La desigualdad social en Latinoamérica: una condición que afecta la salud
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Latin American Post fija posición ante un problema más común y profundo de lo que se cree a primera vista
La salud debe ser siempre primero, sin embargo, algunos de nuestros países no parecen tenerlo tan claro. Recientemente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, mejor conocida como CEPAL, alertó sobre la desigualdad en la distribución del ingreso de las personas en América Latina, el cual disminuyó significativamente entre 2008 y 2015, debido en gran medida a la forma en como algunos países priorizan sus objetivos de desarrollo social.
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Aquel estudio, presentado en Santiago de Chile, mostró también las desigualdades en el uso del tiempo entre hombres y mujeres, en la condición étnico-racial y en otros desniveles que surgen en las diferentes etapas del ciclo de la vida. La conclusión del estudio que hizo la dirigente chilena del CEPAL, Alicia Bárcena, apuntó a que la desigualdad es una característica histórica de las sociedades de esta parte del mundo debido a la existencia de circuitos viciosos y que el objetivo es reducirla notablemente para el 2030.
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En Latin American Post coincidimos en que esta situación afecta la salud de las personas en el continente. Desde nuestro punto de vista, para que haya una mejora de los ingresos laborales de los sectores más humildes, hay que trabajar en la formalización de empleos, en un aumento real de los salarios mínimos en varios países de esta región geográfica, y en el incremento de transferencias monetarias hacia los estratos más necesitados.
Una realidad preocupante
James Fitzgerald es director de sistemas y servicios de la salud de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, en el marco del Día Mundial de la Salud, indicó que los ciudadanos de varios países latinoamericanos presentan numerosos retos de accesibilidad al servicio de salud, lo cual debería ser inconcebible en estos tiempos.
En ese sentido, no es difícil precisar que estos ciudadanos son los que se encuentran principalmente en zonas rurales, aunque el dirigente también hizo mención la población afrodescendiente como una de las más afectados por la desigualdad en los sistemas de Salud que imperan en América Latina.
El acceso a la salud en el mundo, y sobre todo en el continente, está condicionado, más no garantizado y esto se debe a obstáculos como la capacidad económica, así como un servicio no óptimo y otras irregularidades de índole físico y geográfico.
De hecho, en ese sentido, la ONU dio unas cifras aterradoras en las que tres de cada diez personas en esta parte del mundo no tienen acceso a servicios sanitarios por falta de dinero. Insólito, tomando en cuenta que el estado debe garantizar un derecho básico de los seres humanos, sin ningún tipo de distinción.
El problema surge desde el estado, pues en muchos de ellos, la inversión pública en salud es muy baja. De acuerdo a la Organización Panamericana de Salud (OPS), el Producto Interno Bruto (PIB), para la salud debe alcanzar progresivamente un 6%, pero en promedio la cifra es del 4% solamente.
Las cifras que maneja la OPS y que respaldan esa conclusión, apunta a que las naciones latinoamericanas invierten solo 3,8% de su PIB en materia de salud, y que, en el ámbito mundial, casi 800 millones de ciudadanos, alrededor del 12% de la población, deben invertir de su presupuesto personal para atender situaciones de salud.
Más desigualdad, menos salud para el ciudadano latinoamericano
En definitiva, Latin American Post respalda las investigaciones que muestran que muchos gobiernos no están invirtiendo lo que la salud amerita, atentando contra el objetivo del CEPAL para el 2030 y por supuesto, con la condición de vida de los latinoamericanos.
Toda esta situación afecta el debido cubrimiento y atención de la población, especialmente la rural, tal y como lo plantea la Agenda sostenible de las Américas 2018-2030, que, a su vez, se plantea retos como reforzar la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, así como en paralelo solucionar problemas de acceso en áreas rurales y remotas. En definitiva, más inversión y mayor cobertura y prevención de parte de los estados en materia de salud.
LatinAmerican Post | Equipo Editorial