Jhon Montoya busca conquistar Latinoamérica
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De la mano del sello argentino ZZK, Jhon Montoya, pereirano de corazón, planea tomarse la región con el lanzamiento de su segunda producción discográfica
Puede que en Latinoamérica, en especial su país natal, Jhon Montoya sea un desconocido. Y sí. Puede que Jhon haya nacido en Colombia, que tenga su acento pereirano bastante marcado, pero su vida profesional musical la desarrolló en Italia, país donde estudió violín en un conservatorio. Poco a poco se vio inmerso en la música electrónica y la combinó con la cumbia, aquella música latinoamericana que lleva décadas cautivando a Europa con su sabor.
En el 2015, lanza su primer disco bajo un sello italiano y pudo concretar varias fechas a lo largo del viejo continente. En el 2016, pudo venir a su tierra, en el marco del festival catalán exportado a Bogotá, el Sónar, y logró conseguir varios toques en México. Sin embargo, estas fueron sus únicas presentaciones en Latinoamérica, hasta su reciente contrato con el sello argentino ZZK Records. El 10 de mayo lanza su primer disco con este sello, llamado Otun, y ofrecerá varios conciertos en la región, empezando el viernes 3 de mayo en Bogotá, en Latino Power junto a los nacionales Cero39, Cerrero y León Pardo.
Hablamos con Jhon acerca de la producción de su segundo disco, la gastronomía y su plan de conquistar Latinoamérica.
PV: ¿Cuándo empezaste a grabar este disco?
JM: Empecé a grabar en el 2016 en Colombia cuando me invitaron al Sónar de Bogotá. Aproveché ese viaje para dar varios conciertos en México y acá y también aproveché para conocer más el país, porque yo llevo desde el 2001 viviendo en Italia y siempre que vengo a Pereira a visitar la familia nunca he podido quedarme más de un mes por cuestiones de trabajo. Cuando me invitaron al Sónar, pude quedarme dos meses en Colombia y fue una manera muy distinta de vivir Pereira. Tuve tiempo para recorrer la ciudad, grabar, conocer gente y eso fue esencial para la creación del disco. Todo eso está plasmado en el disco.
PV: Tuviste tres años para producir este disco. Cuéntame por qué no decidiste lanzarlo antes.
JM: Fue un proceso muy interesante porque fue paralelo a mi vida. Una obra está casi siempre relacionado con la vida de su creador. En esos tres años viví muchos cambios, varios de ellos positivos. Este álbum lo viví lentamente, me sentí poniendo un ladrillo a la vez. Cuando termine la producción, vi el muro entero y quedé fascinado, pero me di cuenta que me tocaba limpiarlo y pulirlo. Ese fue un proceso completamente diferente que duró alrededor de un año. Yo lo viví como cuando uno se encuentra un diamante y uno empieza a limpiarlo y limpiarlo con la esperanza de que al terminar va a quedar una piedra preciosa. Entre más limpiaba y más trabajaba las grabaciones, más brillo y más belleza tenía. A pesar de demorarme tanto, yo volvería a vivir esta experiencia. En mi próximo disco me gustaría vivir dos, tres meses en algún lugar para absorber todo lo que tiene por ofrecerme y proyectarlo en mi próxima producción.
PV: ¿Dónde te gustaría vivir para la producción de tu siguiente trabajo?
JM: Desde pequeño he soñado con vivir en Bali, Indonesia. Las islas paradisíacas de Indonesia se me hacen un terreno ideal para empezar a componer mi próximo trabajo. Indonesia ofrece un paisaje natural realmente impactante y algo me dice que es ideal para mi trabajo. Mis trabajos deben ser influenciados por la naturaleza.
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PV: Tú has visitado varios países del mundo. ¿Qué has recogido de esas distintas culturas que has conocido?
