¿Deberíamos cobrar por ofrecer nuestros datos personales en la web?
Un investigador del instituto IMDEA Networks propone que los usuarios reciban una compensación económica a cambio de los datos personales que ofrecen en la web.
Mujer usando su computador portátil. / Foto: Unsplash
LatinAmerican Post | Marcelo Jaime
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Read in english: Should we charge for offering our personal data on the web?
Cada vez que realizamos una acción en internet (una búsqueda, una compra, una visualización) generamos una información muy valiosa para las empresas. Esos datos personales son el insumo básico para realizar campañas de publicidad, orientar las ventas hacia un determinado producto o alimentar los sistemas de inteligencia artificial. No es de extrañar, por lo tanto, que se comercialicen a precios muy elevados. Ahora bien, ¿deberían pagarnos por ofrecer esos datos en la web?
En un artículo publicado en la revista IEEE Internet Computing, el profesor Nikolaos Laoutaris afirma que los usuarios deberían recibir una compensación monetaria explícita a cambio de sus datos. En la actualidad, por el contrario, la retribución es implícita: las empresas toman los datos a cambio de servicios en línea gratuitos.
Para Laoutaris, investigador del instituto IMDEA Networks, este cambio supondría un importante avance hacia una revolución industrial basada en datos. Dicha revolución se enmarca en lo que denomina una economía de datos centrada en las personas.
¿Cuánto valen los datos personales en la web?
Calcular el costo de los datos personales no es una tarea sencilla, ya que deben tenerse en cuenta varios factores. Esto origina que exista mucha diferencia entre las diversas estimaciones que se publican al respecto.
Por ejemplo, de acuerdo con un artículo publicado en The New York Times, el beneficio que generó la recolección de datos en Estados Unidos fue de US$ 76 000 millones en 2018. Una cifra que equivaldría a US$ 122 por usuario. Sin embargo, según el diario ABC, los datos bancarios y de redes sociales se venden en la 'deep web' a 870 euros (unos 940 dólares) por usuario.
En ese sentido, Nikolaos Laoutaris sostiene que una familia de cuatro personas podría ganar unos US$ 20 000 anuales por la cesión de sus datos. Por cierto, aclara que se trata de un cálculo más bien conservador y que debería ir aumentando en el futuro.
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Beneficios de un ingreso anual a cambio de los datos personales
De acuerdo con el profesor Laoutaris, un ingreso anual a cambio de los datos personales sería beneficioso no solo para los usuarios, sino también para la sociedad en general y para las empresas que se dedican a la recolección y venta de datos. En este sentido, otros autores ya han expresado la idea de un ingreso universal mínimo sustentado en las ganancias que genera la economía digital en la que vivimos. Una economía, por cierto, que necesita cada vez más y mejores datos para sustentar su crecimiento.
En cuanto a las personas, dicha renta supondría una compensación económica que amortiguara el impacto de la automatización en la pérdida de puestos de trabajo. Para las empresas, representaría la posibilidad de acceder a datos de mejor calidad, ya que en la actualidad, debido a la facilidad y la gratuidad con la que se obtienen, se tiende a recopilar una cantidad excesiva de información, mucha de la cual es irrelevante en términos económicos.
Además, si los usuarios recibieran una compensación económica explícita, estarían más predispuestos a proporcionar información valiosa. No por nada, dice Laoutaris, esta propuesta ha sido bien recibida por líderes de la industria como Mark Zuckerberg, Elon Musk y Bill Gates.
¿Es factible la propuesta de un ingreso anual a cambio de los datos personales?
A pesar de los desafíos que supone diseñar la tecnología necesaria para su aplicación, el profesor Laoutaris afirma que su propuesta es factible. En su opinión, las herramientas indispensables para llevarla a cabo ya existen en la actualidad, solo es cuestión de combinarlas de manera adecuada. Por supuesto, para tal fin será necesaria la participación de diversas disciplinas (economía, ciencias de la computación, matemáticas, entre otras).
Finalmente, Laoutaris argumenta que “todo lo que requiere este cambio es que un pequeño conjunto de servicios en línea visionarios descubran los beneficios de este enfoque (disminuir las disputas entre privacidad y utilidad, incentivar a los usuarios para que compartan más datos) y lo usen como un elemento diferenciador y una ventaja competitiva sobre sus competidores. Si resulta exitoso, otras empresas lo adoptarán y, finalmente, se convertirá en una práctica común”.