Reseña de “El menú”: terror y comedia redundantes
"El menú" es la más reciente película de Mark Mylod, conocido por su trabajo en series de televisión. Acá llega a la pantalla grande con una mezcla de terror y comedia. Esta es nuestra reseña de "El menú".
Foto: YT-20th Century Studios
LatinAmerican Post | Staff
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La premisa de "El menú" es sencilla: un grupo de doce comensales de altísimo perfil ha pagado una suma extraordinaria de dinero para tener un puesto en el restaurante del aclamado chef Julian. El restaurante queda en una isla en la que los clientes, aislados del resto del mundo, degustarán un menú único que el chef ha preparado especialmente para ellos con ingredientes de la isla. Entre los asistentes a la cena hay celebridades, jóvenes ricos que trabajan en la compañía inversora del restaurante, clientes frecuentes del chef, una crítica culinaria con su asistente, la madre del chef Julian y un chico rico aficionado a la cocina con su acompañante.
Su director, Mark Mylod, es conocido sobre todo por su trabajo en televisión. Ha dirigido nada menos que 13 episodios de la aclamada "Succession", que combina, como esta película, aunque de forma distinta, la comedia con una suerte de suspenso corporativo. Ahora vuelve a la pantalla grande con "El menú", cuyo guion fue escrito por Seth Reiss y Will Tracy. Acá veremos una combinación entre comedia y terror que irá creciendo con el correr de los platos y que está disponible en carteleras latinoamericanas.
Comedia y crítica social
Rápidamente, se podrá dar cuenta el espectador de que "El menú" se burla del esnobismo de sus personajes. La cámara sigue, sobre todo, a Tyler, interpretado por Nicholas Hoult, el chico rico aficionado a la cocina. Tyler toma fotos a todos los platos y no deja fumar a su acompañante, Margot, interpretada por Anya Taylor-Joy, para que no arruine su paladar antes de la cena. Margot no entiende esta afición de Tyler y gracias a ella entendemos el ridículo en el que la película lo quiere poner. Ella, como nosotros, está extrañada con todo lo que sucede: la celebridad del chef, la afición de Tyler, el precio de los platos, el hermetismo del restaurante.
Nos reímos varias veces no solo de Tyler sino también de los otros comensales, pues todos son una parodia de una élite que está dispuesta a pagar lo que sea por degustar el menú de Julian para mantener su estatus. Sin embargo, la película empieza a darnos pistas de que el tono no será siempre cómico: la asistente del chef, Elsa, interpretada por Hong Chau, tiene un aire ominoso e inexpresivo que nos deja ver que hay algo sospechoso en este restaurante.
Tanto Margot como nosotros los espectadores sabremos con prontitud que el chef Julian, interpretado por Ralph Fiennes, está llevando a cabo un plan con su menú y que estamos ante una película de terror. Solo ella entiende cómo los platos que ofrece el chef son sutiles insultos a sus comensales. Ella se extraña con el aislamiento y el encierro, con el tono militar de los asistentes del chef en la cocina.
En todo caso, no hay que ser tan buen lector para darse cuenta de que el chef Julian odia a sus clientes, pues los diálogos expositivos de la película lo dejan saber rápidamente, en vez de dejar al espectador descubrirlo. Con el correr de los platos, el chef hace más y más explícito su resentimiento. Esto, al punto en que el espectador puede sentirse un poco cansado de la sobre explicación de cada una de sus acciones. La película pretende burlarse del exceso de explicación que requiere esta alta cocina para ser disfrutada. Con sus diálogos explicativos peca de lo que critica, pues parece desesperada porque entendamos que se trata de una crítica social y una burla a los ricos.
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Sobre no tragar entero
Curiosamente, lo más interesante de la película no es lo que muestra orgullosamente (la crítica a los ricos). Esta parodia de los ricos que se combina con terror y crimen ya la hemos visto mejor desarrollada en películas como "Parásito" o en series como "The White Lotus". Lo novedoso de "El menú" es la crítica, no ya a la élite, sino al hecho de que el lujo y el esnobismo la obligue a tragar entero. La primera vez que comensales y espectadores nos asustamos en el restaurante y en el cine respectivamente, el chef Julian nos dice a ambos "Tranquilos, ustedes pagaron por esto". Este diálogo es interesante dado que nos pone a nosotros en un lugar parecido de a quienes el chef odia y de quienes pretende burlarse y luego vengarse. Nos acusa de pagar (un boleto de cine, un servicio de streaming) para ser sacudidos e incluso burlados.
Además de hacerles ver cómo ellos no disfrutan su comida, sino que más bien pagan por pasar hambre y ser ridiculizados con tal de haber tenido un puesto en su restaurante, el chef invita a sus comensales a preguntarse por qué no intentaron huir antes, por qué no se extrañaron de lo que sucedía; en últimas, por qué siempre tragaron entero. Así, Julian deja ver cómo su crisis con su profesión, la de complacer extraños, se debe a que después de haber alcanzado un estatus determinado, nunca sería cuestionado ni retado. Sus clientes ricos siempre se comerían lo que él sirviera sin quejarse, incluso aunque el plato estuviera vacío.
Así es que "El menú" muestra cómo la alta cocina está tan atiborrada de discurso que ya ha perdido sentido. En esta ambigüedad está lo interesante de esta propuesta: cómo el intento desesperado de llenar algo de significado puede hacer que esto carezca de sentido. Es por esto que se salvará solo quien le recuerde al chef el sentido de la cocina: calmar el hambre. Deberá, pues, también el espectador, criticar "El menú" y no tragar entero para salir ileso de la sala de cine.