ANÁLISIS

Tras renuncia de Viviane Morales como candidata presidencial, ¿regresa el machismo político al país?

Para el día de las elecciones, tan solo seis caras elegibles tendrán presencia en el tarjetón presidencial: Gustavo Petro, Iván Duque, Humberto de La Calle, Jorge Antonio Trujillo, Sergio Fajardo y Germán Vargas. Todos hombres.

Tras renuncia de Viviane Morales como candidata presidencial, ¿regresa el machismo político al país?

La única esperanza que le quedaba al género femenino se empoderaba en la exsenadora Viviane Morales, quien el pasado miércoles renunció a su candidatura. La representante del Partido Somos tomó esta decisión, según la misma candidata, por la guerra desleal que tuvieron contra ella.

“Resulta difícil encontrar en la memoria una campaña presidencial independiente y limpia, que haya sido atacada con tanta saña y tanta trampa por sus detractores”, afirmó la exfiscal general de la nación, por medio de un comunicado oficial.

Además, alegó “trampas evidentes” por parte del Partido Liberal en contra de ella, y la poca responsabilidad por parte del Consejo Nacional Electoral, al momento del “desembolso de los anticipos financieros”.

En consecuencia, Morales argumentó que la renuncia a su candidatura se da por causas económicas que la “llevaron a la asfixia económica total, y con ella a una desventaja antidemocrática insuperable”.

No fue la primera

Sin embargo, a principios del mes de abril, Piedad Córdoba también se hizo a un lado en la carrera por la Presidencia de Colombia. Por presuntas razones de salud, la representante del movimiento ‘Poder ciudadano’ decidió dar “un paso al costado”, aclarando que “el pueblo nos demanda a quienes ostentamos alguna responsabilidad política que estemos a la altura de las circunstancias, tanto en la consecución de esa Colombia soñada como en el arduo proceso de la paz”.

Con todo esto, no hay que rechazar la idea de que la renuncia de Piedad esté relacionada, no directamente con Viviane Morales, pero si con una de las razones expuestas por ella. Aparte del bloqueo económico y político sufrido por Morales, también existió una censura mediática que compartió de antemano con Córdoba.

“Nos encontramos con el bloqueo infame y discriminatorio de grandes medios de comunicación y de sus encuestadores. Nos desconocieron en los debates en una decisión premeditada por invisibilizarnos”, detalló Viviane Morales.

Además, Piedad Córdoba no contaba con una imagen favorable de cara a las votaciones. Cabe recordar que la candidatura presidencial de Piedad Córdoba ha sido su acto más relevante luego de volver al ruedo político en 2016, tras seis años de ausencia, debido a la inhabilidad política impuesta por el exprocurador Alejandro Ordoñez, en 2010. La sentencia de Ordoñez sobre Córdoba exponía una sanción total de 18 años sin que esta pudiese ocupar o luchar por un cargo público, acusándola de tener relación con la exguerrilla de las FARC.

¿Política machista?

Con todo esto, para el día de las elecciones, tan solo seis caras elegibles tendrán presencia en el tarjetón presidencial: Gustavo Petro, Iván Duque, Humberto de La Calle, Jorge Antonio Trujillo, Sergio Fajardo y Germán Vargas. Todos hombres.

No obstante, después de la ida de Viviane Morales y Piedad Córdoba, aún quedan cuatro rostros femeninos: Ángela María Robledo, Martha Cecilia Ramírez, Clara y Claudia López; las cuatro como fórmulas vicepresidenciales.

Por supuesto, el hecho de que haya representantes femeninas entre las opciones para la Vicepresidencia en Colombia, es una ganancia para la representación de la mujer en el poder colombiano. Pero, ¿por qué la poca representación femenina en el Gobierno de Colombia?

En respuesta a esta duda, la periodista y defensora de los derechos de la mujer, Fabiola Calvo, escribió una columna en el periódico El Espectador, en la que expone la falta de interés por parte de un Estado que aunque crea leyes a favor de la participación de la mujer en la política, lo hace “con muchas resistencias”.

“Necesitamos marco normativo, medidas permanentes que muevan los conservadores patrones culturales (…) escuela de formación política para las mujeres y espacios para aplicar el aprendizaje”, impugnó Fabiola.

Con esto, se deja en entrevisto la necesidad de un cambio mental y social en el que las mujeres no solo tengan representación jurídica en la política colombiana, sino que, además, estas leyes se cumplan pensando en la mujer como representante de su propia realidad, y que a la vez le “proporcione la capacidad de incluir a las otras muchas”.

El machismo colombiano

Pero hay todavía un tema más del cual hablar, cuando de la poca representación política de la mujer se trata. “Colombia no ha enfrentado al mayor de sus demonios: la misoginia”, escribió el columnista de la revista Semana, Alonso Sánchez, en un artículo que expone la realidad de un país como Colombia.  Además, ¿cómo contradecir las palabras de Sánchez, cuando las mismas cifras respaldan su opinión?

Para las elecciones presidenciales, la mayoría de las intenciones de voto registradas en las encuestas han puesto a los candidatos Gustavo Petro e Iván Duque como posibles opcionados para llegar a una hipotética segunda vuelta. Detrás de ellos, se posicionan, intercambiando lugares, Sergio Fajardo, Germán Vargas y Humberto de La Calle.

Sin embargo, mucho detrás (y como resultado de que no habían más candidatos en la lista), se posicionaban las dos mujeres que luchaban para ser la primera presidenta de Colombia.

Por un lado, Viviane Morales tan solo alcanzó, como tope máximo en todas las encuestas, una cifra del 11% de intención de voto en la realizada por Cifras y Conceptos para Caracol Radio y Red + Noticias. En otras indagaciones, solo llegó al 2% y, si tenía suerte, al 3%.

Por otra parte, Piedad Córdoba no obtuvo mayor diferencia. De hecho, fue menor. En la mayoría de encuestas, la exsenadora muy pocas veces superó el 0% de apoyo por parte de los votantes.

Estos resultados pueden ser por varios factores: pasado político, propuestas poco llamativas de las candidatas o, simplemente, el famoso machismo colombiano; el cual no es solo la falta de confianza de los hombres hacia las mujeres, sino de ellas mismas para con sus representantes.

Ya lo recalcó Alonso Sánchez en su columna titulada ‘Odio’: “machistas en este país somos todos, en mayor o menor medida y sin diferencia de género”.

 

Latin American Post | Christopher Ramírez 

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