Corrupción en PDVSA pone a temblar al chavismo en época preelectoral
El escándalo de corrupción en PDVSA que salpica a Tareck El Aissami puede poner en riesgo la estabilidad del Gobierno de Nicolás Maduro.
Foto: EneasMx
LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández
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Uno de los hombres fuertes del chavismo debió renunciar luego de que se destapara un escándalo de corrupción de niveles estratosféricos. Se trata de Tareck El Aissami, quién se desempeñaba como ministro de Petróleo y el hombre fuerte de la petrolera estatal PDVSA. Pero el caso no solo tiene repercusiones con el exfuncionario, sino que este terremoto también puede tener réplicas a corto y mediano plazo.
¿Quién es Tareck El Aissami?
El Aissami era hasta el lunes el ministro del petróleo, posición que desempeñaba desde hace casi 4 años exactos. El político de 48 años salió a la tarima nacional cuando en 2008 fue nombrado como Ministro de Relaciones Internacionales y Justicia en el Gobierno de Hugo Chávez. Su pasado en el Partido Socialista Unido de Venezuela en el pasado no le había dado la relevancia que adquirió cuando empezó a ser el encargo de la política internacional.
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Con la llegada de Nicolás Maduro a la presidencia, El Aissami no perdió protagonismo. Por el contrario, el hombre de ascendencia siria llegó también a ser vicepresidente ejecutivo, luego ministro de Industria y Producción Nacional y, hasta el lunes, ministro del Petróleo.
El Aissami también ha entrado dentro de las investigaciones que ha realizado Estados Unidos contra miembros del oficialismo venezolano. El nacido en El Vigía fue acusado de narcotráfico en 2019 en una Corte Federal en Manhattan y ha sido blanco de sanciones por parte del Gobierno estadounidense.
¿Qué pasó en PDVSA?
La policía nacional anticorrupción pidió abrir varios procesos en contra de funcionarios de la petrolera estatal. Según se conoció por el Ministerio Público, “los ilícitos investigados corresponden a distintas ramas y niveles del poder público e implican a sectores estratégicos para el desarrollo nacional y la administración de justicia”.
Según las autoridades, los investigados estarían involucrados en la desaparición de 3.000 millones de dólares de la venta de crudo de PDVSA. Dentro de los detenidos están Joselit Ramírez, superintendente Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas; Antonio Pérez Suárez, vicepresidente de Comercio y Suministro de Calidad de Pdvsa; Samuel Testamarck, gerente general de PDV Marina; y al diputado del PSUV Hugbel Roa.
Este grave hecho ha generado una guerra interna y purga dentro del chavismo. Lo que mucha gente criticó por años, hoy parece estar teniendo sus primeras consecuencias: una corrupción profunda que es una de las principales causas de la crisis económica en Venezuela.
Al parecer, según los medios chavistas, el método en que se robaron esos miles de millones de dólares fue mediante la criptomoneda oficial venezolana: el Petro. Aquel medio digital que el Gobierno de Maduro buscó una solución a la hiperinflación en el 2018, fue utilizado para desaparecer el dinero de la petrolera PDVSA. Entre octubre y noviembre, la empresa estatal (la mayor en el país) vendió 120 millones de barriles (valorados entre 3.000 y 5.000 millones de dólares) por medio de las criptomonedas y así evitar las sanciones impuestas por Washington. Hoy, el dinero digital no aparece, ni está registrado.
Es por esto mismo que desde el Gobierno, se ha respaldado la investigación y prometen apoyarla sin importar quién caiga. Sin importar que sea uno de los hombres ya acusados o el poderoso exministro de petróleos. Pero la oposición denuncia que si el Gobierno acepta un desfalco de 3.000 millones de dólares, la realidad puede ser muy superior.
Un escándalo en la antesala de elecciones presidenciales
Si es verdad que las próximas elecciones presidenciales en Venezuela serán solo hasta el 2024, desde ya empieza a moverse el panorama en la oposición y este hecho puede darle fuerza a la candidatura que compita con el presidente Nicolás Maduro. El presidente veía un panorama favorable con la mejora en la economía del país en los últimos años y con un ambiente internacional mucho más amigable, puede tener en este escándalo de corrupción el discurso en contra que tanto estaba buscando la oposición.