Las comparaciones en el deporte: necesarias pero inútiles cuando se trata de Messi y Cristiano
Si analizamos, las comparaciones entre deportistas se mueven más por el sentimiento: ¿alguna vez sabremos realmente quién es el mejor?
Es difícil alejarse de las comparaciones en el mundo del deporte, y en general en todas las áreas de la vida. Es una necesidad inherente en el ser humano. Vivimos comparando. Estoy viendo el Mundial de Fútbol Rusia 2018, y consideré oportuno compartir mi perspectiva sobre el tema. En el segundo día de competencias de la Copa del Mundo de la FIFA, Cristiano Ronaldo marcó tres goles ante España, y al dia siguiente, su ‘archirrival’ Lionel Messi no anotó y hasta falló un penal contra Islandia. Las redes sociales se volvieron a ‘inundar’ de lo mismo: “Es el mejor del mundo”.
En ese momento, recordamos algunas comparaciones históricas en el deporte y también de los años recientes. Tanto Messi como Ronaldo tienen algo en común: no solo son comparados entre ellos, sino con referentes históricos de sus países como Diego Armando Maradona y Eusebio respectivamente. Pero también ha habido comparaciones en el béisbol con Babe Ruth y Mickey Mantle y Joe Di Maggio, en el baloncesto con Michael Jordan y LeBron James, y en el ciclismo con Alberto Contador y Miguel Induráin, por mencionar algunas.
Lo primero en este caso es precisar por qué existe la necesidad constante de comparar. Es casi un ejercicio cotidiano: “tal persona lo hacía de esta manera”, “tal ciudad es más bonita”, “las fulanas son más guapas que las zutanas”, en fin. Desde nuestro punto de vista, comparamos para reafirmar una idea que tenemos sobre algo o alguien. Si analizamos, las comparaciones se mueven más por el sentimiento, y esa fue la conclusión a la que llegué. Si alguien o algo nos cae bien o gusta, lo apoyaremos siempre así no tengamos las pruebas suficientes que demuestren que esa preferencia es mejor.
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Yo, por ejemplo, considero que Messi es, por condiciones naturales como manejo de la pelota, visión de juego, disparo de larga distancia y utilidad de las dos piernas, ligeramente superior a Cristiano Ronaldo, pero esa es mi opinión. El portugués es físicamente un portento y es más goleador, en gran medida porque en los años recientes se ha desempeñado como 9, que es una función de delantero centro.
Leyendo una publicación de datos deportivos hace algunas semanas, reforcé mi teoría de que siempre preferiremos a uno sobre otro, más allá de los números, sobre todo si estos ítems presentan mucha paridad como en este caso. En títulos alcanzados, el rosarino aventaja al luso en ligas domésticas ganadas, pero el europeo tiene más títulos internacionales (Champions League y Mundial de Clubes), y sobre todo: ya ganó con su selección, tras el título conseguido en la Eurocopa Francia 2016.
Cristiano es por edad dos años y medio mayor que Messi y por ello, su carrera profesional es ligeramente más extensa en partidos jugados y goles anotados, aunque el argentino le aventaja en promedio de goles por compromiso jugado.
Estos dos históricos atletas, llevan compartiéndose entre sí el premio al Balón de Oro desde hace diez años, ganando cada uno en cinco oportunidades, y siendo el 2018 un año decisivo para ver si alguno toma la ventaja con el sexto galardón. Me pregunté ¿el ganador se convertirá en el mejor del mundo? Y la respuesta fue: “No. Tendrían que jugar los dos solos en una mini cancha en el 1 contra 1 para, quizá, determinarlo”.
Me hice otra pregunta: ¿Quizá si alguno gana el Mundial en Rusia si sería el número 1? Y la respuesta fue la misma: “No”. ¿Por qué? Porque el fútbol es un deporte de equipo en el que los triunfos tienen valor más por el trabajo colectivo que por el individual. Lo único realmente tangible en esta comparación es que hasta el 2015 Messi superaba a CR7 en varios departamentos, y que el portugués ha sido más efectivo y ganador desde 2016 hasta la fecha. Así que, en ese caso tampoco podríamos decidir nada pues ambos siguen jugando.
La única forma de reducir las comparaciones es disfrutando del potencial de ambos jugadores, entendiendo que la comparación es un parangón necesario en la vida y en el deporte, pero no siempre decisivo para establecer a alguien o algo como mejor. Lo más decisivo suele ser el sentimiento, ese con el que muchas sociedades eligen todo, hasta a sus mandatarios.
LatinAmerican Post | Onofre Zambrano