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Los retos de Gustavo Petro, nuevo presidente de Colombia

Ahora que Gustavo Petro ganó la presidencia en Colombia, estos son los principales retos que afrontará en su gobierno.

Gustavo Petro, nuevo presidente de Colombia

Foto: IG-gustavopetro

LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández

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Los colombianos ya han decidido y Gustavo Petro fue elegido como el nuevo presidente con más de 11 millones de votos. Sin embargo, tan pronto llegue a la Casa de Nariño el próximo 7 de agosto, tendrá que afrontar varios retos.

Un país dividido

El primer reto que tiene el nuevo mandatario es unir y navegar dentro de un país completamente dividido. Las reñidas elecciones demuestran que casi la mitad de la población estará en contra del nuevo Gobierno. Será tarea de Petro lograr la unión política y social. No solo en materia de partidos políticos, sino de movimientos sociales.

Es indiscutible la presión social que existirá durante su mandato y necesitará de una oposición constructiva y dispuesta al diálogo. Precisamente, lo que no logró el Gobierno saliente de Iván Duque, a quién se le dificultó de manera especial tender puentes de diálogo y que derivó en un Gobierno con gran rechazo por parte de la población.

Lee también: Elecciones Colombia: principales diferencias de las propuestas de Rodolfo Hernández y Gustavo Petro

Sin mayorías claras en un Congreso fragmentado

Si algo tenían en común tanto Petro como Rodolfo, es que ninguno iba a tener una mayoría clara en el legislativo. Ahora, tras la victoria del exalcalde de Bogotá, el mandatario deberá negociar con fuerzas aliadas y lejanas para poder tramitar reformas o iniciativas de ley que planteó en su plan de Gobierno.

El presidente electo tiene la fuerza política más votada en las pasadas elecciones legislativas. El Pacto Histórico obtuvo 20 curules de 108 en el Senado y 28 de 188 en la Cámara de Representantes. Adicionalmente, Petro obtuvo el apoyo de la mayoría de políticos dentro de la Alianza Verde (13 en Senado y 17 en Cámara), más los 5 puestos en Cámara y Senado del partido Comunes (antigua FARC) y también podrá lograr alianzas con algunos congresistas rebeldes o independientes, como la curul petrista de Fuerza Ciudadana en Cámara. Sin embargo, de ahí a lograr mayorías en el Congreso hay un camino largo.

Será vital el papel que juegue el partido Liberal (quién apoyó a Rodolfo Hernández). Previo a la primera vuelta, Petro tuvo acercamientos con el líder del movimiento, César Gaviria. Sus 14 puestos en Senado y 32 en Cámara pueden marcar la diferencia entre una coalición de Gobierno con mayoría o no. También será clave si negocia con el Partido de la U, caracterizado por pactar con el Gobierno a cambio de participación política.

Es por esto que tendrá una oposición fuerte y consolidada. El partido Conservador (15 en Senado y 25 en Cámara), el Centro Democrático (13 en Senado y 16 en Cámara), Cambio Radical (11 en Senado y 18 en Cámara) y los partidos Cristianos (4 en Senado y 1 en Cámara).

Un panorama económico complicado

Pese a que Colombia ha sido una economía relativamente estable en las últimas décadas en la región, no escapa a los fenómenos inflacionarios mundiales. Petro recibe un país con una perspectiva de crecimiento positiva para el 2023. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, se estima que el país andino tendrá un crecimiento de 6,1% para 2022 y 2,1% del PIB para el próximo año. Estos números están muy por encima de los demás miembros en la zona, como el 3,2% y 2,6% de Costa Rica, y 1,9% y 2,1% de México.

No obstante, la misma OCDE también ha advertido de los riesgos de hambruna que tiene toda la región debido a una crisis alimentaria causada por la guerra en Ucrania y los fenómenos inflacionarios de todo el mundo. En campaña, Petro enarboló las banderas de la producción nacional y la de limitar las exportaciones, fenómeno que podría poner en riesgo los precios para el consumidor final ante este panorama que evidencia la comunidad internacional. El líder del Pacto Histórico, también defiende un aumento en la producción, poniendo a producir al campo, hoy con millones de hectáreas improductivas o lotes baldíos.

Sin embargo, en entrevista con CNN, el hoy presidente electo aseguraba que "vamos a restituir la capacidad que tiene el país de producir alimentos. Es una vergüenza que en Colombia estos políticos destruyeron el campo. No producimos lo que nos comemos, habiendo aquí más de 20 millones de hectáreas para hacerlo”.

Una paz a medias

Otro gran desafío que deberá afrontar el nuevo Gobierno desde que se posesione es hacer cumplir los acuerdos de paz firmados con las FARC durante el Gobierno del presidente Santos. El recién elegido mandatario siempre ha sido un defensor de los acuerdos de paz y ha elaborado una campaña ambiciosa para iniciar un proceso de perdón social que puede incluir varios protagonistas. 

Igualmente, el nuevo jefe de Estado y Gobierno tendrá que reparar la confianza del país entero en el proceso de paz, luego de un presidente que ha sido ambiguo y muchos catalogan como "enemigo" del acuerdo. A pesar de que Iván Duque, el presidente saliente, ha manifestado que ha cumplido lo acordado, muchos organismos y críticos aseguran que se ha encargado de torpedearlo y cumplir en menor forma.

Petro también deberá retomar los diálogos con la guerrilla del ELN. Estos acercamientos también fueron iniciados durante el gobierno de Santos, pero debido a un ataque a una Escuela Militar durante el Gobierno Duque, las negociaciones se quebraron y están suspendidas desde entonces. El hoy presidente electo defendió una continuación de los diálogos.

Política de drogas y violencia

Petro defendió en su campaña una nueva política de drogas, basada en la regulación en vez de la prohibición. Ahora, deberá ponerla en agenda tanto nacional como internacional. Deberá asumir la difícil tarea de conseguir aliados en Europa y Estados Unidos (principales consumidores) para lograr así avances internacionales.

Esto podría ayudar en gran medida, otro de los problemas que hoy afronta el país cafetero: la violencia rural y urbana. Siendo siempre el narcotráfico (y otras economías ilegales) la gasolina para la violencia en la ciudad y el campo, un cambio en la política de drogas, podría también mejorar los niveles de criminalidad por parte de grupos armados ilegales dedicados al narcotráfico y la misma delincuencia que hoy sufren los ciudadanos en casi todas las principales ciudades del país.

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