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¿Por qué los bolsonaristas se niegan a aceptar la victoria de Lula da Silva en Brasil?

¿Es culpa de Jair Bolsonaro las manifestaciones que se han desarrollado desde su derrota electoral en Brasil o es responsabilidad de alguien más? En LatinAmerican Post te contamos.

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Foto: TW-jairbolsonaro

LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández

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Read in english: Why Do the Bolsonaristas Refuse to Accept the Victory of Lula da Silva in Brazil?

El pasado 30 de octubre, Brasil dio un "timonazo" nuevamente hacia la izquierda, luego de que los ciudadanos eligieran como nuevo presidente del país sudamericano a Luiz Inácio Lula da Silva. El líder sindical, que ya ocupó el cargo entre 2003 y 2010, derrotó en las urnas al actual primer mandatario Jair Bolsonaro por una diferencia de 1 %.

Así, Brasil se sumó a la lista de países de la región en adoptar a un presidente de izquierda, en la que también están Colombia (Gustavo Petro), Chile (Gabriel Boric), Argentina (Alberto Fernández), Venezuela (Nicolás Maduro), Bolivia (Luis Arce) y Perú (con el destituido Pedro Castillo).

Sin embargo, como ocurrió en otras elecciones latinoamericanas recientes, el triunfo de Da Silva (quien se posesionará el próximo 1 de enero) no fue bien recibido en buena parte de la sociedad brasileña que considera que el nuevo presidente podría replicar una situación similar a la de Venezuela con el chavismo.

Además, critican el hecho de que Da Silva haya estado salpicado por temas de corrupción en el pasado, que incluso lo llevaron a prisión, por lo que temen que el nuevo gobierno repita esa situación.

Por supuesto, el primero en dar a entender estos puntos fue Bolsonaro, quien en su primera declaración tras la derrota aseguró que continuará ejerciendo su puesto como presidente de los brasileños con la Constitución como guía, pero nunca reconoció el triunfo de su contrincante.

Asimismo, se refirió a las protestas que iniciaron casi de inmediato al anuncio del triunfo de Lula da Silva, afirmando que “los movimientos populares actuales son el resultado de la indignación y un sentimiento de injusticia por cómo se llevó a cabo el proceso electoral”.

¿Bolsonaro responsable?

Ahora bien, contrario a lo que sus propios seguidores han mostrado en las calles desde inicios de noviembre con técnicas terroristas como bombas caseras, clavos, fuegos artificiales y barricadas con neumáticos incendiados, Jair Bolsonaro siempre ha instado a la protesta pacífica, al menos en sus intervenciones públicas.

“Las manifestaciones pacíficas siempre serán bienvenidas. Pero nuestros métodos no pueden ser los de la izquierda, que siempre han perjudicado a la población, como la invasión de bienes, la destrucción del patrimonio y la restricción del derecho de ir y venir”, explicó Bolsonaro al día siguiente de su derrota electoral.

Aun con esto, las protestas siguen presentes en las calles brasileñas por, según las autoridades, “hombres encapuchados extremadamente violentos y coordinados” que actúan casi siempre de noche.

Entonces, si Jair Bolsonaro, quien en medio de sus críticas, quejas y arrebatos ha instado a una transición pacífica del poder, no es el directamente responsable de esta crisis social en las calles brasileñas, ¿quién lo es?

Diferentes personajes de la política de Brasil han intentado dar esta respuesta, citando nombres aún importantes dentro de la actualidad de ese país, como el de la mismísima primera dama, Michelle Bolsonaro, o el líder religioso indígena José Acácio Serere Xavante, seguidor del presidente.

En el caso de Michelle Bolsonaro, las denuncias llegaron por parte del senador Randolfe Rodrigues, quien tildó a la Primera Dama de ser “instigadora” a la violencia que se vive en Brasil. Para Rodriguez, la participación de la esposa de Bolsonaro es evidente en la entrega de alimentos a los bolsonaristas que decidieron pasar la noche en los alrededores del Palacio de la Alvorada (sede de gobierno), lo que significaría un “aval a la violencia” por parte de la casa presidencial.

En cuanto a Serere Xavante, capturado por la Policía en una de las revueltas que protagonizó, se supo que fue uno de los encargados de iniciar las protestas tras el triunfo de Lula da Silva, convocando a “personas armadas” para impedir la acreditación por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Bolsonarismo sin Bolsonaro

Sin embargo, en medio de las hipótesis y teorías que se han gestado alrededor de la convulsa realidad brasileña, para algunos expertos es claro que los gérmenes de inconformismo bolsonarista, en efecto, no tienen mucha relación con Jair Bolsonaro, sino con las maquinarias que funcionan detrás de él.

Según explicó la columnista Camila Villard Durán, el bolsonarismo va mucho más allá del presidente, siendo este término solo una denominación más de la derecha radical brasileña y el neoliberalismo en su máxima expresión.

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La ideología bolsonarista está radicalmente auspiciada por poderosos intereses económicos en los que predominan, por ejemplo, los de la agroindustria, misma que se vio bastante beneficiada durante el gobierno de Jair.

“La agroindustria es un sector altamente industrializado en Brasil, responsable de más de una cuarta parte del PIB y de 48,3% de las exportaciones totales en la primera mitad de 2022 (…) De hecho, 33 de los 50 mayores donantes de la campaña de su campaña representaban a la agroindustria”, recordó Villard en su escrito.

Por esto, no es descabellado pensar que sean las grandes potencias económicas brasileñas las que estén detrás de las protestas contra Lula da Silva, quien llegaría a cambiar las reglas de juego en pro de las comunidades ancestrales de su país y el respeto a las leyes agrícolas internacionales.

¿Cómo ha reaccionado Lula da Silva?

Por su parte, el nuevo presidente de Brasil, en lugar de tratar de apaciguar al pueblo manifestante, ha encendido la caldera mucho más, criticando de frente y sin filtro a Jair Bolsonaro y culpándolo por este levantamiento civil.

“Ese ciudadano (Bolsonaro) hasta ahora no reconoce su derrota, continúa incentivando los activistas fascistas que se manifiestan en la calle (…) Sigue el ritual que siguen todos los fascistas en el mundo”, dijo Lula.

No obstante, tal parece que las críticas de Lula son directas contra Bolsonaro, pero tal vez no contra el bolsonarismo o al menos contra toda la derecha brasileña. De hecho, el nuevo presidente tiene como vicepresidente a Geraldo Alckmin, un exadversario político derechista con el que intentará acercarse al polo opuesto que no voto por él en Brasil.

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