¿Por qué Nayib Bukele es tan popular en Latinoamérica?

Desde ya varios meses, la popularidad de Nayib Bukele ha traspasado los bordes de El Salvador. Es, sin duda alguna, el presidente con mayor favorabilidad, no solo en su país, sino en toda la región. En épocas en donde la pérdida de la legitimidad institucional y confianza de los ciudadanos es un denominador común, no solo en la región, sino en varios países, un mandatario tan querido no es usual. Bukele ha demostrado que con la forma en que ha gobernado, ha logrado captar una gran masa heterogénea dentro de su país.

Esto no solo se ve demostrado en elecciones presidenciales. Bukele ha sido capaz de crear un movimiento político sólido y mayoría en el legislativo. En las pasadas elecciones, el partido del mandatario, Nuevas Ideas, consiguió 56 sillas de las 84 en la Asamblea. Pero no solo es eso, toda la coalición oficialista suma hasta los 64 asambleístas. La oposición a penas logra sumar 20, incluyendo a los 11 puestos de ARENA y 4 del FMLN que eran antes los 2 partidos tradicionales.

Explotar la desconfianza de los partidos tradicionales

Nayib Bukele, como muchos otros políticos en Latinoamérica, también entendió la grave crisis de los partidos políticos tradicionales. Si es verdad que las condiciones de pobreza extrema ha mejorado en toda la región, en comparación con décadas anteriores, el particular retroceso en ciertas áreas, los escándalos de corrupción, el aumento de la desigualdad y la lenta movilidad social ha frustrado a la mayoría de los ciudadanos. Esto no solo pasa en El Salvador, sino en el mundo en general. Es por esto que cada día nuevos partidos políticos se muestran como grandes opciones al momento de elegir políticos. Esto logró Bukele con su partido Nuevas Ideas.

Un discurso independiente y alejado de derecha e izquierda

A pesar de que Nayib Bukele anteriormente fue alcalde por el partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, al llegar a la presidencia se presentó como independiente. Su discurso intentaba salirse de la dicotomía de derecha e izquierda (como muchos políticos), y apuntarle a la gran masa de salvadoreños que buscaban soluciones rápidas y efectivas a sus problemas.

No solo por su nuevo partido, sino por su mismo discurso, sale desde una base de centro-izquierda, como su partido FMLN, pero ha ido girando a la derecha. Procura hablar de desigualdad y políticas de ayudas, pero con valores propios o adoptados por grupos de derecha. Su forma de gobierno podría asimilarse a la del líder de la derecha contemporánea en Colombia: Álvaro Uribe. El colombiano siempre hizo de las políticas de seguridad sus mayores logros, pero sin desconocer políticas de subsidios. Esto, a pesar de denuncias de graves violaciones de derechos humanos de su popular política de “Seguridad Democrática” (dejando casos de ejecuciones extrajudiciales por parte de las Fuerzas Armadas a miles de colombianos).

Alerta al progresismo

Sin duda alguna, la política más polémica de Bukele, pero también más llamativa para cierto grupo de personas, es la política de seguridad. El Gobierno salvadoreño le declaró la guerra frontal contra las bandas criminales conocidas como maras.

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Desde el comienzo del régimen de excepción, el aparato de seguridad del país inició una campaña de capturar a todos los posibles sospechosos de participar en estos grupos criminales. Esto se acompaña con la construcción de una mega cárcel y con imágenes de todos los presos en condiciones de sometimiento ante la justicia. Como resultado ha generado, por un lado, los aplausos de muchos que ven en la mano dura de Nayib Bukele una solución rápida ante los problemas de criminalidad. Pero también ha sido blanco de críticas de grupos de defensa de derechos humanos y grupos progresistas. Para este grupo, las dos principales preocupaciones son la posible captura de inocentes y las posibles condiciones que rompen pactos humanitarios de los presos.

Más allá de los posibles y graves abusos, se esconde una realidad a la que el progresismo deberá empezar a dar soluciones reales. En Latinoamérica, la criminalidad azota a todas las clases socieconómicas y termina siendo un desafío adicional para los pequeños empresarios, los trabajadores, las familias, etc. La seguridad puede ser un factor decisivo para las economías de las familias. Sin seguridad, la población de varios países latinoamericanos ven en figuras autoritarias, y que pueden terminar en gobiernos dictatoriales, como los únicos salvadores. Sin desconocer los orígenes multidimensionales de la violencia y criminalidad (como la desigualdad, falta de educación, empleo, oportunidades y círculos de violencia), los actuales líderes demócratas deberán empezar a brindar soluciones reales antes de que el fenómeno del bukelismo siga esparciéndose en el continente.

La redefinición de la derecha Latinoamericana 

El líder de Nuevas Ideas no solo ha tenido una trascendencia en ideales políticos. Sus métodos y propuestas poco ortodoxas han trascendido las fronteras de El Salvador. Hoy, políticos como Payo Cubas en Paraguay o Rodolfo Hernández en Colombia, demuestran que el salvadoreño parece estar predefiniendo la derecha latinoamericana. El capital político que puede generar un líder popular, que tiene como bandera la seguridad y la libertad económica, pero sin desconocer la desigualdad de sus ciudadanos, es oasis para la derecha latinoamericana. A mayo de 2023, solo Ecuador, Paraguay, El Salvador y Guatemala (y Perú luego de la destitución de Pedro Castillo) han representado victorias para la derecha en la región. Luego de un claro giro a la izquierda, líderes conservadores ven en Bukele un posible ejemplo para seducir votantes.