Petro y Boric: una izquierda latinoamericana diferente al Socialismo del siglo XXI
Los nuevos gobiernos de Chile y Colombia se enmarcan en un progresismo que intenta continuar el socialismo del Siglo XXI, pero no repetir las derivas autoritarias de algunos de esos gobiernos
Fotos: TW-petrogustavo, TW-gabrielboric
LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández
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Los Gobiernos de Gustavo Petro en Colombia y de Gabriel Boric en Chile parecen representar una nueva izquierda en Latinoamérica. Esto, en una región enmarcada en gobiernos autoritarios, regímenes poco democráticos y con una izquierda conservadora. La nueva izquierda que acaba de llegar a estos dos países tiene nuevos retos.
La cercanía inusual que han mostrado los nuevos presidentes de Colombia y Chile no es coincidencia. Ambos proyectos políticos tienen particularidades diferentes a cualquier otro gobierno de izquierda en la región y demuestran que su intención es desmarcarse de otros gobiernos (a veces infructuosamente).
Tanto Boric como Petro comparten una visión del progresismo moderno, cercano al feminismo y al ambientalismo. Un modelo muy alejado del socialismo de Nicolás Maduro o Pedro Castillo, en el que manejan valores conservadores cercanos a la iglesia católica y a la explotación ambiental como método de generación de riqueza.
Estas diferencias las intentaron explotar al máximo ambos líderes en su campana presidencial o antes de llegar al poder. Ante el riesgo de ser siempre comparados con gobiernos poco democráticos como los de Venezuela, Nicaragua o Cuba, los dos mandatarios fueron enfáticos en tachar las formas antidemocráticas de estos países.
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Boric, cuando apenas era diputado, llamó a la izquierda chilena y latinoamericana a dejar los dobles estándares con gobiernos no democráticos como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Incluso, ya de presidente, para una entrevista con BBC Mundo, Boric dijo en enero que “Venezuela es una experiencia que más bien ha fracasado y la principal demostración de su fracaso son los seis millones de venezolanos en diáspora”. También descalificó al gobierno en Nicaragua. Por su parte, Petro repitió en diversas ocasiones que en Venezuela no hay democracia.
Incluso, el mandatario colombiano comunicó en su Twitter: “Le sugiero a Maduro que deje sus insultos. Cobardes los que no abrazan la Democracia. Saque a Venezuela del petróleo, llévela a la más profunda democracia, si debe dar un paso al costado, hágalo.” Esto, ante el reclamo de su homólogo venezolano a líderes de izquierda, como Boric, Petro y Pedro Castillo, por reiterar que se mantendrían alejados de la dictadura venezolana.
Incluso, Petro dio un duro golpe a las intenciones del chavismo más recalcitrante al anunciar que su Gobierno no extraditará a perseguidos políticos o refugiados de Venezuela que vivan en Colombia. Esto, una clara respuesta a la petición del líder chavista Diosdado Cabello.
Críticas
A pesar de intentar diferenciarse de estos otros movimientos y partidos socialistas tradicionales, tampoco significa que los consideren enemigos. Por el contrario, igual entienden que son gobiernos cercanos y en los que no encontrarán hostilidad.
El mayor problema será evaluar en dónde demarcarán las líneas rojas. Tanto Petro como Boric criticaron al Gobierno de Venezuela, Nicaragua y Cuba y los catalogaron como una dictadura. No obstante, tampoco tendrán la intención de bloquear relaciones con estos países. Incluso, el mismo presidente colombiano mantuvo como propuesta de campaña la normalización en las relaciones diplomáticas con Venezuela.
No obstante, las críticas nunca faltan y hoy se les critica una posible postura blanda o cercana a otros líderes de izquierda que también son cuestionados por diferentes motivos. En primera medida, el mismo Gustavo Petro firmó junto con Alberto Fernández (Argentina), Luis Arce (Bolivia) y Andrés Manuel López Obrador (México) una carta en apoyo a la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. La exmandataria hoy enfrenta una investigación por corrupción que podría dejarla fuera de la vida política. Los críticos de esta carta consideran que es una intromisión a la justicia argentina por parte de Gobiernos extranjeros.
Por otra parte, al gobierno de Petro también le han llovido críticas por su inasistencia a la votación de condena a Nicaragua en la OEA por los últimos casos de violación de derechos humanos. Esto claramente ha causado posturas de rechazo dentro de la oposición en Colombia, ya que lo ven como una estrategia de apoyo al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.
Boric, en la misma entrevista para la BBC, aseguró que su intención es lograr un nuevo eje de la izquierda. Esta será cercana a Petro en Colombia, Luis Arce en Bolivia y, posiblemente, Lula en Brasil. De llegar el carismático expresidente brasileño de nuevo a la presidencia, es claro que esta nueva izquierda latinoamericana puede proponer un nuevo proyecto, alejado de las dictaduras del socialismo del siglo XXI, más progresista y ambientalista.