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¿Sigue siendo París la capital de la moda?

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A propósito del final de la semana de la moda de París, un breve recuento del romance entre Francia y la industria textil

¿Sigue siendo París la capital de la moda?

Una capital de la moda es una ciudad que le aporta a a industria, que tiene influencia en las tendencias internacionales y que a través de eventos deja ver lo que tiene para ofrecer. Actual y tradicionalmente las cuatro ciudades consideradas capitales de la moda son Londres, Nueva York, Milán y París.

Read in english: Is Paris still the fashion capital?

Esta última es tal vez la que tiene más tradición, pues influenciaba las tendencias internacionales incluso desde tiempos anteriores al mundo moderno. Hoy en día sigue siendo la casa de muchas de las firmas de moda más importantes y su semana de la moda sigue siendo cubierta por la mayoría de medios especializados. Sin embargo, otras capitales europeas como Madrid y Copenhagen han tomado también la iniciativa y han cobrado una importancia que no tenía históricamente. ¿Sigue siendo, entonces, la capital francesa la capital de la moda por excelencia? 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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¿Cómo llegó París a hacer capital de la moda?

Aunque hoy en día todos pensemos en lo que nos ponemos y lo elegimos con relativa libertad, la moda antes era un lujo. Elegir qué ponerse entre un conjunto de prendas que podían combinarse era algo para lo que solo tenían tiempo y dinero, los nobles y monarcas. Luis XIV, quien gobernó Francia desde 1963, era un fanático del lujo y de la moda.

De acuerdo con Hannah Bergin para Culture Trip, el rey Luis XIV, guiado por su interés en el lujo, trasladó a su país varias industrias artísticas en pro de la economía. Una de estas industrias sería la textil, que pasó al control de la corte francesa, lo que la conviritó en un epicentro del estilo y del comercio. Así es como Luis XIV se volvió en el primer influencer, y la capital francesa en un centro de la moda: era la ciudad en la que se encontraban las mejores telas y prendas.

Luego, dice Bergin, cuando la industria de la alta costura (el negocio que consistía en diseñar y fabricar una prenda según las necesidades de un cliente específico) empezaba a finales del siglo XIX, los sastres europeos debieron abrir sus tiendas en Francia, pues era más fácil trabajar cerca de la materia prima. Coco Chanel era una de estas casas de moda, tal vez la más famosa. La diseñadora francesa cambió por completo la moda femenina y aunque su tienda cerró durante la Segunda Guerra Mundial, París sería siempre la casa en la que Chanel jugaba de local.

Sería Christian Dior el diseñador encargado de revivir la industria de la moda francesa con su optimismo post-guerra y su idea del "nuevo look". Después de él vendrían Givenchy y Pierre Balmain, aunque ya con competencia norteamericana e italiana, pues ambos países tenía también una industria textil emergente después de la guerra.

A pesar de esta competencia, París se mantuvo como capital de la moda porque era, no solo una ciudad con una industria textil avanzada, sino también el espacio para diseños revolucionarios. Fue así como durante la década de los sesenta, Yves Saint Laurent, también francés, convirtió a París en la ciudad hogar de la primera colección ready-to-wear, con lo que hizo más accesible para la mujer trabajadora la alta costura, y de la revolución femenina con sus prendas de hombre hechas esta vez para el armario femenino. 

Siendo así, París tiene una larga tradición de industria textil que afianzó y creó los códigos que hoy en día vemos en la pasarela, pero también fue rompiendo esos mismos códigos y rompiendo las reglas de la moda que se mantuvo como una de las capitales de la moda hasta ahora.

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París hoy

Basta caminar por las calles de la capital francesa para notar que se ha quedado un poco en el pasado en cuanto a moda se refiere. A diferencia de otras capitales europeas como Madrid, en cuyas calles pueden verse looks arriesgados entre la gente del común y en algunas zonas hay tiendas de marcas independientes a la vez que una movida amplia de ropa de segunda, en París se siente todavía el elitismo y la exclusividad de la moda concebida por Luis XIV, y con lo que quería acabar Yves Saint Laurent. 

Sigue siendo la casa en la que se gestaron grandes diseñadores, pero estos grandes diseñadores, entre ellos incluso Saint Laurent, no son ya nada nuevo. Una capital de la moda no es solo donde se hayan gestado los más lujosos diseños, sino que debe ser además una ciudad con una cultura alrededor de la moda y su manufactura. Las tiendas de París, parecidas a las tiendas con seguro en el Paseo de Gracia de Barcelona, no abren sus puertas al público general. No invitan a nadie a hacer parte de la industria francesa ya consolidada.

La importancia de París, entonces, se debe a la tradición, que no puede ser borrada de la historia. Pero esta ciudad tendrá que tener algún gesto revolucionario dentro del diseño o la manufactura para consolidarse como una capital de la moda. Madrid ya lo está haciendo: aunque históricamente no sea la casa de ninguna firma de diseño famosa, sí lo es del diseño independiente emergente y del intercambio de prendas. Se está volviendo la capital del "hazlo tu mismo", del reciclaje de prendas, del diseño joven.

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París mañana

¿Cuál sería entonces el gesto revolucionario que estaría cocinando la capital francesa? Según Amy de Klerk para Harper's Bazaar, París le apuesta ahora a ser la capital de la moda sostenible y ha anunciado un plan de cinco años para ello. De esta forma, en 2024 planea ser un epicentro de sostenibilidad dentro de la industria. La propuesta giraría en tres ejes: el mejoramiento del abastecimiento y comercio, el trabajo en hacer los procesos más sostenibles, y la creación de una economía circular.

Otras semanas de moda, como la de Copenhagen, ya giran alrededor de la sostenibilidad. Ya se verá en otras versiones de la semana de la moda de París, que acaba de terminar, qué tan revolucionario será este cambio en el negocio de la moda en Francia.

 

LatinAmerican Post | Juliana Rodríguez Pabón

Copy edited by Juliana Suárez

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