Leyes escritas por IA: una amenaza al pensamiento humano
La reciente revelación de que una ciudad brasileña promulgó una legislación escrita mediante IA genera preocupación sobre la posible erosión del intelecto humano y el auténtico progreso legislativo.
Foto: Correo Latinoamericano
The Latin American Post Staff
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La incursión legislativa de la IA: un cambio innovador y alarmante
En un acontecimiento innovador pero alarmante, los legisladores de la ciudad de Porto Alegre, Brasil, aprobaron lo que parece ser la primera legislación del país creada enteramente por inteligencia artificial. Este incidente, sacado a la luz por el concejal Ramiro Rosário, es más que una simple novedad tecnológica; es un presagio de las limitaciones potenciales que la IA podría imponer al pensamiento, el conocimiento y el progreso humanos.
La decisión de Rosário de utilizar ChatGPT de OpenAI para redactar una propuesta sin informar a sus pares sobre su génesis digital plantea cuestiones éticas. Al depender de la IA para la redacción de leyes, corremos el riesgo de socavar la esencia misma de la gobernanza dirigida por humanos. La legislación, tradicionalmente, es la culminación de la experiencia, la sabiduría y el debate humanos. Reemplazar este proceso con contenido generado por IA, por sofisticado que sea, despoja a la elaboración de leyes de su toque humano, un componente integral de la toma de decisiones democrática.
La aprobación unánime de la ordenanza, bajo la apariencia de autoría humana, ilustra un escenario preocupante en el que la IA puede infiltrarse de manera invisible en áreas críticas de las políticas públicas sin responsabilidad ni transparencia. Esta inserción sigilosa de la IA en los procesos legislativos podría conducir a una erosión gradual de la participación humana en la gobernanza, lo que potencialmente allanaría el camino para una dependencia excesiva de una tecnología que carece de los matices y consideraciones éticas inherentes al juicio humano.
La IA y la toma de decisiones legislativas: una justificación dudosa
Además, la justificación de Rosário –que revelar el papel de la IA habría corrido el riesgo de rechazar la propuesta– es reveladora. Sugiere una conciencia de que la participación de la IA en la elaboración de leyes es, en el mejor de los casos, éticamente dudosa y, en el peor, una amenaza a la autenticidad y legitimidad del proceso legislativo. La esencia de la elaboración de leyes reside en la deliberación, la comprensión y el consenso humanos. Reemplazar esto con contenido generado por IA socava el proceso democrático, transformándolo en un mero ejercicio de automatización desprovisto de conocimiento y supervisión humanos.
El incidente de Porto Alegre no es un caso aislado de extralimitación de IA. A nivel mundial, existe un creciente debate sobre el papel de la IA en diversos sectores. Si bien la IA ofrece numerosos beneficios, su expansión desenfrenada a áreas tradicionalmente gobernadas por la inteligencia y la discreción humanas es motivo de preocupación. A pesar de toda su destreza computacional, la IA necesita comprender las dimensiones morales y éticas que sustentan la toma de decisiones humana, particularmente en el complejo ámbito de las políticas públicas.
La integración de la IA en la redacción legislativa también genera preocupaciones sobre la transparencia y la rendición de cuentas. Los algoritmos de IA, a menudo propietarios y opacos, pueden incorporar sesgos y errores que pasan desapercibidos hasta que se implementan en escenarios del mundo real. La necesidad de una mayor transparencia en los procesos de toma de decisiones de la IA plantea un desafío importante, ya que resulta difícil identificar la responsabilidad por una legislación defectuosa o sesgada.
Disminución de la experiencia humana: riesgos de dejar de lado el aporte humano
Además, el uso de la IA en la elaboración de leyes corre el riesgo de disminuir el papel de la experiencia y los conocimientos humanos. Los legisladores, expertos jurídicos y formuladores de políticas aportan conocimiento y comprensión, aspectos que la IA no puede replicar. Al dejar de lado el aporte humano, corremos el riesgo de crear un entorno legislativo que es técnicamente eficiente pero que carece de profundidad, empatía y capacidad de adaptarse a necesidades sociales complejas.
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En conclusión, el uso de la IA en la redacción de leyes en Porto Alegre debería servir como advertencia. Destaca la necesidad de un enfoque cuidadoso y equilibrado para integrar la IA en sectores donde el juicio humano y la ética son primordiales. Mientras nos encontramos en la cúspide de una revolución tecnológica, debemos asegurarnos de que la IA mejore las capacidades humanas, no las reemplace. Debemos evitar permitir que la IA limite el alcance del pensamiento, el conocimiento y el progreso humanos, particularmente en áreas tan críticas como la elaboración de leyes. Después de todo, el tejido de nuestra sociedad y la integridad de nuestros procesos democráticos dependen de ello.