Colombia sigue luchando contra la producción de cocaína en medio del crecimiento del fentanilo
A pesar del creciente consumo mundial de fentanilo, la cocaína sigue siendo la principal exportación de drogas de Colombia, lo que supone un desafío para los esfuerzos por sofocar el prolongado conflicto interno del país.
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Latin American Post Staff
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El enigma de la cocaína en Colombia: un desafío persistente
A la sombra de la creciente popularidad de las drogas sintéticas como el fentanilo, la cocaína sigue dominando el tráfico ilegal de drogas en Colombia. Esta dependencia duradera de la cocaína plantea desafíos importantes a los esfuerzos del país por resolver su conflicto armado interno, que se ha extendido por casi seis décadas y se ha cobrado más de 450.000 vidas.
El general de policía colombiano Nicolás Zapata , subdirector de la policía nacional, reafirma el compromiso de la nación en la lucha contra el tráfico ilícito de drogas. Enfatiza la importancia de los esfuerzos continuos en las incautaciones de drogas y en los centros de producción, reconociendo el atractivo lucrativo de la industria de las drogas ilegales para las organizaciones criminales. La producción de cocaína, en particular, ha financiado durante mucho tiempo a guerrillas de izquierda y bandas criminales, alimentando el conflicto interno.
El consumo de drogas sintéticas como el fentanilo ha aumentado en Estados Unidos, lo que ha llevado a algunos expertos y políticos, incluido el presidente colombiano Gustavo Petro, a especular sobre una posible disminución en la producción de cocaína en Colombia. El país, reconocido como el principal productor de cocaína del mundo, enfrenta un futuro incierto a medida que cambian las tendencias mundiales de las drogas.
Los datos contradicen las proyecciones optimistas
Sin embargo, los datos actuales cuentan una historia diferente. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, los cultivos de coca –el ingrediente principal de la cocaína– se expandieron un 13% el año pasado en Colombia, alcanzando una superficie récord de 2.300 kilómetros cuadrados (568.342 acres). Al mismo tiempo, la producción potencial de cocaína aumentó un 24% a 1.738 toneladas métricas al año. Estas cifras resaltan la presencia duradera y, de hecho, creciente de la cocaína en el panorama de las drogas del país.
Zapata señala que la producción de coca no sólo persiste sino que también se expande a nuevas áreas, con rutas de tráfico en continua evolución. El vecino Ecuador se ha convertido en un importante punto de tránsito para la exportación de cocaína colombiana, lo que aumenta la complejidad del tráfico de drogas regional.
Daniel Noboa, el presidente entrante de Ecuador, enfrenta la difícil tarea de abordar el aumento de la violencia relacionada con las drogas en su país. Su administración ha prometido enfrentar la creciente delincuencia, una parte importante de la cual está vinculada al tráfico de drogas.
Un desafío más amplio y la necesidad de estrategias integrales
La respuesta de Colombia al persistente desafío de la producción de cocaína es multifacética. El gobierno pretende destruir 200 kilómetros cuadrados de cultivos de coca para fin de año e incautar una cifra récord de 834 toneladas de cocaína. Estos ambiciosos objetivos reflejan la urgencia y la magnitud del problema que nos ocupa.
De hecho, el aumento de las drogas sintéticas como el fentanilo ha alterado el panorama del tráfico de drogas. Zapata reconoce este cambio y señala que la dinámica del narcotráfico está cambiando. Sin embargo, tiene claro que el enfoque en la lucha contra la producción y el tráfico de cocaína sigue siendo inquebrantable. La transición a las drogas sintéticas, si bien es significativa, aún no ha superado la importancia de la cocaína en el tráfico de drogas de Colombia.
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La sugerencia del Presidente Petro de que el crecimiento en el consumo de fentanilo podría conducir a una disminución en la producción de cocaína y ofrecer un camino hacia la paz en Colombia depende de la premisa de que los grupos armados ilegales del país abandonarían la industria de la cocaína. Este posible cambio podría representar una oportunidad crítica para que Colombia avance hacia la resolución de su prolongado conflicto interno.
Sin embargo, la realidad actual de la expansión del cultivo de coca y la alta demanda mundial de cocaína presentan obstáculos importantes a esta perspectiva optimista. La resiliencia del comercio de cocaína subraya la compleja interacción entre las tendencias globales de las drogas, la política regional y los conflictos internos.
Observatorio internacional: Lo que está en juego para Colombia y más allá
La lucha de Colombia con la producción y el tráfico de cocaína es un símbolo de un desafío más amplio que enfrentan muchas naciones de la región. Destaca la necesidad de estrategias integrales que aborden no sólo el lado de la oferta del tráfico de drogas sino también el lado de la demanda, incluida la creciente popularidad de las drogas sintéticas como el fentanilo.
Mientras Colombia continúa sus esfuerzos para combatir la producción y el tráfico de cocaína, la comunidad internacional observa de cerca. El éxito o el fracaso del país en este esfuerzo tendrá implicaciones de largo alcance, no sólo para su conflicto interno sino también para la estabilidad regional y las políticas globales de drogas. La batalla contra la cocaína en Colombia es más que una lucha contra una sola droga; es una lucha por la paz, la fuerza y un futuro sostenible.