¿Cuál será el futuro de Argelia?
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Más de tres semanas de protestas, un vacío de poder, el aplazamiento de elecciones generales, entre otras, son el panorama político de este país magrebí
Bouteflika deja un sabor agridulce
El actual presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, días atrás había anunciado su candidatura para un quinto mandato presidencial. Sin embargo, como apuntó France 24, después de tres semanas de protestas, el mandatario dio un paso atrás.
Este mismo medio francés resaltó las palabras del mandatario: "No habrá un quinto mandato y que nunca se pensó para él (…) Mi estado de salud y mi edad solo me permiten como último deber para con la gente la contribución a los cimientos de una nueva República".
Este pronunciamiento no vino solo. Como argumentó El País, desde el gobierno de Argelia se postergó las elecciones del 18 de abril hasta nueva orden, y, en su lugar, se convocó a una Conferencia Nacional Inclusiva e independiente, a saber, una suerte de constituyente para tener un transito político.
#Argelia #Buteflika, el último presidente de la república muerta | Ideas | EL PAÍS https://t.co/LazF5VwhnC
— CPLATAM (@CPLATAM) 12 de marzo de 2019
¿Qué opina el pueblo argelino?
Muchos de los manifestantes han sentido estos dos movimientos políticos como una forma de desincentivar las protestas y ganar tiempo para posicionar otro presidente al antojo de las elites políticas, puesto que una constituyente podría demorar más de un año.
Al contrario de lo que se pensaba, estos pronunciamientos solo trajeron más protestas en este país norteafricano. Por ejemplo, el diario La Nación registró la protesta de más de mil abogados al frente del Consejo Nacional de Argelia debido a la falta de claridad política, y a la ineficiencia del órgano que supuestamente vela por el cumplimiento de la constitución.
Los alineados al gobierno de Bouteflika
En el gabinete de gobierno, a pesar de llevar varias décadas en el poder, ninguno de sus representantes encarna una figura políticamente fuerte que goce de popularidad entre sus ciudadanos.
Además, como explicó La Nación, entre los aliados del nombrado presidente “no existen propuestas importantes que los aglutinen, entre ellos y con el pueblo”. Por esta razón, un legitimo sucesor de parte del gobierno es impensable.
Por ejemplo, el último movimiento de gobierno que ha desatado la furia de los manifestantes fue el nombramiento de Ramtane Lamamra como Primer Ministro. Según France 24, este político es uno de los más fervientes seguidores de Bouteflika, y está encargado de esta posición después de que Nouredine Bedui renunciara a su mandato.
En todo caso, ninguno de estos dos políticos goza de popularidad entre su pueblo.
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¿Existe algún candidato viable?
Por el momento, al parecer no. Días atrás se estaba hablando de Rachid Nekkaz, un multimillonario franco-argelino que goza de gran popularidad en redes sociales.
Según El País, este personaje logró conseguir más de 60.000 mil firmas para lograr postularse a las elecciones de abril. Sin embargo, el gabinete de gobierno tiene un punto a su favor: según la constitución, cualquier candidato a la presidencia debe residir un mínimo de 10 años en Argelia, requisito que Rachid Nekkaz no cumple.
Pero, como advirtió este mismo diario ibérico, Nekkaz era plenamente consciente de su limitación, por esto inscribió a su primo, de igual nombre, como candidato a la presidencia. Entonces, su papel sería de candidato de campaña. EstA jugada no gusto entre sus seguidores.
¿Cuál es el camino más viable?
Así las cosas, no existe un candidato claro para hacer frente a Bouteflika, ni siquiera en sus copartidarios de gobiernos.
El presidente Bouteflika es visto como una “gárgola anquilosada” al poder, viviendo de sus viejas glorias como la independencia contra Francia, o la lucha contra los grupos radicales islámicos en Argelia, como aseguraron varios expertos al periódico La Nación.
La oposición cuenta con más de 20 partidos, y entre ellos no sobresale una verdadera figura política. El único candidato viable es un franco-argelino que no pudo presentarse a las elecciones por sus constantes viajes a Francia.
Por lo tanto, el panorama político para Argelia resulta abierto e incierto. Las protestas seguirán hasta que el tiempo las merme; la oposición y el gobierno se enfrentarán una eventual constituyente, la cual parece más un arreglo de Bouteflika y sus partidarios que una genuina salida política del poder.
LatinAmerican Post | Miguel Díaz
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