La región no puede ser ajena a la situación actual en el Medio Oriente, ya que puede conllevar a una fractura en el continente americano 

La disputa entre las dos potencias musulmanas del Medio Oriente, Arabia Saudita e Irán, comienza a tensarse y a proponer un posible escalonamiento de las agresiones verbales. Con estas actuaciones, se pone en riesgo una de las zonas más inestables a nivel político que vive con el latente miedo de un conflicto.

Pero, así como el problema viene de tiempos anteriores, varios acontecimientos llevaron a que la crisis explotara en este presente. El primero de ellos fue el anuncio de Saad al Hariri de renunciar como primer ministro de Líbano, el cual fue hecho desde Riad, Arabia Saudita. Hariri, en su anuncio, aparentaba estar temerosos y acusó a Irán de crear desorden y destrucción en la región. Además, mencionó temer por su vida en Líbano.

El segundo evento que desato la crisis fue un misil de largo alcance disparado por rebeldes Houthi de Yemen que fue interceptado por el sistema antimisiles saudí. Arabia Saudita acusó al régimen iraní de proveer los misiles a los rebeldes de Yemen y, en su efecto, la tensión creció entre los dos países al punto de que el presidente iraní, Hassan Rohani, le sugirió a Arabia Saudita que no cree conflictos donde no los hay. “Queremos el bien y el desarrollo de Yemen, de Irak, de Siria e incluso de Arabia Saudí. No hay más vías que las de la amistad, la fraternidad y la ayuda mutua”, declaró Rohani haciendo alusión que no fueron ellos quienes suministraron el misil lanzado.

Una tercera acción causó sorpresa en toda la región. El príncipe Mohammed bin Salman hizo una purga a la esfera más importante del país; decenas de príncipes, millonarios y exministros fueron detenidos o despedidos, que, para analistas como Yezid Sayigh del Centro Carnegie de Medio Oriente, es la forma en la que el príncipe pone de manifiesto su control veraz sobre el país y afirma su presencia en el extranjero.

Para Latinoamérica, la situación no debe pasar desapercibida; hay los lazos entre las dos regiones que no deben ser olvidadas. Cabe recordar el acercamiento que se ha mantenido entre Venezuela e Irán desde la época de Hugo Chávez. Por esta razón, se puede asumir que, en caso dado que la tensión entre los países del medio oriente llegue a aumentar, el país suramericano apoyará a su aliado. 

Por otro lado, debido a la importancia geopolítica de la región, un conflicto bélico que involucrara a los miembros más sobresalientes de la OPEP influiría en los precios de los insumos energéticos. Como consecuencia, la economía de América Latina se vería afectada y buscaría evitar cualquier catástrofe económica que pudiese ocurrir. Se debe tener presente que las economías de las naciones de la región dependen fuertemente de la extracción de crudo y su precio; una variación drástica pudiese hacer que potencias latinoamericanas se vean afectadas. 

Latin American Post | Carlos Eduardo Gómez Avella

Copy edited by Susana Cicchetto