fondo la sincronización cerebral de 72 personas y se demostró que la sincronización con el habla es más intensa cuando el cerebro escucha ondas de baja frecuencia. El estudio evidenció también que esta sincronización deriva en una activación directa de las regiones cerebrales relacionadas con el procesamiento de lenguaje.

Los científicos que realizaron esta investigación creen que el cerebro de los niños se puede “entrenar” para evitar la dislexia, pues al estimularlos con recompensas, cuando escuchan hablar, se aumenta la sincronización cerebral, ayudando a los niños a prestar más atención a los tonos, acentos y entonaciones del habla, según se comprobó en el estudio publicado por la revista European Journal of Neuroscience.

En estudios anteriores, los investigadores comprobaron que los niños con dislexia muestran una débil sincronización con las bandas de frecuencia baja, es decir, una escasa activación de las regiones relacionadas con el procesamiento del lenguaje. De igual manera, está comprobado científicamente que los jóvenes que no procesan de manera óptima las ondas de frecuencia baja tienen mayores dificultades para decodificar los fonemas y las palabras, lo que se relaciona directamente con la capacidad lectora y con trastornos como la dislexia.

 

Nicola Molinaro, uno de los investigadores que realizaron el estudio, explica que en la infancia se pueden desarrollar intervenciones terapéuticas enfocadas al aprendizaje del lenguaje. La terapia estimula los componentes auditivos de baja frecuencia para obtener una idea más clara de los sonidos que componen el lenguaje. Si las sesiones de entrenamiento son constantes, se puede ayudar a niños con retraso en el lenguaje a recuperar los mecanismos de atención.

Para Molinaro es importante seguir estudiando este fenómeno con el objetivo de analizar qué ocurre en los cerebros de personas bilingües, quienes están aprendiendo un nuevo idioma, o en pacientes con lesiones cerebrales.

 

Latin American Post | Andrea Rojas
Copy edited by Marcela Peñaloza

 

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