Venezuela: un país exportador de talentos
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La libertad es una palabra abusada que crea gran confusión entre los habitantes de una sociedad. Vivir en libertad significa un equilibrio entre los intereses individuales y los de los demás
El hilo cultural que sostuvo a Venezuela entre las décadas de los años sesenta y setenta se vio influenciado por la necesidad de dejar atrás el ambiente de las guerras civiles y dictaduras que el país había vivido en el pasado.
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Como ha sucedido a nivel histórico en cada evento social que ha dejado grandes aportes a la humanidad, los tiempos de crisis que atravesaba el país en ese momento hicieron que las necesidades de progresar en términos culturales motivaran a grandes exponentes como Jesús Soto o Carlos Cruz Diez a dejar una huella artística tanto nacional como internacionalmente.
Durante esta etapa, además, Venezuela recibió a inmigrantes de cualquier nacionalidad capaces de beneficiar los intereses sociales y económicos del país. Entre ellos había mano de obra de calidad como ingenieros, inversionistas, maestros de obra, obreros especializados, electricistas y, por supuesto, materia creativa que invirtió en la industria privada y que vivió los intereses públicos con preocupación y conciencia.
Un panorama muy diferente al que vive la sociedad venezolana hoy en día. Pocos son los que se arriesgan a invertir en estas tierras con el temor de perder lo poco que se puede construir en tiempos de crisis, miseria, escasez, corrupción e hiperinflación que supera 1.300.000%. El sector privado se ha visto totalmente amenazado por el poder ejecutivo ilegitimo del país.
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¿Cuál es la herencia que recibirán las próximas generaciones?
Luego de la juramentación de Guaidó y de las pocas acciones que ha ejecutado en el periodo presidencial que representa, existe la posibilidad de que el sector inversionista, extranjero o no, decida retomar planes de trabajar en Venezuela. Sin embargo, para los medios de comunicación y élites de expresión artística, este retroceso social y cultural representa un dudoso retorno a las tierras venezolanas.
Ser el país latinoamericano con el mayor índice de migración de los últimos 20 años nos deja serios efectos como nación. Como consecuencia de esta crisis nos hemos convertido en un país exportador de talentos.
Un claro ejemplo de esta realidad lo representa el cierre de Radio Caracas Televisión en aquel 27 de mayo del 2007. Este canal televisivo fue el que acompañó a varias generaciones por aproximadamente 50 años y el que vio nacer y crecer a numerosos talentos del medio artístico como Scarlet Ortiz, Juan Carlos García, Lupita Ferrer, José Luis Rodríguez, Pierina España, Orlando Urdaneta y más. Estos talentos evidentemente se vieron en la necesidad de probar suerte en tierras internacionales debido a la falta de libertad de expresión a la que se somete el país.
Esta realidad no afecta solamente al gremio artístico reconocido. ¿Qué sucede con el diseñador gráfico, el periodista, el artista plástico, el poeta, director creativo, el locutor, el guionista, el analista de marketing, el fotógrafo, el publicista, el músico? Se ve en la obligación de explorar otros territorios en busca de una realidad que les permita crecer profesionalmente y mantener su integridad física, emocional y mental intacta.
Es evidente que el escenario actual no está apto para recibir de vuelta a los talentos perdidos y es aún más grave presenciar la pérdida de talentos que día a día dejan las tierras venezolanas en búsqueda de un mejor futuro.
La razón de pertenecer a una sociedad es precisamente para que cada miembro individual pueda desarrollarse de forma más efectiva que si lo intenta solo. La misma sociedad debe regirse por otros conceptos básicos como la libertad, la fraternidad, el respeto y el humanismo; los mismos que hoy día escasean en la realidad venezolana.
LatinAmerican Post | Amanda Rebeca Díaz Marín