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Feliza Bursztyn: la mujer que se atrevió a hacer esculturas con chatarra antes de que estuviera in

En una Bogotá donde las mujeres no hacían parte de la esfera pública del arte, Feliza Bursztyn se hizo la loca

Feliza Bursztyn: la mujer que se atrevió a hacer esculturas con chatarra antes de que estuviera in

Feliza Bursztyn ha sido una de las artistas que más han marcado el arte contemporáneo de Colombia y América Latina, pero es poco reconocida por la historia. Tal vez, muchos prefieren ignorarla porque se dedicó, tanto en su carrera artística como en su vida personal, a romper las reglas. 

Read in english: Feliza Bursztyn: the Colombian woman who dared to make sculptures with scrap metal before it was in

Según El Espectador, “Feliza Bursztyn es considerada la precursora de la instalación en Colombia. Usaba chatarra de hierro y desperdicios de acero inoxidable para hacer esculturas en diferentes escalas. Germán Rubiano Caballero dice que Bursztyn ‘inauguró en Colombia el arte con materiales pobres y siempre prefirió que sus trabajos fueran irrisorios, efímeros y antiestéticos (…). Entre 1961 y 1967 construyó un sinnúmero de chatarras. Si al principio sus trabajos eran tímidos y casi elementales: conglomerados de ruedas, aros, tuercas, pequeñas láminas, deficientemente soldados en torno de un eje vertical, poco a poco se volvieron complejos, ricos, y adquirieron la rara cualidad de transformar el carácter original de los materiales acumulados, así fueran éstos tarros, zunchos, alambres, tuercas o tornillos’.”

Era una mujer absolutamente femenina, pero dedicada a hacer esculturas con chatarra, incluyendo motores para que se movieran y tuvieran sonidos y luces, como explica la Enciclopedia Cultural del Banco de la República. Al atreverse a hacer algo que nadie más estaba haciendo en Colombia en ese momento, partió la historia de arte en dos. Además, fue la primera en divorciarse dentro de la comunidad judía colombiana, lo cual, para muchos, no fue fácil de aceptar. Así, Feliza subvertía lo que tocaba, tanto en la esfera pública como en la privada. 

En noviembre de 1979, la revista Carrusel publicó una entrevista titulada “En un país de machistas, ¡hágase la loca!”. En ella, Feliza responde a la pregunta “¿Nunca tuvo temor, cuando se inició, de que pensaran que estas innovaciones no se debían a la búsqueda de un nuevo lenguaje escultórico, sino simplemente, que estaba loca?” diciendo: “No. Todo lo contrario. Aproveché lo de loca, e insistí en ello para hacer realmente lo que quería. Porque yo sí creo que vivimos en un mundo machista. Y ser escultor y no ser hombre, es muy difícil. Para que la gente me tomara en serio, recurrí a ese truco, porque pensaban: ‘A lo mejor esa loca hace cosas interesantes’. Y creo que esto funcionó”. 

 

 

Cama (Bed), 1974 #felizabursztyn

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Además, como recuerdan las curadoras Ximena Gama y Manuela Ochoa en el primer episodio del podcast Womansplaining de Gloria Esquivel, de la revista universitaria Cero Setenta, Feliza siempre fue una mujer que andaba en un grupo de hombres en la esfera intelectual y artística de Colombia en la década de los 60. Desde García Márquez hasta Alejandro Obregón, su apartamento-taller en Bogotá fue un centro de reunión cultural.

Tal vez la historia ha olvidado a Feliza porque tuvo que salir exiliada del país. Como escribió Gabo para El País en 1982, como obituario, “La escultora colombiana Feliza Bursztyn, exiliada en Francia, se murió de tristeza a las 10.15 de la noche del pasado viernes 8 de enero, en un restaurante de París. (…) Feliza Bursztyn tuvo que escapar de Colombia -como hubiera podido hacerlo el protagonista de El proceso, de Franz Kafka- para no ser encarcelada por un delito que nunca le fue revelado”. 

LatinAmerican Post | Laura Rocha Rueda
 

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