Violencia política: el nuevo reto de las mujeres
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Con la alta participación política femenina, se viene otro reto: la violencia
No cabe duda que fue un buen año para las mujeres dentro del ámbito político. En este 2018, hubo mayor representación femenina dentro de diferentes organismos de Estados importantes a lo largo de América Latina.
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Sin embargo, un estudio reciente realizado por el Equipo Latinoamericano de justicia y género (ELA) reveló que 8 de cada 10 mujeres sufren o sufrieron de alguna violencia dentro del ámbito político argentino.
Pero,¿Cuándo se puede considerar violación política? Según el documento de ELA, se puede decir que hay violencia política cuando “se presenta cualquier acción, realizada de forma directa o a través de terceros que basada en su género, cause daño o sufrimiento a una mujer, y que tenga por objeto menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de sus derechos políticos. La violencia política contra las mujeres puede incluir entre otras, violencia física, sexual, psicológica, moral, económica o simbólica”.
Entonces, cualquier discriminación que se presente de un tercero hacia una mujer, solo por el hecho de que sea mujer y que no permita el pleno desarrollo de sus derechos se puede considerar como violencia política. ¿Cuál es el tipo de violencia que predomina? De las 45 mujeres encuestadas, el 50% respondió que era la violencia psicológica, seguida del 28% de violencia simbólica.
Pareciera que la violencia psicológica no fuera tan importante, pero lo es. Entre este tipo de violencia se encuentra la intimidación en el ejercicio de funciones públicas, presiones para actuar en contra de su voluntad, amenazas verbales o, inclusive, han recibido amenazas para que renuncien a su cargo. A lo anterior se le suma factores como el menosprecio y la humillación cuando realizan tareas de su cargo, o cuando, se les impide hablar en reuniones o sesiones.
Por otro lado, la violencia simbólica es aquella que pretende borrar la legitimidad de la presencia de las mujeres en el ámbito político. Aquí, por ejemplo, la divulgación de información de las mujeres en la política se basa más en su género y en su vida personal que en el desarrollo o trayectoria política.
¿Entonces que se está haciendo?
Para combatir la violencia política, en Argentina ya se han presentado varios proyectos de ley. El primero fue en 2016, y en donde se encontraba la propuesta de reconocer la violencia política como un tipo y una modalidad de violencia contra las mujeres, sin embargo, el proyecto no prosperó. El mismo informe añade que en el 2018 se presentaron varios proyectos, donde además de reconocer el problema también proponen solucionarlo.
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No solo es en Argentina
A pesar de que el informe solo se enfoca en Argentina, México es otro de los países en donde se ha visibilizado esta problemática. El país centroamericano, es uno de los pocos que tiene un alto número de participación política femenina. Para Natalia Calera, de ONU Mujeres y en diálogo con Forbes, “el incremento de las mujeres en espacios de poder, las vuelve un objetivo mayor de violencia. Si las mujeres sufren violencia en todos los ámbitos, este no será la excepción”.
Además, desde 2012 hast 2016, la Fiscalía Especializada para la atención de Delitos Electorales se detectaron 156 casos de violencia política. Esto sin añadir las cifras de este año , las cuales, y según el observatorio Nacional Ciudadano, fueron 106 casos, donde 16 resultaron en homicidio.
En México, se han propuesto varias reformas que ayuden a las mujeres en el ámbito político. Como lo informa Huffington Post, una de ellas es “la reforma a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales que obliga a que el sexo del candidato titular y su respectivo suplente sea el mismo”. Asimismo, ONU Mujeres recomienda que debe existir un mecanismo de protección para las víctimas; una ley que pueda juzgar a los victimarios y promover los derechos políticos de las mujeres.
Bolivia y la ley sancionada
Debido a su ley de cuotas, Bolivia es el país sudamericano con más participación política femenina. En 2012, se convirtió como el primer país en tener una ley específica y regente frente al tema de la violencia política.
La Ley Integral contra el Acoso y Violencia Política hacia las Mujeres (Ley 243), pretende eliminar manifestaciones de acoso y violencia política que afecten a las mujeres; garantizar los derechos políticos de las mujeres, y por último desarrollar e implementar políticas y estrategias para la erradicación de cualquier forma de acoso.
Las consecuencias de tener una alta participación política femenina dentro de los gobiernos latinoamericanos, conlleva a nuevas formas de violencia contra la mujer. La violencia política no es algo nuevo, pero la visibilización de esta gresión sí lo es. Es importante que desde ya los gobiernos preparen medidas de contingencia para que este tipo de violencia no se naturalice.
LatinAmerican Post | Laura Viviana Guevara Muñoz
Copy edited by Marcela Peñaloza