Ámsterdam: ¿nuevas reglas para visitar el Barrio Rojo?
No se podrá fotografiar ni mirar a las prostitutas que posan en sus escaparates
El icónico Barrio Rojo de Ámsterdam comenzará a aplicar a partir de abril una serie de restricciones para los miles de turistas y curiosos que cada año recorren sus calles atraídos por los escaparates en donde las prostitutas posan a la espera de conseguir clientes. Entre las medidas que ha tomado el ayuntamiento de la capital holandesa destacan las de no poder tomar fotografías a las meretrices, dar la espalda a las vitrinas o limitar las visitas en grupo a un máximo de 20 personas.
Según declara una de las trabajadoras “no solemos tener problemas con los turistas, estamos acostumbradas a sus reacciones siempre que muestren respeto por nosotras, por eso vemos normal que se sorprendan, toquen el escaparate o nos hagan fotos, pero siempre dentro de unos límites”. Las prostitutas del Barrio Rojo se caracterizan por ejercer libremente su profesión, sin estar sometidas a mafias o proxenetas.
Estas medidas surgen de las exigencias de las meretrices al ayuntamiento de la ciudad para preservar su intimidad. “Nosotras llevamos a cabo un trabajo como otro cualquiera, tenemos obligaciones, pagamos impuestos y debemos ser respetadas como cualquier tipo de empleada”, dijo una de ellas. De ahí la obligación a los grupos de turistas de dar la espalda a los escaparates cuando estén atendiendo la explicaciones de los guías que los acompañan por este sector.
Según cifras oficiales, en el área de De Wallen –nombre en neerlandés del Barrio Rojo- puede llegar a acumular hasta 27 grupos con decenas de turistas cada hora en los momentos de mayor afluencia, lo que genera incomodidad en las prostitutas por el continuo trasiego de curiosos. Hasta ahora los guías no necesitaban autorización para organizar visitas, pero a partir de abril sí será obligatorio tramitar este permiso.
Los visitantes tampoco podrán consumir drogas o alcohol durante las visitas, que no podrán terminar más tarde de las 11 pm y los guías deberán comunicar a su grupo las nuevas normas antes de que comience cada recorrido. Si no se cumplen estas reglas, estos profesionales turísticos enfrentarán una multa de 190 euros si son independientes o de hasta 950 si trabajan para una agencia, perdiendo de forma definitiva su permiso para ejercer este trabajo si cometen tres infracciones.
Ámsterdam también está estudiando la posibilidad de crear un impuesto extra a quienes participen en las visitas guiadas, siempre y cuando sea fiscal y legalmente viable.
Este paquete de reglas y restricciones nace de un acuerdo que firmaron de forma voluntaria las compañías de turismo para mejorar la relación entre los turistas y quienes trabajan en el famoso barrio, que es visitado cada año por 200.000 personas y cuenta con más de 400 escaparates dedicados a la prostitución.
Aunque, en general, la convivencia es buena, se han registrado algunos episodios desagradables en este sector, sobre todo durante la madrugada, debido a turistas en alto estado de embriaguez que creen que pueden molestar o hacer propuestas indecentes a las prostitutas. Hay que recordar que estas trabajadoras tienen un status especial y pagan una elevada renta por tener su sitio en uno de estos escaparates.
Latin American Post | José María González Alonso
Copy edited by Laura Rocha Rueda