A mí me encanta conocer las culturas por medio de la comida. Me parece que por medio de la gastronomía uno puede entender la cultura. Esto sumado a los comportamientos de las personas se me hacen lo más importante para conocer la cultura. Por ejemplo, en China y en Croacia, la gente es bastante seria. Uno creería que siempre están amargados y en verdad no son muy queridos, pero así es como son, son muy serios. En ciudades europeas como París o Berlín se respira mucho aire artístico y uno se da cuenta que la gente es muy tolerante con todo, si uno quiere ir desnudo por ahí, lo dejan. Claro, hay excepciones. En Islandia la gente es muy creativa y libre a pesar de ser una población minúscula. Al recorrer varias partes del mundo, he aprendido a relacionarme y a actuar. La primera vez que fui a Croacia quedé con la sensación de que todos son unos malhumorados, pero no es así, simplemente son muy serios.
PV: ¿Eres fanático de la cocina?
JM: Me encanta comer. Estoy seguro de que lo que más he gastado en la vida es en comida. Además me pasa que es un placer enorme comprar comida, pero a la vez no. Me parece que la comida es muy inmaterial siendo física, porque tú sólo la consumes una vez y ya, no es como una camiseta que la usas hasta que te canses o un disco que lo pones cuantas veces quieras. Sin embargo, por eso mismo es muy mística. Yo no soy un gran cocinero, pero admiro demasiado a los que pueden hacer maravillas con tan poco. En ese sentido, me parece que la música y la cocina están relacionadas, porque uno con muy poco puede hacer muchísimo, y no me refiero solo a cantidad. Alguien talentoso hace mucho con poco, me parece.
PV: Musicalmente hablando, ¿cuál es tu ingrediente favorito?
JM: Me encanta el bajo. Para mí es fundamental en la música. Yo al componer no tengo un orden preestablecido para maniobrar, pero de lo primero que le meto siempre es el bajo. Un buen bajo es alegría para mis orejas. Me pasó en una canción del disco que se llama Edén que tenía un bajo muy simple y le pedí asistencia a Óscar Alford, que me ayudó en la producción del disco junto a Richard Blair. Él me recomendó un bajista, que de hecho estará conmigo el viernes en Bogotá en el toque. Cuando me mandaron la grabación yo quedé impactado, de hecho cada vez que escucho esa canción, me siento en otro mundo.
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PV: Richard Blair es una leyenda musical en Colombia. ¿Cuál fue su papel en tu disco?
JM: Él y Óscar cumplieron un papel demasiado importante en el disco. Antes todo lo que hacía lo producía yo mismo. Cuando terminé el disco y lo mandé al sello, me dijeron que estaban buenos los temas, pero que les faltaba un poco de equilibrio, que le trabajara a ciertos canciones. Yo sabía que le faltaba algo y ellos me lo confirmaron, por lo que contacté a Oscar y a Richard y empezamos a trabajar canción por canción. En todo lo que yo estaba dubitativo, ellos lo arreglaron. Óscar era más que todo arreglista y Richard era el juez, el que decía qué estaba bien y qué no. Sin embargo, yo siempre tuve la última palabra, que fue una condición no negociable para hacer este disco. Esto me encantó de ZZK, porque varias disqueras consideran que ellos tienen la última palabra y no el compositor.
PV: Me imagino que con ZZK vas a estar más presente en Latinoamérica, ya que en el pasado con tu sello anterior visitaste muy poco esta zona.
JM: Esa es la idea claramente. Para mí, entrar a este nuevo sello es muy gratificante y es un verdadero honor para mí. Por todo lo que han hecho, por lo que representan y por lo que van a hacer. Si sentía que antes sólo le estaba llegando a Europa, ahora con ZZK siento que tengo salida tanto en Europa como en Latinoamérica, y ya te había dicho que había tocado muy poco en Latinoamérica. De hecho, sólo en Colombia y en México. Ahora voy a tocar más acá, por ahora tengo eventos en Colombia y en Ecuador.
LatinAmerican Post | Pedro Vergara
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