El presidente Mauricio Macri ordenó la reducción del 25% de los cargos públicos y la congelación de salarios de altos funcionarios durante 2018

“El ejemplo nace desde casa”, reza el dicho latino que buscar aseverar que hay que actuar de buena manera para poder luego exigir lo mismo. Algo similar está sucediendo en la alta cúpula argentina donde desde la presidencia de Mauricio Macri ordenó la reducción del 25% del gabinete de funcionarios públicos, así como la congelación de sus salarios durante el 2018.

“Vamos a reducir uno de cada cuatro cargos públicos del poder ejecutivo nacional. Este año los funcionarios no tendrán aumento de sueldo. A partir de ahora, los familiares de los ministros no van a poder ser parte del gobierno”, dicta la orden del primer mandatario argentino, dando respuesta a las polémicas que se habrían generado en torno a la falta de medidas por implementar en estas costumbres “peronistas” y, tras las querellas que ha despertado el ministro de trabajo Jorge Triaca, quien tiene a parte de su familia en puestos de confianza del Ejecutivo.

Hay que destacar que esta medida también busca tener un impacto en la economía argentina, puesto que el comienzo de año no ha sido favorable debido a que cerraron 2017 con una inflación del 25% y con altercados entre manifestantes y policías en el Congreso por la reforma política de pensiones.

Es de considerar que, con la entrada en vigencia de esta orden presidencial donde saldrán de su cargo alrededor de 1000 empleados públicos y la congelación de salarios de 500 altos cargos, se prevé un ahorro de $1.500 millones de pesos (unos $75 millones de dólares) para el ejecutivo.

Asimismo, Macri instó a las demás administraciones públicas de todas las jurisdicciones a tomar medidas similares con el fin de garantizar la integridad y la transparencia en la política nacional.

Para entender la dimensión de esta orden, hay que considerar que los ministros y altos cargos en Argentina son acreedores de salarios altos con relación al resto de la población donde, además, estadísticamente existe un 30% de pobreza.  

Por un lado, Mauricio Macri cobra $200.000 pesos brutos al mes (USD $10.000 aproximadamente) y la plusvalía para los ministros es de $150.000 pesos (USD $7.500).

Además, es una costumbre adquirida en el país sureño designar a familiares en cargos públicos, incluso con casos en las provincias donde las presidencias son sucedidas por hermanos. Es así como esta medida de Macri envía un mensaje contundente de dar fin a tradiciones peronistas, aunque hay un largo trecho por recorrer.

Descontento sindicalista

Desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de Argentina, el mayor sindicato de funcionarios del país, hubo un fuerte rechazo a estos anuncios presidenciales, incluso tildandolos como procedimientos “demagógicos”.

Incluso, la secretaria de Organización del Consejo Directivo Nacional de la ATE, Silvia León, aseveró en que estas decisiones parecen “una tomadura de pelo” y advirtió que “no tienen un impacto real en el Estado”.  

Adicional a estas aseveraciones, León también advirtió que desde el Gobierno no se están escuchando las movilizaciones populares que reclaman la actualización de los salarios del resto de los funcionarios e insistió en la demora de la decisión que los familiares no puedan tomar altos cargos públicos luego de ya haberse dado casos.

No al pesimismo

Luego de su gira por Davos, Rusia y Francia, el primer mandatario argentino arrancó con fuerza y dando un mensaje a los analistas políticos y encuestas que determinaban que Macri iba a optar por el pragmatismo de no buscar reformas profundas que enfrenten a los sindicatos, para no generar enfrentamientos en la calle, como ocurrió en diciembre.

El presidente argentino negó estas aseveraciones e insistió en que “el cambio va en serio” y que hay que abandonar la idea pesimista que “no se puede cambiar el país”. A su vez hizo énfasis en que va a transformar la cultura del poder en Argentina con un tono de molestia tras la crítica de analistas y medios que han apoyado los cambios propuestos por Macri.

Latin American Post | Julio Abella  

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