Maratones: un deporte con un enemigo silencioso
Los estilos de vida saludables y la actividad física que involucra al atletismo siguen en auge, pero procesos de preparación inadecuados ponen en riesgo la salud de los participantes.
Foto: Pexels
LatinAmerican Post | Juan Felipe Rengifo
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La cultura running se viene tomando las diferentes calles del mundo, tanto deportistas aficionados como profesionales buscan mejorar sus marcas y recorrer los kilómetros en el menor tiempo posible. Son innegables los beneficios que tiene en la salud tanto física como mental practicar algún deporte y posterior al periodo de aislamiento que se vivió a causa de la pandemia, el número de atletas aficionados ha aumentado considerablemente gracias al bienestar que produce cruzar la línea de meta.
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A pesar de los múltiples beneficios, como cualquier disciplina deportiva, la carrera requiere de una preparación progresiva y de acompañamiento profesional para disminuir los riesgos que conlleva. Debido al aumento de las maratones, medias maratones y competencias similares que se han dado en los cinco continentes, también se ha incrementado el número de afectaciones en los participantes, especialmente fallos cardiacos que incluso se han transformado en episodios de muertes súbitas.
Steve Shanks, el maratonista que falleció repentinamente
El pasado 23 de abril, Shanks de 45 años corrió los 42 kilómetros de la Maratón de Londres con un tiempo de 2 horas y 53 minutos, luego de finalizar la competición falleció repentinamente de camino a la estación de tren que lo trasladaría a casa. El oriundo de Nottingham era un experimentado maratonista y debido a lo sorpresivo de su fallecimiento, se abre el debate acerca de los chequeos o estudios médicos que se les exige a los participantes que disputan esta clase de competiciones.
Debido a su impacto mediático, el prestigio de la competencia y la trayectoria deportiva del competidor se vuelve a evidenciar la falta de prevención para evitar tragedias deportivas. Aunque es una actividad de bajo impacto, factores como la edad, el sedentarismo y predisposiciones genéticas de los participantes, incrementan los riesgos. Según expertos, estudios tan sencillos como análisis de sangre, historia clínica familiar, electrocardiograma y pruebas de esfuerzo, previos a una competencia disminuiría al mínimo los factores de riesgo, sin embargo, y pese a que son estudios médicos de baja complejidad, no se exigen en la mayoría de las competiciones para la categoría de aficionados.
Caso Shanks, aislado pero recurrente
La muerte repentina de Steve Shanks volvió a recordar sucesos trágicos en otras competiciones que han sucedido el último año, como el fallecimiento de un joven de 21 años al finalizar la Media Maratón de Elche el pasado 12 de marzo; la muerte repentina del peruano Jorge Lezama de 32 años quien competía en la Maratón de Lima el pasado 11 de septiembre; o la inesperada partida de Jorge Andrei Valencia, atleta colombiano de 34 años que perdió la vida en la Maratón de Medellín el 4 de septiembre anterior. Todas las muertes con un común denominador, desconocimiento del estado de salud real de los competidores debido al poco control que realizan las carreras a pesar de sus cuantiosas ganancias.
Las carreras: un negocio redondo
Las carreras se han convertido en un negocio muy lucrativo debido a que el costo de la inscripción puede promediar desde los 50 dólares en Latinoamérica y puede alcanzar hasta los 255 en maratones tan prestigiosas como la de Nueva York. Decenas de miles de competidores pagan dicha inscripción para correr los 5, 10, 21 y 42 kilómetros dependiendo su nivel de preparación, por lo que las utilidades son más que atractivas debido a su baja complejidad logística.
Los kits de competición también son sencillos, ya que en su mayoría se componen de camiseta, número, bebidas hidratantes, medalla, seguro y chip rastreador que mide el tiempo y la distancia. Un alto porcentaje de los premios son brindados directamente por los patrocinadores, lo que hace el negocio aún más lucrativo porque no afecta directamente a las utilidades.
Rigurosidad médica ¿Contraproducente para el negocio?
Según los expertos en medicina del deporte, la inclusión de chequeos médicos obligatorios disminuiría el número de participantes debido a que un alto porcentaje no estaría dispuesto a realizarse ese tipo de estudios, entendiendo el bajo riesgo que tiene para la salud la actividad deportiva que desarrollan. Sin embargo, un pequeño número de participantes podría tener problemas de base y que, si no se detectan, podría tener graves consecuencias para la salud, incluso la muerte.
Cuestionario PAR-Q, una práctica solución.
Este simple cuestionario consta de nueve preguntas y ayuda a detectar alguna contraindicación para realizar alguna actividad física, si al menos una pregunta se responde de forma positiva, el atleta requerirá de una evaluación médica más exhaustiva para poder participar de cualquier actividad deportiva. De esta forma se puede disminuir el riesgo de los corredores desde el proceso de inscripción.
Quieres ser mejor atleta, asiste al médico.
Un médico no solamente tiene la función de prevenir o curar enfermedades, también está en la capacidad de brindarte recomendaciones para mejorar tu rendimiento. Las pruebas físicas ayudan a conocer tu potencial, los ejercicios que te permitirán aumentarlo, los niveles metabólicos que alcanza tu organismo y la frecuencia cardiaca promedio. Si tienes en cuenta estos factores, tu entrenamiento será más personalizado de acuerdo con tu rendimiento y capacidad, lo que te permitirá ser más competitivo.