La pólvora es un peligro para la salud, el medio ambiente y los animales
En estas fiestas decembrinas, dile no a la pólvora. Conoce aquí todos los riesgos que trae la manipulación de fuegos artificiales para las personas, los animales y el medio ambiente.
Foto: Pixabay
LatinAmerican Post | Erika Benitez
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Read in english: Fireworks is a Danger to Human Health, the Environment and Animals
La época decembrina es sinónimo de fiestas, encuentros familiares y tradición. Se celebra con gastronomía típica, iluminado de los espacios públicos y con fuegos artificiales. Este último factor es de los que más llama la atención en los festejos; sin embargo, también es de los más riesgosos para el bienestar de las personas. En todos los países del mundo se realizan celebraciones en las que se utilizan fuegos pirotécnicos sin importar el gran número de afectados que dejan.
Según el Instituto Nacional de Salud de Colombia, el uso de la pólvora puede ocasionar “lesiones auditivas, más específicamente ruptura timpánica por la detonación; quemaduras de primer, segundo y tercer grado; heridas abiertas y pérdida de partes del cuerpo; daños oculares e, incluso, la muerte”. Además, de estas graves consecuencias para la salud humana, hay algunos animales que se ven afectados por el ruido que genera la pirotecnia. Sin olvidar las toxinas que deja el humo y que permanece en el aire una vez termina el espectáculo.
Los fuegos artificiales son mucho más que pólvora. En su proceso de producción y para lograr los distintos efectos y colores se hacen múltiples mezclas que contienen sustancias químicas. Estos productos se encapsulan en sus diferentes empaques y presentaciones, en los que se combinan los químicos con los explosivos. Al usarlos, se liberan al aire millones de partículas y gases que perjudican el medio ambiente.
Calidad del aire, luego de una quema de fuegos artificiales
Si bien, los juegos pirotécnicos, cuando el reloj marca las 12 en noche buena o fin de año, son una tradición, lo cierto es que la pólvora es altamente contaminante. La calidad del aire se ve comprometida durante la alborada y demás celebraciones, debido al contenido elevado de los metales utilizados para añadir los colores y los efectos especiales. A las partículas contaminantes, se suman los residuos de monóxido de carbono y otros químicos que se concentran en el ambiente luego las detonaciones de los explosivos.
Por otra parte, la contaminación acústica a causa de la pólvora también es un problema presente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 65 decibeles es el límite recomendable de sonido apto para nuestra salud auditiva. El estallido de un cohete o de un petardo puede llegar a los 190 decibeles, que es más de lo que el oído adulto puede soportar, por lo que los tímpanos de los bebés están más expuestos al daño.
Así mismo, cada año se reportan cientos de casos de personas que sufren afectaciones físicas por la manipulación ilegal o cercanía de la pólvora. A diferencia de Estados Unidos, en América Latina el número de lesionados por pólvora aumenta en los meses de diciembre y enero, debido a las fiestas de Navidad y fin de año. Pese a que las autoridades han intentado regular su uso y comercialización, es una problemática recurrente en estas zonas.
Según el reporte del Instituto Nacional de Salud de Colombia (INS), en lo que va corrido del mes de diciembre, hay un total de 255 casos de lesionados a causa de la pirotecnia, comparado con el 2021, disminuyó en un -15,56 %. En el informe también se indica que el 91,4 % de los casos son quemaduras. De estos, el 60,4 % por laceración, el 19,6 % por contusión, el 5,5 % por amputación, el 3,1 % por daño auditivo y el 5,5 % por daño ocular.
Los artefactos que causan estas lesiones son principalmente totes, voladores volcanes y cohetes y en una menor proporción, las luces de bengala. Otro de los elementos que son altamente peligrosos son los conocidos como “globos de los deseos”, que se impulsan con el aire caliente que se genera y toma vuelo desconocido. El riesgo es que pueda terminar en el techo de alguna casa y generar incendios, como ya ha sucedido.
Muchos de los globos se venden en las calles sin ninguna regulación, y si se manipulan existe el riesgo de sufrir quemaduras. En general, las lesiones por pólvora son un tema que se puede prevenir. No obstante, aunque algunos países han implementado legislación para controlar y restringir su uso, estas medidas restrictivas no han sido suficientes.
Los animales, los más perjudicados
Para muchos, presenciar un espectáculo de fuegos artificiales resulta muy entretenido, pero, algunos animales, tanto los domésticos como los silvestres, no la pasan nada bien. Por ejemplo, el sistema auditivo de perros y gatos es de cinco a siete veces más sensible que el de los humanos, este fuerte estruendo les provoca una reacción de pánico y angustia. Esto se traduce en taquicardia, jadeos, dificultad para respirar, temblores y, a veces, en casos más extremos hasta la muerte.
Un reciente estudio realizado en el 2021 del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt, entidad que desarrolla investigaciones de carácter ambiental, reveló los efectos que traen las explosiones y los sonidos potentes en las aves. “Los estímulos visuales y acústicos de la pirotecnia producen en las aves y en otras especies, fuertes reacciones como el aumento del ritmo cardíaco y respiratorio que terminan en infartos, causando la muerte debido al pánico generado”.
Los expertos recomiendan no automedicar a los animales, con el uso de sedantes o calmantes, ya que esto solo logra inhibir la capacidad de respuesta del animal. Es importante poner a los perros y gatos en un lugar en lo posible, aislado del ruido y con algún aparato (televisor) encendido a un volumen alto para familiarizarse con el ruido y poder distraerlo de los fuegos artificiales. Si tienes algún ave en casa, cúbrelas más temprano de lo habitual y ubícala en el interior de la vivienda en un punto con poca luz y aislada del ruido y del humo.