América: un continente en retroceso en protección de DDHH
EE.UU. fue incluido en esta ocasión por la amenaza que representa la retórica de Donald Trump
Amnistía Internacional (AI) publicó su reciente informe sobre el estado de los derechos humanos y las respectivas políticas que se llevan a cabo para proteger la integridad de las personas en 159 países del mundo. De acuerdo con el reporte, 2017 no fue un buen año para América Latina y los flagelos de violencia y discriminación hicieron retroceder la región en lugar de registrar avances.
Violencia, impunidad, violaciones a la libertad de expresión y represión a las minorías son las principales causas del deterioro en materia de derechos humanos en Latinoamérica que señala el informe. Allí se describe como el abuso de la fuerza de las autoridades se ha convertido en la técnica para silenciar opiniones y críticas al gobierno en países como Cuba, Venezuela y Paraguay.
El Salvador, México, Brasil y Honduras se posicionan como las naciones de la región con un disparado índice de violencia. En estas naciones pertenecer a la comunidad LGBTI, ser afrodescendiente, mujer o abortar son razones suficientes para desatar el odio y la agresión por miembros de la comunidad y el mismo estado. Latinoamérica ostenta la tasa de agresión no conyugal contra mujeres más alta del mundo. Los índices de feminicidios alcanzaron cifras elevadas durante el último año y los abusos contra las comunidades indígenas continúan agravándose.
Región impune y represora
México, Venezuela y EE.UU. fueron los países en donde Amnistía Internacional hizo un mayor énfasis por el deterioro de los derechos humanos. Del gigante norteamericano se destacó la denigrante construcción de un muro fronterizo, el cambio injustificado de las políticas migratorias y la retórica de odio y violencia liderada por el estado.
Según datos reunidos por el informe, 2017 fue el año más violento registrado en los últimos 20 años en México. Se contaron 42.583 homicidios, lo que equivale a un promedio de 117 muertes violentas cada día. Las desapariciones forzosas, impunidad y detenciones arbitrarias siguen siendo un factor sin resolverse en el país Azteca, nación que por cuarto año consecutivo, no entrega datos oficiales de los ciudadanos muertos o heridos durante enfrentamientos con la policía o el ejército.
Venezuela se posiciona por su parte como el tema que más preocupa a AI. Según la organización, este país afronta una de las peores crisis de derechos humanos de su historia reciente, “alimentada por una escalada de violencia promovida por el Gobierno”. En este país sudamericano la represión social, la falta de garantías para acceder a servicios de salud, comida y agua potable y la ola de inmigración masiva, representan la incapacidad del mandatario Nicolás Maduro de garantizar a sus ciudadanos los más básicos derechos humanos.
Como lo explica para agencias la agencia de noticias EFE, Erika Guevara, directora de Amnistía Internacional para América Latina, el fracaso de los estados para garantizar los derechos básicos de las personas, ha generado un descontento social que se utiliza por los políticos como discurso para dividir o ratificar propuestas poco sólidas y sin fundamento.
‘Paz’ con ausencia paz
Pese a la firma del acuerdo de paz firmado entre las FARC y el gobierno de Colombia, AI considera que el país no ha avanzado como debería en la protección de los derechos humanos y teme que los crímenes cometidos por el grupo insurgente queden en la impunidad. Aunque datos otorgados por el estado indican que el número de civiles muertos en acciones militares o paramilitares ha descendido, en algunas regiones de la nación el conflicto parece haberse intensificado.
Si bien el conflicto parece haber disminuido, los derechos de las comunidades indígenas y campesinas del país aún continúan siendo vulnerados, como también se observa en la comunidad femenina y menor de edad de Colombia, donde se reportan cada vez más agresiones sexuales contra estas.
En general Amnistía Internacional destacó en su informe que 2017 fue un año donde el odio y el miedo se convirtieron en el motor de la violencia: “El mundo fue testigo de un retroceso de los derechos humanos. Las señales de ese retroceso estaban en todas partes. En el mundo entero, los gobiernos seguían reprimiendo el derecho de manifestación, y los derechos de las mujeres cayeron en picado en Estados Unidos, América Latina, Rusia y Polonia”.
Latin American Post | Krishna Jaramillo
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