Críticas a Khloé Kardashian: ¿Se ha salido de control el alquiler de vientres?
La polémica foto de Khloé Kardashian en una cama de hospital con su bebé y la solicitud de la Corte Constitucional de Colombia para que se regule el alquiler de vientre son algunos de los hechos que han vuelto a avivar el debate alrededor de esta práctica.
Foto: IG-khloekardashian
LatinAmerican Post | Vanesa López Romero
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El embarazo subrogado es una práctica que consiste en que una mujer preste su cuerpo para la gestación de un feto que tenga la genética de quien están haciendo uso de este "servicio". También hay una modalidad en la que la mujer puede prestar no solo su vientre, sino también sus óvulos. Por supuesto, esta es una práctica a la que solo pueden acceder personas con alto poder adquisitivo, pues no es un proceso ni sencillo ni barato. El debate a su alrededor ha crecido en la última década, precisamente porque cada vez más celebridades optan por ella y son cuestionadas por grupos sociales como los feministas, que ven en este proceso una forma más de utilizar el cuerpo de las mujeres sin tener en cuenta las consecuencias físicas o emocionales para las madres que alquilan sus vientres, las cuales acceden a este por las ganancias económicas.
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Colombia en búsqueda de una regulación
En el caso de Colombia, la práctica no está prohibida, pero tampoco hay un marco legal alrededor del alquiler de vientres. Sin embargo, a inicios de septiembre la Corte Constitucional hizo una solicitud al Congreso de la República para que la maternidad subrogada sea regulada e integral en el país. Y es que, en general, son muy pocos los estudios que se han hecho alrededor del alquiler de vientre y sus consecuencias, más allá de las obvias complicaciones asociadas al embarazo. La sobre estimulación hormonal, la comorbilidad de la cesárea, la toma de fármacos para evitar la subida de leche o el posible arrepentimiento y depresión posparto son tan solo algunas de estas.
Según el reportaje de Juan Diego Quinceno para El Espectador, en Colombia el proceso se maneja como si fuera un contrato de un servicio que se presta, en el que la mujer que pone su vientre es "el producto" y quienes lo alquilan son los clientes que pagan por ello. La mujer debe firmar un consentimiento tras pruebas médicas que determinen su buena salud y unas consultas psicológicas con las que, sobre todo, se busca que más adelante no se arrepienta de su decisión. Pero en este proceso quien pone su vientre es el eslabón más pequeño y quien tiene más posibilidades de verse afectada por cualquier complicación.
Con la solicitud de la Corte Constitucional se busca reconfigurar el marco legal alrededor de esta práctica para definir, en primera instancia, los argumentos que la permitirían o prohibirían y las condiciones a su alrededor. Pero esta no es la primera vez que la Corte Constitucional pide la regulación de la subrogación. Desde hace más de una década la entidad ha presentado ante el Congreso alrededor de 16 proyectos de ley que se han hundido. Se espera que con el nuevo Gobierno del Presidente Gustavo Petro la solicitud sea escuchada y el proyecto que busca la regularización avance en el país.
¿Por qué la foto de Khloé Kardashian está dando tanto de qué hablar?
La reciente solicitud en Colombia que ya se mencionó no es la única razón por la que el debate se ha vuelto a avivar. El fin de semana pasado, Khloé Kardashian publicó una foto en la que se la ve acostada en una cama de hospital mirando sonriente a su bebé recién nacido en sus brazos, lo cual no sería problemático de no ser porque Kardashian tuvo al bebé por medio de un embarazo subrogado. Esta imagen se suele asociar a la idea de una madre que acaba de pasar por labor de parto o que se acaba de someter a una cesárea, pero en este caso la socialité está literalmente tomando el lugar de quien sí pasó por esa experiencia como si hubiese sido ella.
La publicación ha sido vista con un lente político porque los embarazos subrogados han sido cuestionados por invalidar el proceso físico y emocional de quien alquila su vientre. Con ese hecho en específico surgen preguntas alrededor de los límites de la corporalidad y la maternidad. ¿Dónde inicia y termina la gestación?, ¿dónde inicia y termina la maternidad y paternidad? Una de las críticas más fuertes que se le hace al alquiler de vientre parte de la invisibilización de los cuerpos de quienes se prestan para esta práctica a cambio de una recompensa económica. Una invisibilización que se ve profesional en un ambiente médico y que ignora los afectos, sentirse y el bienestar emocional y físico de aquellas mujeres que están poniendo su cuerpo para que sufra los peligros y consecuencias que no sufrirá aquella persona que tiene el dinero suficiente para no pasar por ello. Un caso de invisibilización, en la que una madre con suficiente alcance económico se acuesta en una cama a ver a su bebé y desaparece a la mujer invisible que llevó ese bebé durante 9 meses en su vientre.
El embarazo subrogado clasifica y separa tajantemente a sus participantes. Por un lado, se tiene a los cuerpos reproductivos, y por otro a los “padres” reales. Las primeras son vistas y usadas como herramientas, de los segundos se busca satisfacer sus necesidades y deseos. Esta es una deshumanización que enciende las alarmas porque no solo refleja el uso de los cuerpos femeninos, sino que refleja los juegos de poderes y la brecha de clases.