Alias “Tom”: ¿el heredero criminal de Pablo Escobar?
“Tom” ha sido la última cabeza visible presentada por las autoridades colombianas en su lucha contra el narcotráfico
El pasado domingo 10 de diciembre, el principal diario de Antioquia presentaba en su portada la imagen desenfadada de un hombre de bluyín y camisa gris impresa con la cara de un oso gruñendo. Se encontraba en el umbral de la puerta de una finca-hotel, con las manos esposadas y rodeado de un par de hombres de la policía que no permitían visualizar el árbol y demás decoración navideña detrás.
Así, en una parcelación de cabañas del municipio antioqueño de El Peñol, culminó una persecución de cinco años por parte de las autoridades colombianas y estadounidenses sobre Juan Carlos Mesa Vallejo, alias “Tom” o “Carlos Chata”, quien durante ese tiempo se desempeñó, según la Policía, como cabecilla de “la Oficina”.
Al tiempo, la prensa internacional reseñaba las palabras del comandante de la Policía Metropolitana de Medellín al destacarlo como “el actual Pablo Escobar”. A su vez señaló que coordinaba el 80% de los combos del Valle de Aburrá, aproximadamente 350 bandas. Por información que ayudara a su captura ofrecían una de las recompensas más altas en Colombia frente a un delincuente.
Su captura se concretó en la madrugada del sábado siguiente al que se cumplieran 24 años de la muerte de Pablo Escobar. En el mismo lugar se encontraba su mano derecha, John Jairo Velásquez Vásquez, alias “Popeye”, uno de los asistentes a la fiesta de cumpleaños 50 de este cabecilla, con quien ya había sido relacionado como aquel que le brindaba seguridad tras su salida de prisión el 26 de agosto de 2014.
“Yo estaba en el hotel. En el lugar equivocado”, manifestó posteriormente “Popeye”, cinco años mayor que “Tom”, y quien fungía como jefe de sicarios de Escobar cuando este creó “la Oficina”, aquel lugar que a medida en que avanzaba la guerra declarada por el Cartel de Medellín contra el Estado para abolir la extradición fue mutando de oficina de cobro del narcotráfico a reclutar jóvenes de los barrios de la ciudad y sus alrededores que se organizaban en combos y bandas.
Uno de ellos era “Tom”, cuyas actividades delincuenciales se remontan a 1988 de acuerdo a la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional (Dijin). Tenía 21 años. Durante los 90, mientras “Popeye” se entregaba y “el Patrón” era abatido en el tejado de una casa de Medellín, gracias a la colaboración del grupo paramilitar de los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), entre quienes se encontraba Diego Fernando Murillo, alias “don Berna”, “Tom” desarrollaba junto a algunos familiares la banda “los Chatas” en su natal Bello.
“Tom”, junto a su hermano Elkin Alonso Mesa Vallejo, alias “Elkin Chata”, y Geová Buriticá Hincapié, llamado “Camilo Chata” o “el Viejo”, quien se apresta a ser su posible sucesor, comenzó a ampliar sus redes desde el barrio Las Cabañas (Bello) en el año 2000, cuando “don Berna” ya estaba a la cabeza de “la Oficina”. Este es quien les dio entrada a la organización, la cual en 2008, ante la extradición del mismo Murillo, quedó a merced de “Sebastián” en su guerra interna contra “Valenciano”. En 2012, “Sebastián” fue capturado, y en ese momento se registra el ascenso de “Tom” o “Ton” (abreviatura de “Dientón”), uno de los motes que recibió posiblemente por una prótesis que le implantaron frente a la pérdidas de algunos dientes frontales en su juventud.
Un año después fomenta una alianza con los Urabeños, lo que sumado a la sociedad que conforma con otros líderes en 2014 le da un alcance internacional que lleva a las autoridades estadounidenses a considerarlo dentro de la “lista ClIGNORE INTOn” como un objetivo de primer nivel. “Nosotros no capturamos cabecillas porque sí, el fin último es la construcción de confianza y de cultura de la legalidad”, sostuvo en declaraciones a El Colombiano el alcalde Federico Gutiérrez, quien hace cinco meses veía cómo su exsecretario de seguridad, Gustavo Villegas, era acusado por la Fiscalía de negociar beneficios para jefes de la “Oficina”.
No obstante, tras la detención de “Tom” en la cárcel de máxima seguridad La Paz de Itagüí, analistas advierten que no demorará en surgir otro cabecilla y que en medio de disputas internas aumentará el índice de homicidios en la ciudad. Coinciden en que lo importante es capturar los sistemas de flujo de dinero, lo que sería un golpe verdaderamente duro para estas organizaciones criminales.
“No crean en ningún momento que porque Pablo Escobar fue asesinado vilmente se va a acabar la violencia en Colombia. No sean ilusos (…) ¿Usted cree que el tráfico de drogas, que el narcoterrorismo se acabará con la muerte de Pablo Escobar?”, planteaba Alba Marina Escobar al interpelar a una periodista que cubría el multitudinario funeral de su hermano, tal como sucediera recientemente con el homenaje rendido en Carepa a alias “Inglaterra”, el segundo al mando del Clan del Golfo. Mientras Colombia continúe como el principal cultivador de hoja de coca, y así mismo el mayor productor de cocaína en el mundo, esta herencia criminal perdurará de manera sostenida.
Latin American Post | Federico Duarte Garcés
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