¡Increíble! Estos son los pros y los contras de subir el salario mínimo
El debate alrededor de salario mínimo siempre genera controversia. La pregunta continúa siendo: ¿cuánto se debe subir para beneficiar a los trabajadores y a la economía?
El salario mínimo es una cuantía establecida por el gobierno de cada país, que debe pagarse a un trabajador por sus labores en una jornada laboral. Esta cifra se estipula de acuerdo con una medición que se considera necesaria para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores, teniendo en cuenta la situación económica de cada nación. Su creación fue una larga lucha social para impedir los abusos que los empleadores tenían sobre sus empleados, retribuyéndoles un pago digno en compensación al trabajo ejercido.
Read in english: These are the pros and cons of raising the minimum wage
Con el pasar del tiempo, el salario mínimo no ha estado exento de las lógicas liberalizadoras de la economía, por lo que ha entrado en una ardua discusión sobre los diferentes impactos de definir cuál es ese “límite de subsistencia” para los trabajadores, sin que éste llegue a afectar las finanzas de las empresas y sus dueños, y a su vez la economía de sus respectivos países.
En América Latina esta discusión ha sido un tema relevante, ya que las desigualdades económicas de la región afectan a millones de trabajadores y a sus familias. Según el informe Mundial sobre Salarios 2016/2017 de la Organización Internacional del Trabajo, la región presenta una de las más bajas tasas de crecimiento del salario mínimo en el mundo. Situación muy diferente han vivido los países en desarrollo de Asia y el Pacífico, donde se ha presentado un aumento en el salario mínimo, destacando como principal contribuyente de la región, y a nivel mundial en el tema, a China.
En contraposición a lo que se piensa, el incremento desmesurado del salario mínimo es perjudicial para la economía del país, afectando tanto a empleados y empleadores. De igual manera, el bajo aumento del mismo amplia muchas problemáticas sociales y económicas. Aquí una explicación más amplia de ambos escenarios a grandes rasgos:
Pros
En primer lugar, la subida del salario mínimo aumenta los niveles de remuneración de millones de personas que están en situación de pobreza, brindándoles más capacidad de compra y, por consiguiente, activa la economía. Cabe aclarar que el poder adquisitivo depende en gran medida de otros factores. Por otro lado, se reducen las brechas de desigualdad en la medida que se distribuye mejor los recursos generados por las empresas en las que se trabaja, brindando así un crecimiento incluyente para la mayoría de trabajadores, generando a su vez un crecimiento más estable para una sociedad.
Con el aumento del salario mínimo se reduce la probabilidad de entrar en un tiempo de deflación, es decir, un descenso generalizado y prolongado de los precios de bienes y servicios a causa de una baja demanda y un exceso de capacidades productivas. Un ejemplo de caso de deflación es el de Japón en los años 90, cuando se estancaron ventas y las empresas recortaron gastos, entrando en un círculo vicioso de salarios, precios y demanda de productos bajos.
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Contras
Existe un riesgo de recortes de empleo, ya que al aumentar los costos para las empresas, como pagos de salarios, seguridad social, entre otros, estas pueden recurrir a hacer recortes de personal y no volver a contratar más trabajadores, aumentando el desempleo y perjudicando a más trabajadores. Ejemplo de esto puede ser el de Samoa Estadounidense en 2007, isla en la que al decretarse la subida de los salarios mínimos obligó a varias empresas a salir del territorio y dejar a muchos trabajadores sin empleo.
Otra posible implicación es que, al aumentar los salarios, los empresarios decidan reducir horas de trabajo a los empleados, reduciendo la cantidad de dinero que obtenían antes del aumento salarial por la disminución de horas pagadas. También se estima que crece el empleo informal, ya que el empleo formal resulta muy caro para los empleadores.
Por otro lado, el aumento del salario mínimo también sube las probabilidades de propiciar una inflación de un país, aumentando los precios de los productos, reduciendo la capacidad adquisitiva de los empleados y dejando sin efecto positivo el incremento del pago mensual que estos reciben.
La cuestión aquí es ¿cuánto subirlo?
En primera medida, hay que aclarar que el salario mínimo idóneo para cada país es diferente. Por ejemplo, en Colombia el salario mínimo está fijado en unos 781.242 pesos colombianos (unos 265 dólares aproximadamente), más un subsidio de transporte. Sin embargo, con este solo se alcanza a cubrir un 60% del precio de la canasta familiar, la cual tiene un precio aproximado de 1,300,000 pesos colombianos.
Argentina, país con el salario mínimo más alto de la región, se encuentra en una situación similar a la de Colombia. Allí se fija un salario mínimo de 10.000 pesos argentinos (unos 530 dólares aproximadamente), pero cuya canasta familiar tiene un precio de 15.000 pesos argentinos, alcanzando a cubrir solo el 60% con el dinero del salario mínimo, resultado de la alta inflación que registra el país en estos momentos. Situación no muy diferente viven países como Ecuador, Perú y Paraguay.
Por el contrario, en Chile, tercer país con el mayor salario mínimo de la región de 276.000 pesos chilenos (455,4 dólares aproximadamente), se alcanza a cubrir el 181,87% de la canasta familiar, teniendo esta un precio de 173.468 pesos chilenos. Por ende, la cantidad del salario mínimo, por sí solo, no dice mucho sobre la situación de los trabajadores, sino que ésta debe estar proporcionada con otras variables como lo son la productividad, las inversiones, exportaciones y creación de empleo.
LatinAmerican Post | Juan Sebastián Salguero