¿Conviene la regulación de las drogas?
La regulación de las drogas, en especial de la cocaína, es un debate que cada vez permea más a la opinión pública. ¿Convendría para los países ir por esta línea?
Foto: Reuters
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez
No es un secreto que la cocaína es un negocio millonario que genera mucha violencia y problemáticas sociales. De acuerdo con el Informe Mundial sobre las Drogas 2021, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el 83% de la cocaína incautada en todo el mundo proviene de las Américas, especialmente de América del Sur, con 755 toneladas en 2019.
Pese a que en Asia y África la comercialización de cocaína es un problema en crecimiento, la principal producción y cadenas de tráfico están en Latinoamérica, de donde se envía la droga hacia Estados Unidos y Europa principalmente. De acuerdo con este informe de la ONU, las principales zonas de cultivo se encuentran en Colombia, Bolivia y Perú, y el principal flujo del tráfico continúa siendo desde Colombia hacia Estados Unidos. No obstante, países como Ecuador, Venezuela y los países de Centroamérica son parte de esta cadena, sin contar a México, donde el fenómeno del narcotráfico tiene dimensiones mayores, que lo hacen un país con cada vez más violencia por las luchas de los cárteles de la droga, que se disputan las rutas comerciales.
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Un nuevo enfoque
Por años la política en la lucha contra las drogas se ha centrado en una mano dura. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, los resultados no parecen ser positivos o, por lo menos, avanzar. Se podría decir que el narcotráfico no se ha acabado sino que se ha transformado porque las redes criminales se reorganizan en cuanto uno de sus líderes es detenido. De esta forma, el negocio continúa funcionando, dejando violencia en los territorios y burlando a la ley. Por esto, muchos expertos concluyen que la lucha contra las drogas ha fracasado y es momento de buscar alternativas.
Una de estas personas es el ex presidente de Colombia Juan Manuel Santos, que es miembro de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, compuesta por 34 políticos, líderes e intelectuales de diferentes procedencias. En este grupo se destacan figuras como Helen Clark, Ex Primera Ministra de Nueva Zelanda; Fernando Henrique Cardoso, ex presidente de Brasil; José Ramos-Horta, premio Nobel de Paz; Kgalema Motlanthe, Ex presidente de Sudáfrica; Ruth Dreifuss, Ex presidenta de Suiza y Kofi Annan, Exsecretario General de las Naciones Unidas. Dicha organización, lanzó a finales del año pasado su reporte anual, que para el 2021 se tituló “Tiempo de acabar la prohibición”, en el cual señala que el mercado ilegal de drogas tiene un valor estimado en 500.000 millones de dólares, controlado por la delincuencia organizada transnacional.
“Hasta ahora, con la prohibición, los grandes traficantes de drogas han sido los únicos ganadores. La manera más efectiva de luchar contra ellos es simplemente acabar la prohibición y regular el mercado de las drogas”, señaló el ex presidente Santos en el lanzamiento de este reporte. Además, aseguró que esto es urgente, especialmente para Colombia y los países productores, pues entre más tiempo pase, las mafias se fortalecen más.
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— Global Commission on Drug Policy (@globalcdp) December 23, 2021
Otro tema relacionado con la cocaína, que puede resultar similar al del cannabis medicinal, es la necesidad de aprobar el uso de la hoja de coca, que hoy en día se encuentra en un limbo. Esta planta es usada por diversas comunidades indígenas, con sus conocimientos ancestrales, para la fabricación de diversos productos. De hecho, recientemente la comunidad Nasa de Colombia tuvo líos con Coca Cola por la producción de una cerveza derivada de las hojas de coca, llamada Coca Pola. En este uso de la coca, completamente diferente al de la cocaína, podría existir una oportunidad de negocio para comunidades de los países cultivadores.
Regular las drogas no tendría que significar que circulen libremente y cualquier persona pueda acceder a ellas, que es uno de los puntos que más resistencia genera. De hecho, las propuestas sobre la regularización suelen indicar que el uso de drogas se debe tratar como un tema de salud pública, con enfoque preventivo, pero no de criminalidad. Cifras de un reporte de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito señalan que en 2019 el consumo de drogas mató a casi medio millón de personas en 2019 y al menos 275 millones de personas usaron drogas durante el 2020. En este sentido, la regularización debería implicar un mayor control sobre este negocio, sin incentivar el consumo.
No obstante, pese a que estas medidas puedan tener beneficios para los países en la reducción de la violencia, la estigmatización y la criminalidad, no es una labor sencilla. La Comisión Global de Políticas sobre Drogas señala que hay 5 factores claves para lograr una política de drogas efectiva: poner la salud y la seguridad de las personas en primer lugar; garantizar el acceso a medicamentos esenciales y para el dolor; poner fin al encarcelamiento y criminalización de los consumidores de drogas; reenfocar los esfuerzos para combatir el crimen organizado, garantizando desarrollo social y regular el mercado de las drogas para poner a los Estados en control de dicho mercado.
No obstante, para que esto fuera efectivo, sería necesario tener un enfoque diferencial en la nueva política mundial de tratamiento de drogas, pues los países productores tendrían que enfrentar problemáticas diferentes a las de los países consumidores. Mientras que los países mayoritariamente consumidores, como Estados Unidos y Europa, deberían centrarse en la salud pública de la población, los países productores deberían subsanar problemas estructurales económicos y sociales. Esto implicaría redistribuir los presupuestos que actualmente se asignan a la fiscalización de las drogas para atender a las poblaciones que hoy hacen parte de las zonas afectadas por el tráfico.