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¿Hay crisis mundial en los sistemas pensionales?

Con las protestas por el aumento de la edad para jubilarse, Rusia afronta una fuerte crisis social. ¿Cómo se desempeña América Latina en este rubro?

¿Hay crisis mundial en los sistemas pensionales?

Miles de personas marcharon en las principales ciudades rusas en contra de la reforma pensional que se avecina. El parlamento aprobó, en primera instancia, el aumento paulatino de la edad de jubilación de 60 a 65 años para los hombres y de 55 a 63 años para las mujeres. 

Read in english: Is there a global crisis in the pension systems?

La medida, que no parece ser del gusto del presidente Vladimir Putin, ha sido calificada por el gobierno como “necesaria”. De acuerdo con el discurso del mandatario, del 20 de julio de este año, aunque Rusia podría no adelantar la reforma en el corto plazo, el sistema pensional no es sostenible en el futuro, ya que por cada 5 pensionados hay 6 trabajadores. 

No obstante, la mayoría de la población no está de acuerdo con la medida. Rusia es un país con una esperanza de vida de 69 años, y los ciudadanos piensan que, tal y como están las cosas, están trabajando demasiado tiempo y no tienen un periodo de jubilación satisfactorio. 

Ahora, el mundo ha visto que diferentes países han tenido problemas con sus respectivos sistemas pensionales. Francia, España e Italia han tenido que reformarlos para afrontar su crisis demográfica, es decir, el creciente envejecimiento de la población. Europa hace parte de esta tendencia que pone en peligro sus economías y Rusia no es la excepción. 

Sin embargo, el patrón no se repite en otras regiones del mundo. África, Oriente Medio, el sudeste asiático y Latinoamérica son zonas que cuentan con poblaciones jóvenes. Siendo esto así, ¿cómo están los sistemas pensionales en América Latina? 

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Primero, habría que analizar algunos datos. Según el Banco Mundial, no hay diferencia significativa en el porcentaje de población entre 15 y 64 años para América Latina (67%) y Europa (66%). No obstante, si se observan los datos de la Organización Internacional del Trabajo sobre las poblaciones activas, para 2017 en Europa los números se estabilizan, mientras que en Latinoamérica aumentan de forma constante. Esto significa que eventualmente la fuerza laboral europea se estancará, gracias a la crisis demográfica, lo que pone en peligro la integridad de los sistemas pensionales. 

América Latina, por otra parte, cuenta con una fuerza laboral en crecimiento que es joven. El problema es que esto no significa la estabilidad de sus sistemas pensionales. Tómese por ejemplo a Nicaragua, que está viviendo un grave conflicto social a raíz de las reformas al sistema pensional. El gobierno de Daniel Ortega trató de aumentar el aporte para el sistema estatal en un 5% y reducir la pensión en la misma cantidad. 

A diferencia de Nicaragua, Colombia tiene un sistema dual, ofreciendo una opción estatal o de fondos privados. Sin embargo, este no es un sistema sostenible en el tiempo y el gobierno entrante de Iván Duque debe afrontar tal situación. Si bien en campaña Duque prometió no elevar la edad de jubilación (57 años mujeres y 62 años hombres), sí piensa reformar la algunos aspectos fundamentales, como el de las altísimas pensiones subsidiadas a funcionarios retirados. 

En Argentina, a finales del año pasado, el gobierno de Mauricio Macri aprobó el reajuste del pago de las pensiones para jubilados, que en marzo de este año cobraron menos. Aproximadamente 1,3 millones de personas se vieron afectadas por la medida, aunque el gobierno sostiene que solo aplica para aquellos que hayan aportado al menos durante 30 años. No obstante, en esta caso no se reformó el sistema para salvaguardar su integridad, sino para ajustar las pensiones al valor que lo exige la ley argentina desde hace años, en concordancia con el salario mínimo.

Chile tiene un sistema muy estable, pero se ve afectado por los mismos problemas que todos los países enfrentarán eventualmente, sobre todo cuando se consolida su economía. El aumento de la esperanza de vida, la segunda más alta en América Latina, la intermitencia en las aportaciones y el envejecimiento de la población serán las causas que obligarán a una pronta reforma. Desde algunos sectores de la sociedad chilena, incluso se hace un llamado a adoptar un sistema solidario para no desamparar a los sectores más vulnerables de la población. 

La mayoría de sistemas en América Latina están en un estado de fragilidad. México necesita reformar el suyo para aumentar la cobertura. Brasil debe hacerlo para no quebrarse, pues es uno de los sistemas más generosos que existen. El punto es que estos sistemas no están concebidos para las condiciones demográficas de la región ni aprovecha la abundancia de población joven para garantizar un mínimo de estabilidad.

América Latina seguirá creciendo en población por lo menos hasta mitad de este siglo y para encontrar un equilibrio pensional, se deberá buscar una mayor formalización de la base laboral y que las economías permanezcan estables. Con mayor seguridad de trabajo, las aportaciones no deberían verse afectadas y podrán prolongar la vida de unos sistemas que son frágiles desde su diseño. 

LatinAmerican Post | Iván Parada Hernández
Copy edited by Marcela Peñaloza

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