Filipinas: ¿qué efectos tiene su salida de la Corte Penal Internacional?
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El gobierno de Rodrigo Duterte le teme al alcance del órgano de justicia, lo que explicaría el abandono de éste
Ha pasado un año desde que el gobierno filipino, encabezado por el polémico presidente Rodrigo Duterte, tomó la decisión de salirse de la Corte Penal Internacional (CPI). Hasta esta semana ha tenido efecto dicha determinación, pues el Estatuto de Roma exige que ese sea el periodo entre el anuncio y su entrada en vigor.
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Filipinas es apenas el segundo país en tomar dicha decisión, tras Burundi. Las motivaciones de estos gobiernos para alejarse de la CPI son similares y tiene que ver con la violación a derechos humanos. El país centroafricano tiene un régimen presidencialista, aunque el ahora jefe de Estado, Pierre Nkurunziza, lleva en el poder desde 2005. Según Reuters, existe una fuerte represión política hasta tal punto que un grupo de adolescentes fueron capturados esta semana por pintar sobre imágenes de Nkurunziza en “libros de texto escolar”.
Dicho esto, ¿cuál es la razón principal de Duterte para sacar a su país de la CPI?
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Guerra contra las drogas
Desde la llegada de Duterte a la presidencia, éste ha liderado una agresiva campaña contra las drogas en su país. Como estrategia principal, se ha autorizado la violencia estatal desmedida por parte de las fuerzas militares filipinas, permitiéndole a los efectivos de estas instituciones el disparar a matar a cualquiera que pretendiera escapar a las redadas contra el narcotráfico.
Según el portal de France 24, las cifras oficiales de muertos en el contexto de la “guerra contra las drogas” sobrepasa los 5000 civiles, pero otras estimaciones apuntan que la cifra puede ser tres veces mayor. Está de más el decir que existe un subregistro puesto que las ejecuciones extrajudiciales y que esta política permite el asesinato por parte de civiles a sospechosos de consumo o tráfico de drogas.
En este sentido, es comprensible la preocupación de Duterte frente a las pesquisas que la CPI ha adelantado frente a su guerra contra el narcotráfico. Sumado a esto, aunque un país pidiera su salida de un tribunal como este, no puede hacer nada para frenar las investigaciones que ya se estaban adelantando antes del pedido formal de retirada de un organismo como la CPI. De hecho, fueron algunas investigaciones de la Corte lo que impulsaron hace un año el retiro de Filipinas.
Entonces, ¿qué efectos reales tiene el retiro de este país de la CPI? Como se puede deducir, este organismo ya no tiene competencia para investigar violaciones de derechos humanos a futuro en suelo filipino, no por eso significa que Duterte no pueda ser castigado por la maquinación de una política que claramente infringe el derecho internacional.
Es problemática la salida de Filipinas, de todas formas, puesto que la CPI es el único órgano supranacional con capacidad de juzgar los crímenes de lesa humanidad. Esto no quiere decir que Duterte no pueda ser juzgado, puesto que la justicia de su país tiene toda la capacidad y jurisdicción para juzgar al presidente filipino por sus crímenes.
El llamado del director regional de Amnistía Internacional para Asia Oriental y Suroriental y Oceanía, Nicholas Bequelin resume lo que puede pasar con el caso de Duterte: “los valientes ciudadanos y ciudadanas de Filipinas que ponen en tela de juicio la ‘guerra contra las drogas’ o buscan justicia para sus seres queridos necesitan el apoyo internacional para ayudarlos a poner fin a este clima de temor, violencia e impunidad”. En suma, depende en gran medida de los ciudadanos filipinos de poner fin a la barbarie, apoyados por la comunidad internacional.
LatinAmerican Post | Iván Parada Hernández
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