Abandono escolar: En las aulas de clase se refleja la crisis de Venezuela
Desmayos, inasistencias y recortes de jornadas académicas son cada vez más frecuentes en las escuelas venezolanas
La fuerte crisis que atraviesa Venezuela no solo genera escasez de alimento y medicina, también desencadena una oleada de abandono escolar que ha obligado a niños y jóvenes a dejar las aulas por falta de insumos básicos o por la necesidad de ganar dinero para llevar algo al hogar. En el país bolivariano, para los niños de los sectores rurales o más vulnerables es cada vez más difícil terminar el año escolar, de acuerdo con El Universal. Las razones son diversas: crisis económica, deficiencias alimenticias que impiden el aprendizaje y deterioros estructurales en las instalaciones educativas.
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De acuerdo con Olga Ramos, integrante de la junta directiva Asamblea de Educación de Venezuela, para comprar una lista básica de utensilios escolares para un niño de escuela pública, un padre de familia que gana el salario mínimo tendría que ahorrar su remuneración íntegra durante tres años.
La lista básica de útiles escolares que no incluye uniformes ni zapatos, explica Ramos en una entrevista con el programa La Tarde de NTN24, se estima en 194 millones de bolívares. Actualmente, el salario mínimo en Venezuela es de 5 millones 196 mil bolívares, es decir, 1,79 dólares. Por tanto, para las familias con varios hijos e ingresos económicos básicos es casi imposible cubrir los gastos escolares de los menores.
Aunque no existen cifras oficiales sobre la cantidad de niños que han abandonado las aulas en los últimos años, la Asamblea de Educación indica que en las zonas fronterizas es donde más se ha incrementado la deserción escolar. Esto debido a la migración de las familias, las necesidades económicas y las deficiencias educativas y de infraestructura en las instituciones educativas.
¿Abandono o deserción?
Para entender la crisis académica que se vive en Venezuela se debe primero diferenciar entre abandono escolar y deserción. Como Ramos lo explica, la deserción sucede cuando el alumno no regresa el siguiente año escolar a la institución. En el caso del abandono escolar, el estudiante puede salir por temporadas del colegio, se ausenta de entre una a tres veces por semana de las aulas o se ve obligado a recortar sus horas de estudio.
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Este último escenario es el más recurrente en Venezuela, principalmente en el sector público. Debido a la situación del país, y según lo comenta Ramos, el gobierno ha dejado de otorgar ayudas escolares como alimentación, transporte, dotación de uniformes o dinero destinado para el sostenimiento y mejora de las instalaciones educativas.
Durante mucho tiempo, las familias podían garantizar una alimentación completa para sus hijos al enviarlos a la escuela, pero ahora las instituciones han dejado de hacerlo y como alternativa se ven forzados a disminuir la jornada académica. Además de ello, la falta de agua, los constantes cortes de energía durante horas de estudio, así como la deserción de docentes que abandonan el sistema educativo para buscar otras fuentes de ingresos debido a los bajos salarios de su profesión, hacen que sea cada vez menor la intensidad horaria que reciben los estudiantes, se afirma en un comunicado de prensa de la Asamblea Educativa de Venezuela.
La Asamblea Educativa de Venezuela ha denunciado que los menores de edad ya no cuentan ni siquiera con la energía física para asistir a la escuela. Algunos de los que aún pueden asistir a clase se desmayan en el salón tras ser enviados sin desayunar. Otro porcentaje de alumnos se ve obligado a permanecer en sus casas debido a la falta de dinero u opciones de transporte para llegar a la escuela, o deben quedarse en casa o salir a trabajar con sus padres para poner sobre la mesa al menos una comida.
¿Cómo enfrentan las escuelas la crisis?
De acuerdo con explicaciones de Olga Ramos, el Ministerio de Educación de Venezuela no ha tomado medidas para responder al flagelo. En el caso de los colegios privados, la crisis se mitiga compensando la falencia educativa con atención extracurricular. Pero en las entidades públicas esta alternativa no es posible, lo que hace que sea más difícil garantizar una educación integral para los niños que no cuentan con las condiciones físicas y económicas para recibir formación esencial.
LatinAmerican Post | Krishna Jaramillo
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