AMÉRICAS

Perú vive en una constante crisis política, pero no económica

Pese a la constante crisis política en Perú que cobra presidentes, el país es una de las economías más estables de toda Latinoamérica, según indicadores

bandera peruana

Foto: Pixabay

LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández

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Un presidente no termina su periodo y enfrente varias acusaciones de delitos en Perú. Si fuera una noticia en cualquier país de la región, sería supremamente llamativo, pero no allí. El país andino se ha acostumbrado a la inestabilidad política, a una constante crisis y a que sus presidentes no duren lo que tienen que durar y que luego terminen presos. Así pasó con el expresidente Pedro Castillo.

Durante año y medio que duró la presidencia de Castillo, sufrió 2 intentos fallidos de impeachment. Fue incapaz de unificar una mayoría parlamentaria (algo que ninguno de los últimos presidentes ha logrado) y desde que llegó a su cargo sintió el rigor de una oposición que solo buscaba su salida. A la par, la justicia lo venía siguiendo por acusaciones de corrupción de su círculo más cercano que, en algunos casos, lo terminaban salpicando.

Finalmente, el que fuera maestro de escuela pública y líder sindical, intentó un autogolpe de estado cuando se sintió acorralado y antes de que el Congreso intentara nuevamente una vacancia por motivos éticos. Una disolución del legislativo que no contó con el apoyo de su partido, ni sus ministros, ni la fuerza pública, ni el poder judicial. Una disolución del Congreso que recuerda al dictador Alberto Fujimori, con quien hoy Castillo comparte prisión.

Cuando ocurría este nuevo capítulo a la ya movida actualidad política en Perú, los mercados demostraron su preocupación. El Sol peruano se desplomó depreciándose 1.4% respecto al dólar estadounidense, según El Economista. Además, Bloomberg registró un una caída de 0.4% del índice bursátil.

Pese a las malas noticias políticas, Perú venía registrando un aumento de 4.59% en el índice bursátil de la Bolsa de Lima en el año. Esto deja en evidencia que en el país sudamericano, la política pareciera ir por un camino distinto a la economía.

Es claro que Castillo no es el primer presidente en salir por un Impeachment. Previamente, Pedro Pablo Kuczynski vivió el mismo destino (ser elegido por voto popular y no terminar su mandato). Previamente, todos los últimos mandatarios han terminado presos por escándalos de corrupción.

Pero pese a las décadas de inestabilidad política, Perú lleva casi 30 años con un crecimiento gradual de su economía. En solo el 2021, su PIB aumentó un 13,5%, luego de la contracción del 11,1% durante el 2020 (año de pandemia), según la CEPAL. Según el Centro Económica para América Latina y el Caribe, esto se debe al incremento en la inversión en sectores de construcción y el aumento en los precios del cobre. El precio del material alcanzó niveles máximos en 11 años.

Perú no pela el "Cobre" en materia económica

Según Statista, el tercer país con las mayores reservas de cobre es Perú. Con 77 millones de toneladas métricas, solo lo superan Chile (200) y Argentina (93). Siendo este un material vital para un mundo adicto a la electricidad, es una demanda en aumento.

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Adicionalmente, las políticas de transición energética dependen del cobre, al ser este uno de los mejores conductores de electricidad producida de manera limpia. Es por esto que a pesar de quién esté al cargo (derecha o izquierda), la constitución política del Perú blinda los contratos ya firmados. En Perú, el artículo 62 de la constitución prohíbe que nuevas leyes afecten a los contratos existentes. Una constitución firmada en 1993 redactada por el dictador Alberto Fujimori y que a hoy sigue vigente, pese a que varias fuerzas políticas piden una nueva (incluso el expresidente Pedro Castillo).

Institucionalidad económica

Cuando las instituciones políticas parecen más inestables que una mesa coja, las instituciones económicas son las que calman los mercados. Es precisamente un Banco Central fuerte e independiente el que ha garantizado una estabilidad económica para los inversores extranjeros y para los consumidores peruanos.

Esto significa que, a pesar de los cambios del Gobierno, de la salida de presidentes y ministros, la política monetaria del Perú no varía. Da garantías a los inversionistas y permite el ahorro mesurado.

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