AMÉRICAS

Perú podrá tener nuevo presidente, pero seguirá en crisis

El país inca ha vivido inestabilidad política desde hace varios años y el "nuevo" panorama político nacional presagia poca gobernabilidad.

Peruanos marchando en las calles sosteniendo una bandera de Perú.

Todos los últimos presidentes peruanos electos por voto popular están o investigados o condenados. Foto: TW-evoespueblo

LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández

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Read in english: Peru may have a new president, but it will continue in crisis

Parece que las naciones, para poder ser consideradas latinas, deben tener, por lo menos, una inestabilidad política. Entre los ejemplos más marcados de los últimos años, está el Perú. Desde hace casi 30 años ha vivido en un constante cambio y crisis política. 

Clase política en la cárcel

Todos los últimos presidentes peruanos electos por voto popular están o investigados o condenados. Desde Alberto Fujimori y sus crímenes de lesa humanidad cometidos durante su dictadura (llegando al poder por voto popular), hasta Martín Vizcarra que fue electo como fórmula vicepresdiencial de PPK y destituido por el Congreso el año pasado.

A esta lista se suman, el mismo Pedro Pablo Kuczynski (arresto domiciliario por lavado de activos), Alan García (acusado de corrupción y se suicidó antes de ser arrestado en 2019),  Alejandro Toledo (pedido en extradición) y Ollanta Humala (acusado de haber recibido USD 3 millones para su campaña).

Esto ha dejado a un Perú acefálo en materia de líderes políticos. No hay un partido que haya gobernado y que luego no cargue con el lastre de la corrupción. Esto permitió la sobrepoblación de partidos y candidatos presidenciales en las últimas elecciones, que terminaron dejando a Pedro Castillo y Keiko Fujimori en segunda vuelta.

La crisis continúa

Cuando se esperaba que con estas votaciones regresara la estabilidad y la confianza en las instituciones y la clase política, parece que sucedió todo lo contrario. Luego de unas elecciones reñidas, hay más incertidumbres y polarización que certezas.

El principal motivo es por lo reñido que estuvieron las elecciones. Con un margen tan pequeño y el rechazo de Fujimori de aceptar los resultados y pedir que se anules varias boletas, la tensión se ha apoderado de varias regiones del país. A pesar de que el pedido de Fujimori se hace bajo acusaciones de fraude electoral en varias regiones donde su contrincante ganó, la candidata no ha presentado ninguna prueba para sustentar aquella acusación. Incluso, varios organismos internacionales han respaldado los resultados electorales.

Ante esta crispación,  en varias ciudades del Perú se han concentrado seguidores tanto de Keiko, como de Castillo. En el sur, en las ciudades de Arequipa y Cusco, se desarrollaron marchas en apoyo al líder del partido Perú Libre. Los marchantes protestan a las afueras de las oficinas del poder electoral para que se oficialice la victoria de Castillo. Se teme que la inestabilidad y la incertidumbre que hoy empaña al Perú, pueda generar mayores aglomeraciones, incrementar la crisis sanitaria por el coronavirus y disminuir la inversión. Esto es una demostración de que, gane quien gane, tendrá a medio país en contra y que posiblemente no reconozca su victoria.

Falta de Gobernabilidad

Pero el problema tampoco terminaría con la oficialización de un ganador: ya sea Castillo (que a hoy es el virtual vencedor) o Fujimori. Las reñidas elecciones de dos candidatos con tanto antivoto también es un ejemplo de la polarización que vive Perú. Cualquiera que quede como presidente, tendrá un gran reto al momento de gobernar.

Por un lado, ninguno de los partidos que sirvieron de plataforma para los políticos tiene mayoría o control del legislativo. Esto indica que cada iniciativa de ley que quiera impulsar el ejecutivo, deberá de formar coaliciones suficientes o lograr apoyo de varios movimientos.

Lea también: ¿Qué tan progresista o izquierdista es el posible nuevo presidente del Perú?

Y la anterior presidencia de la dupla PPK-Martín Vizcarra demostró que si no se tiene una coalición, será un dolor de cabeza y un impedimento para lograr pasar las reformas necesarias que enfrentará el Perú en un contexto de postpandemia.

Castillo empieza a buscar consensos

Siendo el principal candidato a ser proclamado presidente, Castillo ya ha empezado a tomar decisiones o discursos más conciliadores y con ánimos de bajar el miedo a su discurso considerado extremista que usó en campaña. Una de sus primeros anuncios fue ratificar al presidente del Banco Central de Reserva del  Perú. De esta forma, intenta enviar un mensaje a los mercados de que esta institución mantendrá independencia del ejecutivo.

Tan solo queda que dejen a un lado las aspiraciones personales y dejen de prioridad el buscar estabilidad política y económica para el país. 

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