¿Cómo han manejado otros países de América Latina los desastres naturales?
Ante la devastación provocada por el huracán de San Andrés y Providencia, investigamos otros casos sobre cómo los gobiernos intentan la reconstrucción de los desastres.
El paso del huracán Iota por las islas de San Andrés y Providencia en Colombia, deja abierta la duda de cómo otros gobiernos han manejado catástrofes naturales de este tipo. / Foto: Pixabay
LatinAmerican Post | Ariel Cipolla
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Además de la cuestión sanitaria, los gobiernos deben ocuparse de otras cosas más. Entre ellas, la economía, la seguridad e incluso los desastres naturales. De acuerdo con la CNN, las islas colombianas de San Andrés y Providencia recibieron, por primera vez en la historia, los efectos de un huracán de categoría 5.
Al mismo tiempo, según revela la web de DW, el ojo del poderoso huracán impactó de lleno en este pequeño territorio colombiano. Este huracán, conocido como Iota, habría causado daños del 98% en la infraestructura de la isla, además de provocar, al menos, la muerte de una persona en ese lugar.
De acuerdo con el presidente colombiano Iván Duque, San Andrés y Providencia estaría reconstruida en 100 días. Es decir, se prevé que para marzo del 2021 la zona pueda recuperarse de las afectaciones naturales del archipiélago, gracias a un plan gubernamental. Ante ese panorama, decidimos averiguar otros casos en los que países latinoamericanos hayan tenido que lidiar con este tipo de catástrofes naturales.
Terremoto en Chile (2010)
Desde Diario UChile mencionaron que el 27 de febrero del 2010 los habitantes chilenos se sorprendieron por uno de los terremotos más fuertes de la historia de planeta. El terremoto de 8,8 Mw azotó la zona centro sur del país, dejando, al menos, 156 chilenos muertos, además de otros tantos desaparecidos.
Ante ese panorama, la web del Gobierno de Chile, a través de su Ministerio de Planificación, había puesto en marcha la producción y entrega oportuna de unas 40 mil viviendas de emergencia, aislaciones térmicas y kit eléctricos. Gracias al Comité de Emergencia, realizaron un Sistema de Protección Social en el que se diagnosticaron los daños de la zona y se procedió a ceder recursos del Estado, incluyendo bonos en formato de subsidio para los afectados.
Terremoto de Haití (2010)
El país caribeño sufrió un devastador terremoto en el 2010. De acuerdo con la BBC, el 12 de enero se registró un sismo de magnitud 7,0 Mw a una profundidad de 10 km, teniendo, como consecuencia, la muerte de 316.000 personas, 350.000 heridos y más de 1,5 millones de personas sin hogar, de acuerdo con cifras del gobierno.
El hecho de que este terremoto devastase al país más pobre de América derivó en muchísimas complicaciones a escala política. Sin embargo, la web Aniversario El País mencionó que, si bien se habla de una “reconstrucción infinita”, la ayuda internacional se movilizó para generar recursos y evaluar progresos.
Básicamente, Haití todavía continúa viviendo de la ayuda y la cooperación internacional, como ocurre con Cáritas. Al llamar a una emergencia inmediata, se usaron los fondos para poder reconstruir las escuelas y viviendas, proporcionar raciones de comida y atender los asuntos más urgentes de los ciudadanos.
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Terremoto en Ecuador (2016)
El terremoto ecuatoriano ocurrió el 16 de abril del 2016, siendo un movimiento sísmico con una magnitud de 7,8 Mw. Desde El Mundo indicaron que este desastre natural dejó “cientos de muertos” en el norte de la región costera del país, además de varios heridos y lugares destruidos.
Desde El Comercio indican que, incluso años después del terremoto, la reconstrucción “sigue en Manabí”, la provincia que alberga el lugar del epicentro, que fue Pedernales. Desde que ocurrió el terremoto, se destinaron 24 millones de dólares para reconstruir un sistema de agua potable, además de políticas de ayuda de emergencia desde el Ministerio de Desarrollo Social.
Por lo tanto, hemos visto que no se trata de hechos aislados, sino que históricamente los países caribeños y latinoamericanos han sufrido catástrofes naturales. La clave parecería estar, entonces, en la destinación de fondos gubernamentales para que la reconstrucción de los sectores sea clave e intentar que todo vuelva a la normalidad lo antes posible.